viernes, 5 de agosto de 2016

“En el postacuerdo es obligatoria la unidad”: Imelda Daza Cotes

Imelda Daza Cotes, interviene en la Asamblea Departamental del Tolima. Foto Nelosi.
Por Nelson Lombana Silva


De gira por el departamento de Tolima, la carismática y valiente dirigente nacional de la Unión Patriótica, Imelda Daza Cotes, habló en la asamblea departamental, al término de su intervención le concedió a la página web: www.pacocol.org exclusivo reportaje, en el cual aborda distintos temas de actualidad nacional, relacionados principalmente con la paz y el proceso de diálogo de la Habana, entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC – EP) y el gobierno nacional de Juan Manuel Santos Calderón.



Embriagada de optimismo Imelda Daza Cotes dice que el proceso de paz es irreversible. Incluso, se atreve a vaticinar que antes de terminar este mes se podría dar la gran noticia que tanto esperan el pueblo colombiano y la misma comunidad internacional. “Yo creo que ya es irreversible, yo confío en que a fines de este mes se firme el acuerdo definitivo”, indicó.


Relató detalles del más reciente atentado contra su humanidad y su vocación irrenunciable de seguir batallando por la paz y los cambios urgentes que necesita el país. Señaló enfáticamente que en el postacuerdo es urgente, obligatoria la unidad de la izquierda y del pueblo colombiano en su conjunto. “En el postacuerdo es obligatoria la unidad”, subrayó. Agregó: “Nosotros debemos ser los abanderados de la unidad”.


De igual manera, la líder nacional indiscutible de la Unión Patriótica, Imelda Daza Cotes, dijo que la izquierda debe superar la simple oposición y plantearse con decisión el tema del poder. “Hay que desarrollar la vocación por el poder”, señaló.


Definió hermosamente la regia personalidad del comandante guerrillero, Simón Trinidad, al decir: “Es un hombre que yo defino como lo más grande, lo más digno y lo más honrado que ha parido Valledupar”.


Vuelve a ser optimista al decir que tiene la esperanza de que sea liberado de las mazmorras del imperialismo norteamericano. Dice que a pesar del hermetismo de los comandantes guerrilleros que hay en la Habana sobre el particular, resulta posible su libertad. Guarda la esperanza de volver a abrazarlo y festejar todos estos acontecimientos con mucha fuerza y camaradería.


El reportaje completo es el siguiente:


-         Imelda Daza Cotes, viene usted recorriendo el país hablando de paz y de los acuerdos de la Habana (Cuba). ¿Qué sabores y sin sabores le deja hasta ahora esta gira maratónica por Colombia?


Efectivamente, llevo desde mediados de febrero recorriendo el país, en su mayor parte la costa Atlántica, la he recorrido ya tres veces, pero también muchas otras ciudades. Sin sabores ninguno, salvo el atentado de que fui víctima o fuimos víctimas en Cartagena el 6 de mayo.


Ese día se intentó dar un golpe brutal al proceso de paz, porque las víctimas pensadas o calculadas éramos 18 personas pertenecientes a Marcha Patriótica, Juventud Rebelde, Juventud Comunista, Partido Comunista y Unión Patriótica.


El intento fue brutal. El ataque tuvo plan A y plan B, pero gracias a la reacción oportuna y rotunda de mis escoltas y de un escolta de un líder sindical, salimos ilesos. Ese ha sido el único sin sabor, que pretendió de todas maneras paralizarnos, asustarnos, amedrentarnos, pero la verdad fue que, aunque el susto fue terrible y la conmoción enorme, yo recibí llamadas de la embajada de Suecia en Colombia invitándome a regresar a Suecia, a casa, me dijo, a regresar a casa lo más pronto posible.


De igual manera, me llamaron periodistas desde Suecia, preguntándome igual, que cuando regresaba a casa, que era una lástima que en Colombia no se pudiera hacer política por medios correctos, legales, en fin.


Esas dos propuestas como que me sacudieron y me pusieron en el escenario de exiliada otra vez y no, no y no. Definitivamente no, yo pienso todavía que la intención de los enemigos de la paz, es paralizarnos, es llenarnos de miedo y no debemos admitirlo. Lo que yo solicité al gobierno nacional que se mostró muy solidario, exigir reforzamiento de mi esquema de seguridad y así he seguido trabajando.


