domingo, 11 de septiembre de 2016

En busca de su hijo desaparecido hace 13 años en Bogotá

Pedro Nel Hurtado, sigue buscando a su hijo desaparecido durante la dictadura de Álvaro Uribe Vélez. Foto Nelosi.
Por Nelson Lombana Silva

Uno de los fenómenos nefastos de la dictadura de Álvaro Uribe Vélez siendo presidente fue la desaparición forzada. Algunas cifras señalan 60 mil. Uno de ellos fue Freider Hurtado Martínez, hijo de los compañeros simpatizantes del Partido Comunista: Pedro Nel Hurtado y Margarita Martínez.



Ocurrió el 17 de febrero de 2003, hacia la una de la tarde aproximadamente cuando salió de su modesto taller de ornamentación ubicado en el barrio Brasilia, sector de Bosa, en Bogotá con destino al municipio de Facatativá (Cundinamarca), con el fin de cumplir algunos compromisos relacionados con su taller de ornamentación.


Vivía con su compañera sentimental, dos hermanas y cuatro sobrinitos. Trece años y algunos meses de su desaparición, su padre lo recuerda como un hijo noble, organizado, sin antecedentes con la autoridad de ninguna naturaleza, trabajador y deportista. Había pagado el servicio militar observando una excelente conducta.


Había nacido el 2 de agosto de 1973, en Armenia (Quindío). Era de contextura mediana, medía 1.65 metros, cara ovalada, piel trigueña, cabello ondulado negro, ojos negros pequeños, nariz recta y barba rasurada.


La búsqueda ha sido intensa, pero hasta el momento no se ha sabido nada, su desaparición sigue siendo un misterio. Todavía su padre se pregunta quién lo desapareció y por qué si era una persona tan sana, respetuosa y trabajadora. Era una persona entrega a la comunidad.


Aunque a veces su progenitor pierde la esperanza de hallarlo vivo o muerto. Sin embargo, en el fondo de su corazón esconde la expectativa de encontrarlo.


Con el proceso de paz en el punto de las víctimas y en el marco de verdad, justicia, reparación y no repetición, espera saber esa verdad que le hiere el corazón a diario a esta humilde familia, que se ha mantenido consecuente con la izquierda colombiana, especialmente con el Partido Comunista.


Pedro Nel Hurtado, campesino radicado en el municipio de Líbano (Tolima), nació en el municipio de Santana (Boyacá), el 7 de diciembre de 1940. A sus 76 años de edad, labra la tierra, sueña con la paz con justicia social y considera fundamental la participación en el plebiscito programado para el 2 de octubre. La consigna que lo anima es votar sí, por cuanto de lo que se trata es de parar la guerra y vivir en paz. Piensa que el pueblo colombiano no puede desaprovechar esta oportunidad de aclimatar la paz con justicia social en esta martirizada patria.


La página web: www.pacocol.org fue hasta el Líbano, municipio ubicado en la parte norte del departamento de Tolima, a 120 kilómetros de la ciudad musical de Colombia para recoger su dramático testimonio, que hoy queremos compartir con usted. La entrevista es la siguiente:


-         En el año 2003, fue desaparecido uno de sus hijos. ¿Cómo lo recuerda?


Lo recuerdo como un muchacho buena persona, no tenía antecedentes de ninguna clase. De eso gracias a Dios, me siento orgulloso, mi hijo no tenía malos antecedentes. No era vicioso. No tomaba trago. Me regañaba con frecuencia porque yo fumaba cigarrillo.


Por eso, es que se me hace muy raro su desaparición. Tenía un taller de ornamentación de su propiedad. Desapareció cuando lo llamaron a hacer un trabajo en Facatativá (Cundinamarca). Se fue y no volvió el muchacho.


-         ¿Cómo se enteró usted de esta terrible noticia?


Me vine a dar cuenta, tres o cuatro meses después, porque los demás hijos que viven en Bogotá, me informaron que se había perdido, desaparecido el muchacho.


 -         ¿Por qué tanto tiempo para informar que su hijo había desaparecido?


Porque a mis hijos los tenían amedrentados, que si informaban los iban a matar, les iban a quitar sus hijos. Inclusive, una hija que se llama Adriana Hurtada, a ella le quería quitar una hijita que tenía para entonces 12 años. La consigna era que si nosotros colocábamos denuncio, la muchachita también sería desaparecida. Hicieron varios intentos de llevársela. A la casa que mi hija paga arriendo, iban cada rato, la postiaban hasta las nueve de la noche, mantenían en un carro rojo a la pata de la niña o de mi hija.


