miércoles, 30 de diciembre de 2015

Enano en estatura, grande en ideas

Por Nelson Lombana Silva


El compañero Orlando Alvis Barrios hizo del humor un instrumento de vida, unidad y lucha revolucionaria. Cada quien nace con un don, pues el don de Orlando era el buen humor, humor que utilizó también para difundir las ideas comunistas desde su juventud en las filas de la Juventud Comunista (Juco).




Los que tuvieron el privilegio de compartir con él así lo testimoniaron durante la velación en la ciudad de Ibagué. Cada quien trajo a colación una anécdota simpática de los 69 años de edad que tenía al momento de morir.


Con su comportamiento efusivo demostró que el socialismo es vida, es alegría y es esperanza. Al cesto de la basura se fue la calumnia de la derecha que suele tildar despectivamente a los comunistas de amargados. “¡Mamola!”, diría Jorge Eliécer Gaitán. Todo lo contrario. El comunismo es mirar con alegría, humanismo y cientificidad el futuro. Por eso, el compañero Alvis Barrios siempre tenía ese depurado fino humor a flor de piel. Humor fino al lado de reciedumbre y firmeza ideológica y política.


Héctor González, recordó el chasco que le pasó en una estación de Moscú, cuando emocionado por estar en la patria de Lenin, gritó a todo pulmón: “Viva el glorioso Partido Comunista de Colombia, viva el camarada Gilberto Viera”. Al instante el organismo de seguridad lo detuvo y lo llevó al puesto más cercano de policía.


El camarada Luis Eduardo Morales, veterano comunista ibaguereño que hace 36 años se encuentra viviendo en Neiva (Huila), recordó algunas detenciones de que fue víctima Orlando Alvis Barrios, siendo miembro de la Juventud Comunista. En ningún momento se amedrentó. Por el contrario. Los enfrentó siempre con dignidad y profunda convicción revolucionaria.


En cierta oportunidad los detuvo la policía con varios bonos militantes y Voz Proletaria. Estos bonos tenían la efigie de Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas. Al ser interrogado por la represión militarista, Orlando no dudó en decir: “Soy revolucionario, anarquista, quemo carros, lo que sea. Jamás ocultaré lo que soy”.


En otra oportunidad, recuerda el camarada Luis Eduardo Morales, salieron a pintar consignas por la carrera quinta de la ciudad musical de Colombia, Ibagué. Dejaron algunos compañeros como “campaneros”, pendientes de la represión (policía), pero los compañeros no cumplieron la tarea y se dedicaron a otra cosa distinta.


Concentrado en la consigna Orlando la terminó de la mejor manera y satisfecho se volvió diciendo con alegría: “Quedó buena, ¿Verdad?”, confiado en la seguridad. Pero qué sorpresa. A su espalda estaba un piquete de policía. “Muy buena”, dijo y se lo llevó para la permanente.


El antropólogo Santiago Cabrera lo recuerda con especial deferencia como persona humorista, revolucionaria y abierta. Cuando regresó de Moscú lo interrogó sobre alguna experiencia que le hubiera llamado la atención.


Ni corto, ni perezoso le contó que en Moscú había unos templos inmensos, con muy pocos peregrinos y todos viejitos.


Tuvimos la oportunidad de visitarlo varias veces en su casa. En una oportunidad estuvimos con Rodrigo López Oviedo, Pedro Bolaños Batista, entre otros. Después estuvimos con el camarada Evelio Villarreal Herrán.


En ambas oportunidades el tema central fue el proceso de paz, la posibilidad de una solución política como la había propuesto el Partido Comunista. “El pueblo se debe movilizar a apoyar la iniciativa”, solía decir. Votaba cumplidamente por los candidatos de izquierda a pesar de los quebrantos de salud. Siempre se mantuvo lúcido. Sus conversaciones estaban cargadas de profundidad ideológica y política, generalmente con el consuetudinario buen humor.


Alguien dijo durante el funeral con fuerza: “El compañero Alvis era enano de estura y grande en ideas”. Su ejemplo seguirá brillando en la conciencia de las presentes y futuras generaciones que luchan y lucharán por una segunda y definitiva independencia. El compañero Alvis nos enseñó que el buen humor también es arma revolucionaria. Es optimismo, es esperanza en el futuro.

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