Miembros guerrilleros y paramilitares que se encuentran detenidos en la penitenciaria de la ciudad de Ibagué (Tolima), jugaron ayer un partido de fútbol, mandando un mensaje claro de paz y reconciliación a Colombia y al mundo entero, en el marco del proceso de paz que se desarrolla en la Habana entre las Farc – Ep y el gobierno de Juan Manuel Santos Calderón.
El gesto tiene una profunda connotación, según indicaron personalidades de la región, por cuanto el mensaje claro es de paz y reconciliación, mandando al cesto de la basura a los que se empecinan en estimular la violencia, caso del Centro Democrático, prácticamente los voceros en su totalidad, que repiten maquinalmente la consigna guerrerista del innombrable senador, Álvaro Uribe Vélez.
El encuentro deportivo fue posible gracias a la mediación de varios entes, como la alcaldía municipal, la personería municipal y el mismo Inpec. Se unieron para sacar adelante esta iniciativa catalogada por algunos medios de comunicación de “histórica”, por cuanto hasta hace poco era impensable un hecho de esta naturaleza.
“Hoy, dijo un vocero paramilitar, nos hemos alineado no alrededor de un fusil, sino alrededor de un balón para decir de alguna manera que el absurdo de la guerra que estimulan los gobernantes no puede continuar y que la paz que se construye en la Habana puede resultar cierta y posible”.
Por su parte, la insurgencia dijo que la construcción de la paz que se viene concretando en la Habana es posible, en la medida que nos unamos los que hemos sufrido directamente los rigores de esta violencia absurda estimulada por la clase dominante.
“Debemos tener claro – agregó – que son más las cosas que nos unen, que las que nos desunen al pertenecer los dos bandos a la misma clase social. La esperanza de la paz no hay que perderla, es un proceso que se viene construyendo en la Habana”.
Incluso, el representante paramilitar aprovechó para pedir perdón por los yerros cometidos en los campos colombianos.
Algunos opinaron que este encuentro es un espaldarazo al proceso de paz y, a su vez, un llamado a los escépticos que creen aún que la paz es imposible en Colombia. Lo que propuso en alguna oportunidad el Pibe Valderrama, se pudo hacer realidad en la cárcel Picaleña de la ciudad musical de Colombia, Ibagué.
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