Dos objetivos centrales tienen la movilización nacional por la paz que hoy se realiza en Colombia y seguramente en otras regiones fuera del país:
Uno, es el lanzamiento de la campaña por el sí a la refrendación de los acuerdos de paz suscritos entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC – EP) y el presidente Santos, como bien lo destaca en primer plano el semanario VOZ La Verdad del Pueblo que está en circulación.
Dos, exigirle al presidente Juan Manuel Santos que concrete la apertura de los diálogos con el ELN y el EPL, en la mayor brevedad posible.
Teniendo claro estos dos objetivos, la movilización debe ser política ante todo, un espacio democrático en el cual el pueblo se pueda expresar libremente sobre el proceso de diálogo que se adelanta en la Habana, con la misma convicción de difundir la necesidad de la refrendación de estos acuerdos alcanzados en la isla de la libertad.
Por eso el Partido propuso abrir espacios para que todos los partidos, movimientos sociales, culturales, étnicos interesados en la paz fueran convocantes. No hay que cerrarnos, mucho menos sectarizarnos. No se puede dividir la movilización con el peregrino cuento de que por una avenida deben movilizarse los sectores sociales y por la otra los sectores políticos. No puede existir divorcio entre la lucha política y la lucha social. Es un craso error. La unidad es táctica y estrategia, diría el comandante Ernesto Che Guevara.
La movilización debe ser multicolor y multitudinaria. Como dijo un diputado del Tolima parodiando a Benjamín Herrera: “La paz por encima de los partidos”. De ese tono hay que mirar la manifestación de paz hoy en todos los rincones de Colombia. Con amplitud, grandeza y compromiso revolucionario.
No es un espaldarazo a Juan Manuel Santos. Realmente no se lo merece, porque mientras en una mano sostiene el ramo de olivos, en la otra tiene la política neoliberal y criminal contra el pueblo colombiano. Late en él la represión, la aceita y la dimensiona, seguramente pensando en el futuro próximo sobre cómo va a reprimir la protesta social.
Acaso, ¿Puede ser gesto de paz impulsar el criminal Esmad, aumentar el presupuesto militar y la política neoliberal de la locomotora minero – energética?
La postura del gobierno nacional a la propuesta de paz del ELN, no es la mejor. Es displicente y llena de ambages, dudas que matan. Para amenazar sí está a la orden del día, no le gana nadie.
Teniendo claro los objetivos, hay que salir tempranamente a las calles a expresar la alegría de la vida que significa la paz con justicia social y el rechazo total a la muerte que significa la guerra. Todos y todas, chicos y grandes, están convocados. ¡Por la paz con justicia social, un solo corazón!
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