lunes, 28 de diciembre de 2015

Sentido adiós a Comunista ibaguereño

Por Nelson Lombana Silva

La comunidad ibaguereña acompañó ayer hasta su última morada al camarada Orlando Alvis Barrios, ceremonia exequial que realizó en horas de la tarde  en esta ciudad. El cáncer le ganó la partida. Murió el 25 de diciembre a las 7:20 de la noche en Bogotá en el instituto nacional de cancerología, sus familiares trasladaron el cadáver a la funeraria Los Olivos, donde permaneció en cámara ardiente.



Era conocido popularmente como “el enano Alvis” entre sus amigos y camaradas. Había nacido el 18 de julio de 1946 en esta ciudad. Su primaria la realizó en Bogotá, mientras que la secundaria la dividió entre los colegios San Simón, de donde fue expulsado por su activa lucha popular en las toldas de la Juventud Comunista (Juco) y Manuel Murillo Toro. Los estudios universitarios en la universidad del Tolima, obteniendo el título de licenciado en Historia y Geografía, más tarde hizo un postgrado en docencia universitaria. El primero de agosto, de 1974 viajó a Moscú, donde permaneció diez meses estudiando marxismo – leninismo.


Trabajó en la docencia primara y después secundaria en la institución José Joaquín Flórez Hernández, principalmente. Contrajo matrimonio el 7 de julio de 1973 en el templo Antonio María Claret de Ibagué con Luz Mila Camelo, de cuya unión hubo tres hijos. Sus padrinos de matrimonio fueron Roberto Aragón y Ana Lucía Suárez. 


El “enano Alvis” perteneció a una generación revolucionaria de gran talento y decisión en Ibagué al lado de camaradas jóvenes contemporáneos de la talla de Carlos Arturo Lozano, Nelson Marulanda, Jairo Espinosa, Evelio Villarreal Herrán, entre otros. Se destacó por su decisión, audacia y buen humor. Fue a la cárcel en varias oportunidades, siempre observando una postura digna ante el enemigo de clase. Su vozarrón se escuchaba el primero de mayo por las calles de la ciudad musical de Colombia. Fue un abanderado de la paz con justicia social y la solución política al conflicto social y armado. Participaba activamente de las jornadas nocturnas para hacer consignas y fijar afiches de los candidatos del Partido Comunista.


El partido comunista regional Tolima, al deplorar su muerte y destacar sus virtudes, expresa el sentido de solidaridad a su madre: Bárbara Barrios; a su hermana: Luz Ángela; a su nuera: Claudia Patricia Montiel; a sus hijos: Tania Nadesda, Carlos Andrés y Leonardo Fabio; a su esposa: Luz Mila Camelo.


“Los hombres imprescindibles no mueren”


Visiblemente consternado el camarada Evelio Villarreal Herrán, le dijo adiós a nombre del Partido Comunista, destacando la personalidad revolucionaria del compañero Orlando Alvis Barrios. Sus palabras son sentidas y emotivas, las cuales transcribimos en su totalidad:


Señora madre Bárbara Barrios,

Hermana Luz Ángela Alvis Barrios,

Señora esposa Luz Mila Camelo de Alvis,

Distinguidos hijos e hijas,

Demás familiares, amigos y allegados:


Alguien decía con mucho tino: “La muerte de un semejante nos disminuye, simple y llanamente porque estamos atados a la humanidad”. Cuánta mayor no es la disminución cuando se trata de un camarada de las calidades humanas y revolucionarias del compañero Orlando Alvis Barrios, un amigo, un compañero, un revolucionario, un hermano en las ideas, que hoy parte una vez cumple su ciclo biológico.


Los hombres imprescindibles en esta desigual lucha no mueren, su ejemplo trasciende y se convierte en vitalidad para las presentes y futuras generaciones que seguirán con la gran utopía de hacer de Colombia un país en paz con justicia social, un país al alcance de todos y todas, sin privilegios de ninguna naturaleza.


Ese sueño inmaculado que tuvo, iluminó siempre a nuestro distinguido compañero que hoy descansa apacible, pero que ayer luchaba a brazo torcido en las calles de Ibagué, exigiendo de los gobiernos justicia social, parar la violencia y que las reformas se hicieran realidad. Sus ideales siguen vigentes.


El compañero Orlando Alvis Barrios perteneció a una generación dinámica, rebelde y soñadora. Tempranamente enarboló en sus manos la bandera de la Juventud Comunista (Juco) en Ibagué y desafiando la represión anunció el porvenir de una sociedad distinta, basada en el respeto a los Derechos Humanos.


Estudió en varios colegios. Generalmente era despido de los claustros por su posición rebelde y sus puntos de vista que iba madurando en los principios del comunismo científico. Estudió en la universidad del Tolima, adquiriendo el título de Licenciado en Historia y Geografía.


Por su interés en el aprendizaje  del marxismo – leninismo, por su disciplina revolucionaria y su carácter para exponer sus ideas, el Partido Comunista Colombiano – Regional Ibagué – toma la decisión de enviarlo a la Unión Soviética  en la década de los 70s.


Si hay una cualidad en especial para destacar en la personalidad del compañero Orlando Alvis Barrios es, sin lugar a dudas, su buen humor, lo conservó a flor de piel. Siempre había en él una broma, una ocurrencia, un chiste, una historia, una alegría. Ni la enfermedad pudo quitarle esa virtud  tan hermosa y digna de resaltar.


Fue un hombre bueno, sencillo, docente y consecuente. Cuántas generaciones aprendieron con Orlando a pensar y a ser útiles a la sociedad. Siempre miraba hacia adelante y lo hacía porque era optimista, miraba el futuro con donaire, era un Comunista convencido.


Su voz fuerte ya no se escuchará los primero de mayo. Sin embargo, su ejemplo seguirá brillando sin mancha en el amplio firmamento. Sus hijos deben sentirse orgullosos de un padre de estas características, un hombre educado, culto, señor en todo el sentido de la palabra, un hombre que fue teórico, pero también práctico, como lo señala el marxismo – leninismo. Un hombre que amó la Patria, su clase social, su familia, sus hijos, su esposa.


Gracias compañero Orlando Alvis Barrios por habernos permitido ser su amigo, felicitaciones por haber sido revolucionario, filántropo y humorista  de tiempo completo. No se amedrentó ante el enemigo de clase, siempre tuvo firmeza  y una sonrisa a flor de piel. Se mantuvo erguido hasta que la muerte lo sorprendió.


Es mi generación, que adoro y venero, por eso no le decimos adiós, sino hasta pronto… 



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