Los resultados electorales presentados en Colombia, el día inmediatamente anterior, son alentadores por cuanto el candidato de la Colombia Humana, Gustavo Petro Urrego, no solo alcanza una votación histórica, sino que pasa a la segunda vuelta con un ascenso en las preferencias del pueblo, que indudablemente hace soñar a la Colombia profunda de ver por fin un hombre humilde, de provincia, honesto y trabajador en el solio de Simón Bolívar, la Casa de Nariño.
De igual manera, hay que destacar la votación de Sergio Fajardo y la derrota que el pueblo le propinó al derechista Germán Vargas Lleras. Es un resultado elocuente que como dice Petro, fortalece el pluralismo en Colombia y la capacidad del pueblo a decidir por sí mismo.
Su contrincante, la extrema derecha, la mafia, el fiel representante del pasado oscuro del uribismo, Iván Duque, al parecer tocó techo. La cauchera no da más. Se abre, entonces, la perspectiva de que el pueblo por fin llegue donde se toman las decisiones que influyen poderosamente en bien o en mal, para todos y todas, los colombianos y colombianas. Mientras Duque tuvo 7.566.738 sufragios, Gustavo Petro Urrego, obtuvo 4.850.054 y Sergio Fajardo cerca a los 4.600.000.
La denuncia sobre el fraude electoral, al parecer se pudo detener, gracias a la oportuna y firme denuncia del candidato de la Colombia Humana. Al dar parte de victoria una vez conocidos los resultados, Gustavo Petro señaló: “Hoy, llega a su final con unos resultados concretos, coinciden los de la registraduría con los datos de la auditoría que el movimiento puso”.
Al referirse a los resultados, indicó: “Tenemos unos resultados de los cuales tenemos que partir para la siguiente etapa. Matemáticamente, hay un hecho: La ventaja que Duque y sus aliados tomó sobre nosotros, ha disminuido completamente en diez puntos porcentuales. En muchos de los escenarios de análisis siempre se decía, que éramos nosotros los que teníamos un techo, resulta que es al revés. Este tipo de fuerzas que se aglutinan alrededor de la candidatura, que hoy compite ya para la segunda vuelta, donde están Ordóñez, Uribe, Duque, obviamente, parece tener un techo y en cambio, somos nosotros las fuerzas libres de la ciudadanía, las que no parecen tener techo, vamos avanzando con paso firme, constante, siempre adelante. Pueden ustedes tener la certeza que vamos a vencer, que se puede cambiar la historia de Colombia”.
Al caracterizar los guarismos electorales, dijo: “Indudablemente, millones y millones de colombianos y colombianas, salieron hoy a las mesas electorales, dieron un ejemplo mundial de participación, deseos de decidir sobre su país, independientemente, de por quién votaron, tuvieron bastantes alternativas para ello, el voto en realidad no se polarizó, el voto se distribuyó entre diversas alternativas, muy fuertes desde el punto de vista electoral, que indica que en Colombia va cogiendo fuerza, legitimidad, durante mucho tiempo no se podía hacer, ahora sí, el pluralismo, como uno de los ejes de la democracia, en que no pensamos iguales todos y todas, el que definitivamente hay visiones diferentes sobre la sociedad, sobre el Estado, sobre nuestro presente, sobre nuestro inmediato futuro. Y a mí me parece eso importante. Ya Colombia no se divide en aquellas dos fuerzas tradicionales, ya Colombia no cayó como se intentó en un uninanimismo, en un pensamiento único, somos diversos. Y esa diversidad es nuestra mayor riqueza. Tenemos que reconocerla así”.
Entorno emotivo, el próximo presidente de los colombianos y las colombianas, dijo que estos resultados se sienten en la piel, se sienten en el corazón, no son simples matemáticas frías. “Todos los 19 millones de colombianos y colombianas, han sentido los datos. Algunos con tristeza, otros con mucha alegría, otros con dudas. Pero, las elecciones son eso, son pasión, pero también tiene que ser razón”.
“Qué es lo que queremos hacer de nuestro país, hacia dónde es que queremos llevar de verdad a Colombia; quienes ya tenemos algunos años, hacia dónde con responsabilidad queremos llevar a nuestra niñez, qué país es el que queremos entregarle a ellos y a ellas, nuestros niños, nuestras niñas. 19 millones de colombianos y colombianas, escogieron un camino diverso. Hoy, solo quedan dos: Esas son las reglas de la constitución del 1991 que nosotros hicimos, que nosotros respetamos”.
