jueves, 10 de mayo de 2018

Justicia colombiana no funciona porque está en manos de la mafia

El expresidente Álvaro Uribe se tomó su tiempo para lustrarse los zapatos una vez salió de la oficina del vicefiscal. Foto: Archivo particular
Por Nelson Lombana Silva

¿Cuántos procesos judiciales tiene en su contra el narcoparamilitar número 82, según la CIA, Álvaro Uribe Vélez y por qué ninguno fructifica hasta ahora? Por el contrario. Como que lo hace más fuerte y altivo contra la justicia. Se burla de ella. Recuerde cuando fue a lustrarse los zapatos en la corte suprema de justicia, si no estoy mal. ¿Qué quería decir con eso? Me importa un bledo la justicia colombiana.


Las personas que se han atrevido a testimoniar en su contra han sido asesinadas en circunstancias “extrañas”. Se ríe públicamente de sus fechorías. Al referirse al mal reciente caso, su respuesta fue clara y desafiante: “Un buen muerto”. Una respuesta así, no es la de un estadista, es de un mafioso.

Hay pruebas a granel de ser el fundador del paramilitarismo con la figura de las convivir en Antioquia, denunciado por el entonces senador de la república Gustavo Petro Urrego y recientemente por el también senador Iván Cepeda. Se han publicado libros perfectamente argumentados, los cuales no ha refutado uno solo, ni siquiera un párrafo. Sin embargo, no pasa nada en Colombia y sigue orondo moviéndose por todas partes libremente, bajo una seguridad multimillonaria que tenemos que pagar nosotros los contribuyentes de escasos recursos económicos.

El pueblo lo ha ido desenmascarando y en cada ciudad que aparece su rechazo es casi total, a excepción de sus “sacamicas”, sin embargo, “misteriosamente” aparece con guarismos electorales elevadísimos. Las redes sociales que antes lo miraban como un dios pequeñito, ahora lo increpan, lo insultan, lo detestan, también con la excepción de unas criaturas que todavía están bajo el embrujo autoritario y siendo pobres hablan como ricos.

Sin embargo, si Uribe estornuda es noticia nacional, RCN, Caracol, El Tiempo y demás yerbas informativas del régimen, diariamente le dan vida artificial a este criminal por sus falsos positivos y por los casi 90 mil desaparecidos durante sus gobiernos sucesivos.

En cambio, el pueblo por simplemente pensar, es detenido, echado a la cárcel y crear el ambiente de la extradición, caso del compañero Jesús Santrich, que, porque supuestamente pensó embarcar dizque cinco toneladas del alcaloide para los periqueros gringos, fue detenido, encarcelado y amenazado con ser extraditado.

Una persona se roba una gallina por necesidad económica y es condenada a diez, quince y 20 años de cárcel. El ex ministro Londoño se robó cualquier cantidad de millones de pesos y no pasa nada, se mueve por todo el país, como pez en el agua, hablando de moral y de ética. Es periodista y consultor político.

La única explicación a esta cruda realidad que vive la justicia colombiana, es que ésta está en manos de la mafia. Los que participaron de robos como Reficar, odebrecht, etc caen para arriba, son mirados como héroes, besados por las reinas de belleza, entrevistados por Darío Arismendi, la tal Gurisati, etc siendo estimulados a seguir por lo mismo, robándose a dos manos el presupuesto nacional.  ¿Qué ha hecho la justicia contra esos bandidos de cuello blanco que se robaron la plata que iba para la comidita de los niños de la costa, especialmente de la Guajira? Vaya que hubiera sido un pobre. Ya estaría extraditado y condenado a 120 años de prisión más cadena perpetua como hace Estados Unidos contra el pueblo.

Así es que no es una frase de cajón del candidato presidencial de la Colombia Humana, Gustavo Petro Urrego, cuando afirma que Colombia está en manos de la mafia. Tendría que ser uno muy fanático y alienado para no reconocer que estas familias que siempre han gobernado a Colombia son mafiosas, se cubren unas con otras, comparten unas con otras, pero siempre en contra del pueblo.

Solo un cambio a través de un duro proceso será posible que brille la justicia en Colombia y el camino más expedito es combatiendo esas mafias a través de la movilización y la votación abrumadora por Gustavo Petro Urrego el 27 de mayo. No hacerlo así, es condenar a la nación a otros cien años de soledad como diría nuestro nobel de literatura, Gabriel García Márquez. No será fácil extirpar este cáncer mafioso que carcome la seudo democracia existente en este país sudamericano, pero tampoco imposible porque como dijera el inmortal comandante Fidel Castro Ruz, cuando un pueblo viril llora, la injusticia tiembla, patria o muerte: Venceremos…    


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