Yo no soy para nada paranoica. No sufro de esos miedos compulsivos y no soy nada pesimista. Entonces yo no ando pensando en que aquí me va a pasar esto, o en que allí me va a pasar aquello. No, yo dejo esa responsabilidad en mis escoltas, confío plenamente en el profesionalismo de ellos, en el interés verdad de atender su obligación de protegerme y con eso me tranquilizo; lo que recibo de otra parte de la gente con la que converso son voces de entusiasmo.


A todas partes donde voy, quieren que vuelva, quieren que regrese, quieren que sigamos hablando. El tema de la paz no se termina, el sueño de otra Colombia tampoco, la gente quiere preguntar más, la gente quiere saber más, quiere debatir mucho y donde he encontrado gente opuesta al proceso, la verdad conmigo se han mostrado muy respetuosos, hacen comentarios de alguna manera temerosos, hace poco hubo en Valledupar un foro sobre la paz con Humberto de la Calle y con Sergio Jaramillo, gobernador, alcalde de Valledupar.


Me tocó sentarme al lado de cuatro de esos conocidos míos de ultra derecha que yo sé que son uribistas, han apoyado el paramilitarismo, debieron celebrar cuando yo tuve que irme de Valledupar y debieron lamentar cuando regresé. Sin embargo, ahí nos encontramos, nos saludamos, conversamos y ellos lanzaron así expresiones en contra del proceso que yo respondí al momento, muy puntualmente y no sigue la discusión. Me da la impresión que tampoco tienen argumentos. Son neciamente opuestos a la paz, pero la verdad carecen de argumentos, porque uno de ellos me dijo, por ejemplo: “Es que cómo se va a admitir y cómo vamos a estar contentos con ese proceso cuando el acuerdo número uno es la expropiación de tierras”. Le dije: “¿Lo ha leído?” Me dijo: “No lo he leído, pero a mí me han contado”. Le dije: “No creas en esas fuentes, mira en la página tal y le indiqué y léete el acuerdo. Esa palabra expropiación no existe. No se menciona ahí para nada. Eso es falso. Si eso es lo que te hace ser opuesto, tiene que votar sí al plebiscito porque eso es mentira”.


Agregó: “No que además a esos guerrilleros que los van a becar y que se van para Europa a estudiar”. Le dije: “¿Quién dijo eso? ¿Dónde lo has leído? ¿Quién te lo informó? ¿Tú crees que una gente que luchó 50 años haciendo la guerra contra un sistema al que se oponen, después de todo se van a ir a vivir a la aburrida Europa? Ni locos. Eso no tiene sentido, eso es absurdo”. Y así son los argumentos de ellos, la verdad no tienen mucha fuerza.


Me preguntaron que qué iba a hacer la guerrilla con tanta plata que tenía. Le dije: “¿Dónde la tienen depositada? ¿Cómo supiste tú? ¿Qué fuentes te informan?”. Me contestó vagamente: “Eso es lo que se dice”. Le dije: “Se dice, pero uno tiene que hablar con base en fuentes veraces, creíbles”.


Entonces, ni siquiera con ellos así hubo encuentros agresivos ni nada. Los enemigos del proceso carecen de argumentación. Uno observa en Uribe la desesperación de ponerse a recoger firmas, firmas para qué, a dónde van a dar esas firmas, a quién se las va a entregar, qué incidencia van a tener: Ninguna.


El mismo no al plebiscito no tiene ninguna consecuencia legal, sino se aprobara el plebiscito, fuera mayoritario, que yo sé que no va a ser así, deslegitimaría el proceso, pero no lo anularía, ni más faltaba. O sea, el plebiscito se hace para refrendar los acuerdos, pero la refrendación es una cuestión de legitimidad solamente. Legitimidad política, legitimidad social. No tiene implicaciones jurídicas. Ninguna.


-         Sobre esto quiero preguntar. Hay una preocupación porque la Corte Constitucional dice que el acuerdo sería incorporado a través del congreso de la república. No quedaría automáticamente en la constitucionalidad. ¿No es una trampa del gobierno contra el proceso de paz de la Habana?


Los acuerdos tienen que ser normativizados para ser implementados. Y cuando sean normas, pues son de obligatorio cumplimiento.


-         Pero lo hace el congreso…


Lo va a hacer el Congreso. Sí. La normativización la va a hacer el Congreso, es parte de la implementación.


-         ¿No le irá a pasar a ese acuerdo final, ojalá no sea así por supuesto, lo que le pasó a la constitución nacional de 1991, que se aprobó un estructura progresista, pero el congreso hizo una contra reforma reaccionaria totalmente, al extremo de hoy poder decir que la constitución nacional es una colcha de retazos que no responde a las expectativas del pueblo colombiano?