“Dos caminos que en cierta forma marcan dos grandes derroteros históricos en Colombia. No es simplemente el candidato Duque o el candidato Petro con sus biografías familiares y personales las que se encuentran hoy dirimiendo el futuro de Colombia. En realidad, no es así. Son dos largas historias que vienen de atrás, es la historia de Colombia acumulada que empieza a interpretarlo en nosotros sus instrumentos para dirimir una discusión de la historia de Colombia. ¿Volvemos a la constitución de 1886? ¿Volvemos a pensar que es sobre la base de eliminar derechos, libertades, justicia, que podemos realmente solucionar los problemas que aquejan hoy a la sociedad colombiana? ¿Creemos que es a partir de consolidar un pensamiento anacrónico del pasado como podríamos afrontar hoy los retos que el siglo XXI le imponen a Colombia y los retos que la historia de Colombia le han impuesto a nuestra sociedad: La violencia, la falta de educación académica, el raquitismo de una economía que condena la mayoría, o a la pobreza pura y simple o a unas relaciones salariales en donde lo único que existe es quizás un contrato de tres meses, por el cual hay que suplicar por otro contrato de tres meses, por otro que sigue y así construyendo, la vida, el futuro?”
“Es una historia que ha marcado a Colombia con unos signos, el de la desigualdad social, el de la violencia, el del autoritarismo, el de la exclusión de mayorías. Nuestros casi cinco millones de votos hoy, son los votos de una juventud, son los votos de sectores excluidos a lo largo y ancho de Colombia que han decidido irrumpir y decir: Aquí, estamos presentes; nosotros también contamos, nosotros también queremos decidir sobre Colombia. Cinco millones que aún no son suficientes, cinco millones que nos acompañaron a defender unas tesis que vamos a mantener, la tesis de construir una sociedad equitativa en términos de hacer crecer la clase media colombiana, la clase media colombiana como un estilo de vida, en donde se tiene lo suficiente para la dignidad, donde no se tiene en exceso y se permite de todas maneras vivir bien, gozar de la vida, tener un mejor vivir”, dijo Gustavo Petro Urrego al compartir el éxito por el paso a la segunda vuelta presidencial.
¿Por quién se inclinará Fajardo?
Hay que decir, que, si bien Sergio Fajardo no dijo expresamente a quién respaldaba en la segunda vuelta, de alguna manera lo señaló implícitamente al coincidir en temas nodales con Gustavo Petro como la paz, la educación y la lucha frontal contra la corrupción.
Dijo: “No podemos permitir que la violencia vuelva a marcar la vida de nosotros, tenemos que hacer un esfuerzo todos los días para ser mejores personas, para aprender a convivir entre nosotros”. Todos sabemos que Petro es el candidato de la paz y Duque de la guerra.
Todos sabemos que Duque representa los más corrupto que hay en el país, en cambio Petro, ha sido un luchador incansable contra este cáncer que carcome a diario nuestro país. Sergio Fajardo, anotó: “Un mandato que hemos recibido, es la lucha contra la corrupción. No podemos descansar un minuto en la lucha contra la corrupción. Tenemos la gente para enfrentar la corrupción que es el principal mal que tiene Colombia hoy. No más violencia, no más corrupción”.
Dijo que era necesario darle la oportunidad a la inteligencia. Todos sabemos que Duque no tiene pulmones propios, respira por los del narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez. “El mensaje para nosotros es darle la oportunidad a la inteligencia, al talento, a la educación. Nosotros no podemos descansar un minuto en decirle a Colombia que lo que nos une es la educación, la ciencia, el conocimiento, la innovación, el emprendimiento, la cultura. La tenemos toda y la educación tiene que ser el eje de esa transformación para construir una sociedad justa en esta Colombia tan desigual, tan adolorida, pero nosotros tenemos la fórmula”, subrayó.
Lo cierto para la Colombia Humana es que la campaña se intensifica en las siguientes tres semanas, entre dos candidaturas totalmente opuestas. Mientras Petro representa la vida, la esperanza, la paz y los cambios estructurales, Iván Duque representa la muerte, la desesperanza, la violencia y el continuismo trasnochado de los mismos con las mismas. Usted tiene la palabra.
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