Por Nelson Lombana Silva
El hecho más esperado en la mesa de conversación de la Habana (Cuba) entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el presidente de Juan Manuel Santos Calderón, ocurrió ayer cuando los medios anunciaron la firma del acuerdo final.
La firma del documento final por parte de los negociadores: Iván Márquez y Humberto de la Calle Lombana, después de la lectura del documento por parte de los garantes de dichas conversaciones, constituye una decisión histórica de singular valor para la paz colombiana, latinoamericana y mundial.
Como bien lo dijo el presidente de la república en su alocución el acuerdo es el que se firmó. Es decir, ni más ni menos. Ahora corresponde al pueblo colombiano avalarlo participando activamente del plebiscito con el Sí.
No es una tarea fácil por la desinformación que hay, por el poco favor que a la paz le han hecho los medios masivos de comunicación y el mismo gobierno nacional. Sin embargo, es un desafío que debemos asumir todos los colombianos y todas las colombianas con decisión, convicción y compromiso histórico y revolucionario.
No hay que perder un minuto en esta singular tarea de hacer pedagogía por la paz, actividad que consiste fundamentalmente en socializar los puntos centrales del acuerdo para que el constituyente primario sepa con certeza cómo lo afecta directamente.
El plebiscito será el domingo 2 de octubre, ha dicho el presidente Santos. En el caso de Ibagué coincide con la consulta ambiental, lo cual hace más compleja la tarea. Le tocaría decir a los ibaguereños sí al plebiscito y no a la megaminería.
Humberto de la Calle Lombana dijo en su intervención que se había llegado al fin del conflicto armado. “La guerra ha terminado”, dijo. Por su parte, el comandante Iván Márquez, señaló que la firma del acuerdo que pone fin al proceso de diálogo no era un punto de llegada, sino un punto de partida en la dinámica de materializar la paz en Colombia.
Es decir, el sueño de materializar la paz comienza con el cumplimiento de las partes de todo lo acordado y pactado durante estos cuatro años largos de conversación.
“La firma del acuerdo – dijo el comandante Iván Márquez – es la más bella de todas las batallas. Hemos cerrado en el día de hoy en la Habana (Cuba), el acuerdo de paz más anhelado de Colombia: Tierra, Democracia, Víctimas, Política sin armas, implementación de acuerdos con veeduría internacional, son entre otros, los elementos de un acuerdo que tendrá que ser convertido, más temprano que tarde, por el constituyente primario en norma pétrea que garantice el futuro para todos y todas”.
Agregó: “Podemos proclamar que termina la guerra con las armas y comienza el debate de las ideas. Hemos concluido la más hermosa de todas las batallas, la de sentar las bases para la paz y la convivencia”.
Subrayó: “El acuerdo de paz no es un punto de llegada, sino el punto de partida para que un pueblo multiétnico y multicultural, unido bajo la bandera de la inclusión sea orfebre y escultor del cambio y la transformación social que clama las mayorías”.
Dijo también enfáticamente el comandante Iván Márquez: “Tendremos paz si se respetan los acuerdos”. Llamó a la comunidad internacional a estar pendiente de estos acuerdos y al pueblo colombiano a asumir una participación activa y propositiva.
Señaló también que en los próximos días se realizaría la conferencia nacional guerrillera, máxima instancia de esta organización alzada en armas, conferencia en la cual se socializaría los acuerdos y se definiría la continuación de la lucha por otros caminos y métodos pero siempre apuntando al objetivo estratégico presupuestado desde el 20 de julio de 1964 en las montañas ariscas del sur del Tolima.
El momento es histórico, no hay dudas. Corresponde a la izquierda estar a la altura de los acontecimientos con profundo espíritu unitario. La unidad es fundamental en todo este proceso de lucha por la democracia y la perspectiva de socialismo en Colombia.
Terminó el comandante guerrillero su intervención gritando un viva a Colombia y un viva a la paz. El pueblo colombiano sabrá interpretar correctamente el momento histórico.
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