Sí. Bueno, en este país hecha la ley hecha la trampa. Creo que nos toca es a nosotros los que hemos defendido el proceso, llenarnos de rigor, llenarnos de argumentos y de mecanismos para defender esto, que con tanto esfuerzo, se ha logrado.


Ahí hay también participación de la jurisdicción internacional, porque los acuerdos van a tener ese carácter. Claro que aquí también firmamos la Convención de Derechos Humanos y se incumple todos los días. Pero, creo que es también de voluntad nuestra de prepararnos para la defensa.


-         Compañera Imelda Daza Cotes: ¿No estaríamos ensillando antes de traer las bestias? Es decir, ya se da como un hecho que este proceso es irreversible. ¿Usted no cree que sea muy arriesgado hablar así?


Yo creo que ya es irreversible, yo confío en que a fines de este mes, se firme el acuerdo definitivo. Se están discutiendo cosas muy delicadas como la amnistía, pero yo no creo que Santos deje fracasar. Yo creo que él va a ceder en ese punto. Y que pronto tendremos el acuerdo definitivo.


-         Hay quienes dicen que ejerce mucha presión los Estados Unidos. Incluso, hay quienes dicen que son ellos los que finalmente deciden sobre esto. ¿Cómo ve usted esta situación?


No, Obama ha dicho contundentemente que ellos respaldan el proceso de paz, porque les conviene también, es que la guerra a ellos les ha costado mucho, la guerra nuestra. A Estados Unidos le ha costado muchísimo esta guerra, y ellos no tienen una situación financiera que les permita estar invirtiendo en una guerra que sería eterna, entonces prefieren terminarla, dar un aporte que para ellos no es mucho para inversión en la paz y despojar territorios que hoy ocupa la guerrilla, en donde hay enormes fuentes de agua que a ellos les interesa, tierras para cultivar palma africana, caña de azúcar y producir etanol y, son territorios riquísimos en recursos naturales que entonces vendrán ellos con sus transnacionales a explotarlas. O sea, ellos tienen intenciones clarísimas en este proceso, que les representa más beneficios que sostener la guerra. Así de racional es.


-         En el caso del departamento de Tolima, el Partido Comunista, entre otras fuerzas de izquierda, ha participado en la creación de una mesa interpartidista en la que hay partidos de derecha y de izquierda. ¿Cómo analiza usted esta iniciativa?


Extraordinaria. Me parece extraordinaria, creo que es lo que se impone en este momento: La unión de fuerzas para trabajar por el sí al plebiscito, y esa unidad tiene que ser muy amplia, debe abarcar a personas que representen a la mayoría del pueblo colombiano. Ahí, hay liberales, conservadores, hay muchísima gente sin partido, hay los que se llaman de centro, partidos de izquierda, centro izquierda… o sea, todo el panorama político es viable de convencer para que se vincule al trabajo por el plebiscito y por la paz.


Yo creo que nosotros, la gente de izquierda que tiene más claridad frente al problema, tenemos que hacer el gran esfuerzo de convocar a esos otros sectores para juntos, trabajar por la paz.


-         Usted habla con mucha sinceridad y seguridad de perdonar. Después de tanto daño que le han hecho a usted, ¿Sinceramente sí está usted en condiciones de perdonar?


Sí. Sí creo e invito a hacerlo, porque no hay otra alternativa para lograr la reconciliación y la vida en paz. El perdón nos ayuda, nos enseña a ser tolerantes. Yo soy guajira. Y en ninguna otra región de este país se ha cultivado tanto la venganza como allá, ha hecho parte de nuestra cultura. Pero de la venganza yo digo que ojo por ojo y todos quedamos ciegos. Entonces qué más podemos esperar de los victimarios, de los que cometieron el genocidio contra la Unión Patriótica. ¿Producirá placer de verdad verlos pasar sus últimos días en la Picota, o en Cómbita? A mí eso no me produce ningún placer. Yo sí quiero es saber quiénes fueron, para saber que a ese es que tengo que perdonar. Y él cargará con su culpa y con su conciencia, pero sí quiero saber quiénes fueron. Eso me intriga mucho más que saber que lo lleve a una cárcel. Creo que debemos un poco repetir lo que dijo Alan Jara en Valledupar: “Hay que mirar no tanto el espejo retrovisor, hay que mirar el panorámico que tenemos al frente. Mirar más el futuro que ese pasado de amarguras y de dolores”.


-         Usted también es una gran dirigente nacional de la Unión Patriótica. ¿Cuál es el futuro de la Unión Patriótica y cuál es el papel que puede jugar o viene jugando en este proceso histórico?