-         ¿Quién?


La verdad es que no sabemos quién.


-         ¿Por qué no colocaron en consideración de la autoridad esta anomalía?


Por la sencilla razón de los demás muchachos estaban amedrentados. Inclusive, tanto fue el amedrentamiento que yo tenía una casa en el barrio Brasilia Tercer Sector y me tocó venderla por eso, porque no me dejan tener ni siquiera a un arrendatario. Eran llamadas y llamadas y preguntaban por mí, que cuanto iba y todo para amedrentar más a la familia.


-         ¿Nunca se dio cuenta realmente quién estaba de detrás de todo esto?


No pude saberlo. No pude saber nada de eso.


-         ¿Por qué cree usted que desaparecieron a su hijo?


No se sabe por qué sería. Ya le dije: Él no tenía ningún antecedente negativo, tampoco estábamos amenazados. El otro hijo también prestó su servicio militar. Todos gozamos, gracias a Dios, de buena conducta, no tenemos malos antecedentes.

 
-         ¿Su hijo desaparecido en dónde pagó servicio militar?


En el batallón arriba de Artillería, en Usme. No recuerdo en qué año pagó el servicio militar.

 
-         ¿Qué estudios tiene o tenía su hijo desaparecido?


Estudió hasta tercero de bachillerato.


-         ¿Tiene más hermanos?


Otro hermano que es menor, se llama John Jairo Hurtado Martínez. Y las hermanitas: La mayor que se llama Nelly Hurtado Martínez, la otra se llama Adriana Hurtado Martínez. Los otros dos se encuentran en el municipio de Líbano (Tolima) conmigo.


-         ¿Qué gestiones han hecho para tratar de hallar a su hijo?


Hemos estado en la Fiscalía, en todas partes. Pero va uno a la Fiscalía y lo único que hacen es pasarnos un archivo para que miremos y hasta el momento no hemos encontrado nada.


-         ¿Qué es lo que más recuerda de su hijo?


Lo que más recuerdo es su forma de ser. Era un muchacho noble, creo que el más noble de todos mis hijos. Nos quería mucho, nos estimaba mucho, mantenía muy pegado a la casa gracias a Dios. Siempre nos ayudaba mucho.


-         ¿Era casado?


No era casado, pero vivía con una muchacha. Tan pronto desapareció él, ella también desapareció. Vivían en unión libre. Sin hijos, porque solo hacía seis meses que estaban viviendo.

 
-         ¿Cómo era físicamente?


Era un muchacho trigueño, musculoso.


-         ¿En qué trabajaba?


En un taller de ornamentación de su propiedad. Ese taller era del hijo mayor que se me mató en una moto en Bogotá, casualmente. Vivía en el barrio Brasilia Tercer Sector, queda en el sector de Bosa.


-         ¿No ha perdido la esperanza de hallar a su hijo, vivo o muerto?


Con todo, casi todos hemos perdido la esperanza. Al principio manteníamos muy preocupados. Inclusive, mi esposa se angustió mucho. Casi se me muere la señora por la pérdida de su hijo.


-         ¿Pero de todas formas usted lo sigue buscando? ¿Sigue con la esperanza remota de encontrarlo?


Claro, esa es la ilusión: Encontrarlo vivo o muerto. Aun cuando sea se me diga que está muerto, pues uno reposa ese dolor, como dice el dicho.


-         ¿En el fondo tiene la esperanza de que de pronto aparezca?


Sí, claro. De pronto pueda aparecer. Eso ha pasado muchas veces. Han durado hijos 20, 30 años y han parecido. No pierdo de la esperanza hasta no saber el punto de final.


-         Ahora que hay un proceso en paz en marcha y el acuerdo final habla de verdad, justicia, reparación y no repetición. ¿Aspira usted saber la verdad sobre hijo?


Eso es lo que nosotros aspiramos. Por eso, estamos orgullosos con el proceso de paz, porque la paz sería un descanso para el pueblo colombiano, no solamente para mí personalmente, sino para todas las familias que hemos sufrido esta tenaz violencia, porque a conciencia propia, ya llevamos más de 50 años, desde 1948 llevamos sufriendo esta guerra que es insoportable, ya no la soportamos más.


-         Así las cosas, ¿Usted se siente víctima de este larvado conflicto social y armado que ha venido sufriendo Colombia?


