domingo, 6 de mayo de 2018

Presos cárcel de Ibagué estarían muriendo de dejación, algunos piden eutanasia

Por: Nelson Lombana Silva

La situación de los presos de la penitenciaría de la ciudad de Ibagué (Tolima), es realmente dramática y conmovedora. Se estarían muriendo de física dejación por pare de las autoridades de este centro reclusorio y de la EPS Fideicomiso Patrimonios.


Hay detenidos que llevan diez años y más, solicitando operación de la próstata y hasta la presente no ha sido posible. Siguen padeciendo el drama ante la indiferencia del INPEC, dicha EPS y la misma comunidad en general que con su indiferencia o desinformación estimula esta infeliz práctica en un país que presume ser democrático.

El hacinamiento es evidente. La alimentación precaria. Al decir de algunos reclusos, es una comida que ni los cerdos se atreverían a comérsela. Falla el agua. Solicitar una cita médica es toda una tragedia. Se da a diario varias cosas: No dan la cita, dan la cita, pero no los sacan oportunamente, hacen el examen, pero no reciben los medicamentos oportunamente. Algunos han recibido el medicamento cuando ya han muerto.

Y como si fuera poco, hay toda una campaña represiva para impedir que los familiares lleven a sus deudos libros, revistas, periódicos. Entrar un periódico, por ejemplo, es toda una odisea. Todo sucede a pesar de afirmarse que el penal es para que el individuo se resocialice purgando sus errores. ¿Cómo puede resocializarse una persona así, si le niegan a diario el saber que está en los libros y revistas?

El testimonio del presidiario Luis Alberto Laguna, una persona de la tercera edad, que por estos días se dispone a cumplir 70 años, realmente resulta dramático y conmovedor que debe generar sensibilidad en la sociedad y en las autoridades competentes.

Durante el 2008, comenzó a quejarse de la próstata. Después de muchos ires y venires, logró que lo llevaran al médico. El médico comenzó diciendo que eso no era nada, que era algo pasajero. Así pasaron dos años.

En el 2010, al fin un médico dijo que era necesario una bióxida para determinar la situación prostática de Luis Alberto Laguna. A la fecha no ha sido posible.

En 2015, le colocaron una sonda, con ella se mueve por todas partes en condiciones no muy higiénicas por el mismo hacinamiento y la lluvia de vicisitudes que hay en la cárcel de la ciudad de Ibagué.

“El ardor de las rodillas hacia arriba es intenso, es como si tuviera entre las piernas una hoguera ardiendo permanentemente. He botado por allí mucha sangre, bolsadas completas”, señala.

Luis Alberto Laguna, al igual que numerosos reclusos, se han dirigido casi a todas las íes en busca de solidaridad, pero esta ha sido esquiva y Laguna y numerosos detenidos más, siguen padeciendo diversas enfermedades sin las atenciones médicas oportunas.

“He intentado varias veces suicidarme, pero he sido cobarde. En las condiciones deplorables en que me encuentro estoy demandando la eutanasia, pero tampoco se me ha concedido”, agrega.

Acorralado por su drama, Luis Alberto Laguna, estaría considerando la posibilidad de comenzar próximamente huelga de hambre. “¿Qué más puedo hacer?”, dice apesadumbrado.

La semana pasada, un anciano falleció y así sucesivamente mueren con mucha frecuencia detenidos por falta de atención médica oportuna. Se llamaba Epifanio.

Esto viene sucediendo en el pabellón de la tercera edad. Cuántos hechos inhumanos sucederán en los demás pabellones de esta cárcel.

Y mientras esto sucede en las cárceles colombianas, Iván Duque y Germán Vargas Lleras, anuncian más cárceles y más penas para el pueblo, no así para la burguesía, pues ella irá a las denominadas casas fiscales, hoteles cinco estrellas. Todo esto y mucho más, solo sucede en el país del sagrado corazón de jesús. ¿Hasta cuándo?      

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