Bueno, trabajamos muy duro por el fortalecimiento de la Unión Patriótica en todo el país, porque estamos llamados a cumplir un papel importante en el período que se viene de postacuerdo.


En el postacuerdo es obligatoria la unidad, es una tarea fundamental. La unidad primero de la familia comunista: Partido comunista, Unión Patriótica, Marcha Patriótica, con Juventud Comunista, Juventud Rebelde.


Nosotros que entendemos el problema, nosotros que tenemos la razón, pues tenemos que ser suficientemente razonables para unirnos nosotros, cada uno con su propio perfil, con su propia identidad, con su propia organización. Unidos así para desarrollar la unidad de acción y eso nos permitirá, nos facilitará la unidad con los otros movimientos alternativos: Polo Democrático, Alianza Verde, MAIS, Progresistas y demás sectores liberales, también posiblemente sectores conservadores y muchísima gente sin partido que hay en este país.


Nosotros debemos ser los abanderados de la unidad. Y en eso la Unión Patriótica tiene toda la autoridad moral y política para reclamar un puesto en esa lucha por la paz, porque nosotros nacimos abanderados de la paz.


-         ¿Cómo debemos prepararnos para recibir el movimiento que seguramente va a traer a la vida política abierta a la guerrilla?


Sí, vamos a tener ahí otro movimiento, claro. Bueno, hay que esperar que venga a ver  cómo se plantea, pero con seguridad que no va a ser difícil entrar en conversaciones, discutir con ellos y trabajar la unidad con ellos también, desde luego.


-         ¿Qué consejos prácticos le dejaría a los tolimenses e incluso, a la comunidad internacional, sobre la pedagogía por la paz en momentos cruciales para Colombia?


Yo creo que es disponernos de la mejor manera para festejar ese día de la firma del acuerdo definitivo. Será un día de júbilo nacional. Es el fin de una era de horror, que nunca debimos padecer.


Pero, además de eso, creo que debemos disponer nuestro sentimiento, nuestro espíritu hacia la unidad del pueblo colombiano, porque nos corresponde ahora desarrollar la vocación por el poder.


No hay otra forma, ya definitivamente es la lucha electoral lo que nos brinda la oportunidad de tomarnos el poder y para ello hay que desarrollar la vocación por el poder y un compromiso en serio. Hay que comprometernos en serio en la implementación de los acuerdos, en la veeduría de los mismos y en el trabajo por superar tantas dificultades que hay.


Nos quedan todos los conflictos por resolver. El conflicto político, la falta de democracia, el conflicto económico, la inequidad y el conflicto social, la falta de movilidad social que hay en este país. Lo único que resolvemos con los acuerdos, es el conflicto armado, pero es bastante, claro, porque ya sin los fusiles disparando la cosa es bien diferente a nosotros que nos ha tocado siempre hacer política en medio de la guerra, ahora vamos a tener una condición, muy distinta para poder actuar. Yo creo que es favorable. Hay derecho a ser optimista, hay condiciones para pensar en un futuro mucho mejor.


-         Ojalá no nos obnubilemos en esas posibilidades que usted plantea, por cuanto estamos acostumbrados a navegar contra la corriente de la violencia, ahora que se vislumbra la paz es distinto. ¿No le parece a usted?


Bueno, es mucho mejor excederse en optimismo que en pesimismo. Si yo me excedo como optimista no me preocupa, porque creo que eso genere en uno mucho entusiasmo y muchas ganas de trabajar en esto. A mí me ayuda mucho ese espíritu optimista que yo siempre tengo.


-         Sería imperdonable terminar este reportaje y no hacer referencia al comandante guerrillero, Simón Trinidad…


Sí Ricardo Palmera es un gran amigo, un hermano en la lucha política, un hombre que yo defino como lo más grande, lo más digno y lo más honrado que ha parido Valledupar.


Hace falta y no renuncio a la posibilidad de seguir compartiendo con él, después de la firma del acuerdo definitivo.


-         ¿Será posible su libertad?


Sí es posible, aunque se empeñen en decir que no, y aunque, pues, los mismos negociadores de las FARC en la Habana sean tan herméticos cuando se les pregunta sobre el tema, yo quiero ser optimista con él también y quiero pensar y creer que él va a retornar.


-         ¿Aspira a darse un nuevo abrazo con él?   


Y a festejar muchísimo una vez él se recupere porque sus condiciones físicas y anímicas son muy malas. Habrá que esperar un período de recuperación para festejar muchísimo.


-         Muchas gracias. 


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