Sí claro. Somos víctimas de este conflicto de todas maneras por los problemas que hemos sufrido internos en la casa y muy forzado, porque nosotros, prácticamente, nos la llevamos de lado a lado del país. hemos estado en Armenia, en Santa Marta, en Boyacá, en los Santanderes; por allá, también casi nos matan también con la mujer.


De todas maneras, mi familia por lo menos en los Llanos, me mataron un tío, el hijo del tío y un yerno del tío mío, o sea, Heber Robles. Hemos sufrido mucho la violencia por todas partes.


-         O sea, ¿Usted sí quiere que haya paz en Colombia?


Claro. De todas maneras, pues nos sentimos muy orgullosos por eso de la paz, porque eso ya sería un descanso.


-         ¿Cómo ve usted el plebiscito programado para el 2 de octubre en Colombia?


Lo vemos de todas maneras muy avanzado y lo vemos que sí podemos votar por el Sí. Sería un imposible que el pueblo colombiano no votara por el sí, viendo todo lo que ha sucedido, porque no es solamente Pedro Nel Hurtado el que está sufriendo, es todo el pueblo colombiano, a un lado y al otro. De todas maneras, estamos sufriendo todos en general.


-         ¿Pedro Nel Hurtado ha sido una persona de izquierda?


Sí a mucho orgullo he sido de izquierda hace muchos años he sido de izquierda; por eso, he sido muy perseguido.


-         ¿Qué significa para usted ser de izquierda?


Pues no estar de acuerdo con el sistema de gobierno que ha venido gobernando el país hace más de 200 años y vemos por todas partes que no está sino el hambre y la miseria por todas partes. Ni para qué hablar. La salud, la educación, el desempleo, la inseguridad.


-         ¿Cuántos años lleva usted militando en la izquierda?


Desde que salí de prestar el servicio militar. Milito en la izquierda por la sencilla razón para yo voltearme a la izquierda, cuando presté mi servicio militar en la escuela de Lanceros, en Melgar (Tolima), que me metieron para la región de Sumapaz y esa gente de allá, me hicieron coger conciencia y busqué mi verdadero camino, a pesar de que yo he sido un tipo rebelde toda mi vida. Por eso, me salí de la familia, por decir algo, no por nada, pero pertenezco a una familia algo burgués, porque mi sobrino incluso, uno es coronel del ejército, el otro es capitán de la policía. Todos mis sobrinos han trabajado con el gobierno en las fuerzas militares.


-         A pesar de ese linaje, usted se ha inclinado por la izquierda…


Claro, porque, desafortunadamente, mis padres me desconocieron por eso, por ser rebelde y a los 12 años abandoné la casa, me retiré de ellos y perdí todos los derechos que tenía. Todo lo perdí por mi rebeldía. No me dejaba dar fuete ni de mi mamá, mucho menos de mi papá. Me tocó abrirme de la casa de la edad de 12 años. Desde esa edad vengo andando el país, como dice el dicho.


-         ¿Cómo llegó a conocer el Partido Comunista Colombiano?


El Partido Comunista, gracias a Dios, me lo conocí con el compañero Gilberto Viera en Santa Marta, a pesar de que yo estuve militando en Armenia (Quindío) con los compañeros Domingo Taborda, un compañero de apellido Largo, entre otros. Un hijo es ahijado de un muchacho que fue de la Juco en Armenia, cuyo nombre se me olvida ahora.

 -         ¿Qué sustos ha tenido usted por ser militante de la izquierda?


No tanto sustos, pero sí el desprecio, en primer lugar de mis hermanos. Pero, he sido muy querido por mis sobrinos, a pesar de ser ellos militares, ellos me estiman mucho, me quieren mucho. Me siento orgulloso por eso, me quieren quizás más mis sobrinos que son militares, que prácticamente mis propios hijos, aunque mis hijos no me desconocen y por eso me siento bien, me siento muy orgulloso por eso, he sentido una familia muy unida, que la tengo como ejemplo para todo el resto de compañeros, porque está a la vista. Acá donde vivo (municipio de Líbano, Tolima, corregimiento de Tierradentro), tengo mi yerno organizado, tengo mi hija organizada y tengo mis nietos organizados en organizaciones cívicas y comunitarias.


-         ¿Qué espera usted de este proceso de paz?


Pues un descanso por lo menos. Un descanso para el pueblo colombiano. Esa es mi lucha. Yo por eso no tengo nada, mis hermanos son burgueses, yo soy un pobre. Mi compañera es del municipio de Rovira (Tolima), que nos casamos en Armenia (Quindío). También me siento orgullo de ella porque es una mujer muy rebelde, muy “sectaria” a la izquierda. 






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