lunes, 8 de agosto de 2016

Feroz campaña calumniosa contra el alcalde Jaramillo Martínez


 Por Nelson Lombana Silva

La mezquina, reaccionaria y espuria burguesía ibaguereña, seguramente alimentada por las multinacionales y transnacionales, especialmente Anglo Gold Ashanti y posiblemente el narcotráfico, se viene lanza en ristre contra la administración municipal que preside en Ibagué el médico Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez, para lo cual se arma de abogadillos de pacotilla y medios de comunicación hace rato comprados por la transnacional Anglo Gold Ashanti.



En esa trinca de todos contra uno como en la obra literaria Fuente Ovejuna, lo más descompuesto de la clase dirigente que siempre ha tenido el poder en esta ciudad de 600 mil habitantes para satisfacer sus apetitos personales, sale a maullar lanzando calumnias a diestra y siniestra, con el maligno propósito laureanista de que de la calumnia algo quedará.


Algunos concejales que no dijeron ni “mú”, durante la descompuesta administración municipal del anterior mandatario, Luis H. Rodríguez, ahora salen de sus madrigueras sucias a despotricar contra esta administración municipal con toda clase de especulaciones y análisis sesgados tratando de minar la imagen de un alcalde soberbio, pero decente y pulcro en el manejo de la cosa pública.


Qué ironía. Los que ayer fungían de corruptos, hoy pretenden posar de “honestos” y se van contra el buen nombre de una persona que ha ocupado distintos espacios en la vida pública con transparencia y alto grado de responsabilidad. Dos veces gobernador y parlamentario, para solo colocar un par de ejemplos.


El fondo del problema es evitar que el médico Jaramillo, que anda para todos lagos con un perrito, no cumpla con su propuesta de gobierno, se derechice y permita que la corrupción siga campante.


Se podría decir incluso, que hay elementos de clase que inciden poderosamente en la campaña de la pútrida oligarquía ibaguereña por desdibujar la imagen y en consecuencia la administración municipal del doctor Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez.


Le quiere cobrar su postura frente a la paz y los diálogos de la Habana, su concepción humanista y antimilitarista, pero también la decisión irrevocable de defender el medio ambiente, la naturaleza en su conjunto, de la ambición desbocada de las multinacionales y transnacionales.


Así las cosas, se podría deducir que quienes están detrás de los arteros ataques contra el mandatario municipal no son simples “loquillos lunáticos”, sino verdaderas estructuras que actúan a la sombra y con sigilo. Estarían – por ejemplo – el club de corruptos que se sienten al descubierto, ex alcaldes de proceloso pasado, la mano negra de los milicos, el gobernador Oscar Barreto Quiroga, el mismo presidente Santos y los medios de comunicación que estaban acostumbrados a recibir grandes sumas de dinero y que con Jaramillo no ha sido posible, porque seguramente hay otras prioridades.


En esas circunstancias, con todas las diferencias ideológicas y políticas que se puedan tener con el burgomaestre, lo correcto es apoyarlo con decisión y sin ambages, porque en el fondo lo que está en juego es un proyecto político distinto al tradicional que tanta tragedia le ha significado a sus habitantes.


No hay que asumir una postura contemplativa simplemente. Hay que acudir a la acción de masas, para lo cual hay que romper el vergonzoso cerco mediático, la desinformación y la calumnia que viene imponiendo este grupo oscurantista que le rinde culto a la corrupción y a la brutal explotación del hombre por el hombre.


Sería importante una cumbre de Partidos y movimientos sociales que ayudaron al burgomaestre a llegar a la alcaldía, para asumir colectivamente acciones que le cierre el paso a ese grupúsculo enemigo de la comunidad y amigo del dinero, así éste esté salpicado de sangre, corrupción e infamia. Debemos buscar ahora más que nunca caminos de unidad. De lo contario, estaríamos condenados a otros cien años de soledad, como diría Gabriel García Márquez. El árbol no puede ser impedimento para ver el bosque.

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