El Carnaval por el Agua y la participación ciudadana. Foto: La revolución vinotinto |
Parece una frase irónica o quizás contradictoria y exagerada. Sin embargo, una vez se coloca en contexto bajo una lógica y un análisis riguroso, la primera impresión se borra y emerge el contenido en su real dimensión. Entonces se comprende que esta consigna no es más que un dramático llamado a interpretar correctamente el mensaje que quiere transmitir el comité ambiental.
¿Para qué el oro sin agua? Nadie podrá calmar la sed, ni cocer los alimentos si no tiene agua pura y saludable. El 70 por ciento del organismo humano es líquido, la partecita de agua pura es mínima en el planeta. Así las cosas, no resulta exagerado decir: “El agua vale más que el oro”.
Este preciado líquido, resultado de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, está amenazado por la locomotora minero – energética del presidente Santos. Su inminente amenaza a lo largo y ancho del país, se hace cada vez más evidente en la medida en que las multinacionales y transnacionales extienden sus tentáculos depredadores sin control alguno.
Una de esas transnacionales que hace presencia en el Tolima y concretamente en la ciudad de Ibagué, es Anglo Gold Ashanti. Tiene su mirada de águila imperial clavada sobre el hermoso cañón del Combeima, de donde los ibaguereños tomamos el preciado líquido a diario para nuestros alimentos, aseo personal y muchas otras actividades.
No es casual que los ambientalistas vengan luchando por denunciar lo catastrófico que sería permitir esta depredadora política extractivista en este municipio de 600 mil habitantes. Es un crimen atroz contra el medio ambiente. Hay quienes sostienen que para sacar un miserable gramo de oro hay que remover más de 80 toneladas de roca. Un gramo de oro para adornar una gargantilla, un simple anillo o pulsera, al precio de remover ochenta toneladas de roca.
Satisfacer el ego de una persona, sacrificando la madre naturaleza y a la par de ella, generaciones completas de seres humanos. ¿Tendrá sentido y lógica? Por supuesto que no. Sin embargo, si no salimos todos y todas a participar de la consulta popular ambiental el 2 de octubre en esta ciudad musical de Colombia, la transnacional Anglo Gold Ashanti se saldrá con la suya y hará de esta ubérrima región, un triste y apocalíptico desierto donde ni siquiera las cucarachas reinarán.
¿Qué es una consulta popular? La ley 134 de 1994, la define como un mecanismo de participación ciudadana mediante el cual se convoca al pueblo para que decida acerca de algún tema de vital importancia para la ciudadanía, que puede ser nacional, departamental, municipal, distrital o local. Este mecanismo tiene una serie de pasos o requisitos que hay que cumplir tal como lo estipula esta ley.
En el marco de esta norma constitucional, el alcalde municipal Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez, ha invocado este mecanismo de participación ciudadana para que se pronuncie el pueblo ibaguereño libre y soberanamente y fije su posición clara, precisa y concreta sobre candente tema.
Es clara la intencionalidad, tanto del burgomaestre como de los ambientalistas: Facilitar la participación directa de las comunidades, respondiendo conscientemente la siguiente pregunta:
“¿Está usted de acuerdo, Sí o No que en el municipio de Ibagué se ejecuten proyectos y actividades mineras que impliquen contaminación del suelo, pérdida o contaminación de las aguas o afectación de la vocación agropecuaria y turística del municipio?” La respuesta debe ser clara y contundente: NO.
El Partido Comunista Colombiano – local Ibagué – en la conferencia del pasado 6 de agosto, llamó a respaldar la consulta popular ambiental, señalando categóricamente: “Hay que votar NO a la megaminería, por cuanto de lo que se trata es de defender nuestro medio ambiente amenazado por la locomotora minero – energética del gobierno nacional”.
En ese sentido, los comunistas llaman a la comunidad a participar activamente, a no asumir una postura pasiva y a esperar que otros decidan por nosotros. Señalan: “Se deben crear comités de impulso en barrios y veredas de la ciudad musical de Colombia para impulsar esta iniciativa trascendental para el presente y futuro de la humanidad”.
Se necesita una votación “arrolladora” por cuanto nadie desconoce la monstruosidad de las transnacionales, que en el caso particular del Tolima ya tienen comprometido para sus mezquinos intereses imperiales más del 90 por ciento del periodismo. Además, tienen mucho dinero “sucio” para comprar conciencias débiles y sumisas que solo piensan en el hoy y nada en el mañana. Así las cosas: ¡Manos a la obra!
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