Por Nelson Lombana Silva
La perrera (digo la alcaldía municipal de Ibagué) sigue como corcho en remolino. Anuncios y más anuncios pero nada en concreto. Solo expectativas. ¿Será que este mandato del médico Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez va a terminar con esta dinámica?
Muchos puestos de salud siguen cerrados, el paseo de la muerte resulta latente, las EPS hacen y deshacen sin que haya siquiera un pronunciamiento serio por parte de la primera autoridad municipal.
El tránsito es un completo caos. La peste del momento son los trancones como en las grandes urbes, el deterioro de los semáforos, las deterioradas vías y la toma de los andenes por los rebuscadores.
El desempleo aberrante. Funcionarios muy regulares, diríase exageradamente regulares, muestran a diario su incompetencia y poco liderazgo.
La inseguridad es el pan nuestro de cada día. Atracos, fleteos, amenazas, heridos, asesinados, en cantidades realmente alarmantes. Ibagué, es una de las ciudades a nivel nacional, con el más alto índice de suicidios. La descomposición social, la falta de oportunidades, han llevado a más de 36 personas en el presente año a quitarse la vida.
El agua todos los días se va. Si llueve se va, si hace sol se va, si hace viento se va. Las respuestas son evasivas inciertas. Hay colegios que les hace falta maestros, prácticamente a dos meses largos de terminar el año lectivo. La realidad realmente es desoladora.
Es muy poquito lo que se podría destacar hasta ahora. Quizá, lo más destacable es la consulta ambiental programada para el 30 de octubre. Propuesta que hicieron en su momento el Partido Comunista y la Unión Patriótica durante la campaña, cuando le dijeron al entonces candidato que lo apoyaban con base en tres aspectos centrales: La paz, la defensa del medio ambiente y el respeto por lo público.
En el tema de la paz, a su modo la viene defendiendo, y ha dicho públicamente que votará el plebiscito por el Sí el 2 de octubre. Sin embargo, iniciativas como el mínimo vital líquido para los estratos 1,2 y 3, la democratización de la administración pública, son iniciativas que permanecen colgadas de la brocha.
Jaramillo Martínez es un hombre solitario, intransigente y con ciertos visos de megalomanía. Solo va lo que a él se le ocurra. O de pronto lo que le recomiende su séquito otoñal.
Con razón se dice que ganó la izquierda pero gobierna la derecha. La teoría del violín se impone a rajatabla. Para replay de todos sus males es responsabilizada la prensa por algunos de sus escuderos. Así se arma el circo. Así transita la otrora ciudad musical de Colombia, Ibagué.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario