lunes, 7 de diciembre de 2015

Participar activamente del proceso de paz que se desarrolla en la Habana (Cuba)

Nelson Lombana Silva[i]

 “La guerrilla no es un movimiento terrorista, es un agente político”


Compañeros y compañeras: Fraternal saludo. Es muy placentero estar hoy con los campesinos y campesinas, preocupados y preocupadas, por la necesidad de la organización, preocupados por la problemática del campo y por la perspectiva de contribuir a la transformación de las estructuras orgánicas, sociales y políticas.



Mi nombre es Nelson Lombana Silva, soy comunicador social con énfasis en comunicación comunitaria, adicionalmente, soy miembro del comité central del Partido Comunista Colombiano, secretario general del Partido Comunista en la ciudad de Ibagué, vicepresidente de la Asociación de los trabajadores de los medios de comunicación (Asoprensa), corresponsal del semanario VOZ La verdad del pueblo, las páginas web: www.pacocol.org y www.semanariovoz.com, entre otras responsabilidades.


Proceso de paz


A vuelo de mariposas amarillas como diría Gabriel García Márquez, vamos a intentar plantear un tema de suma trascendencia, fundamental y que nos atañe a todos y a todas. Y tiene que ver, precisamente, con el proceso de paz que hoy se adelante en la Habana.


Ese tema que lo vemos como tan distante de nosotros, como tan lejos de nosotros, como algo que fuéramos indiferentes a ello. Y, dentro de esos (porque no vamos a desarrollar lógicamente los seis puntos de la agenda de la Habana), vamos a tratar de hablar un poquito del primer punto, que es el tema relacionado con la tierra.


Para eso, es necesario tratar de colocarlos en contexto y en ese sentido traeríamos a colación tres elementos básicos: Un primer elemento básico es el elemento de que este proceso lógicamente es polémico. ¿Por qué es polémico? Por la complejidad y por el juego de intereses que hay en esta discusión.


En términos generales, hay que decir que hay como especie de dos fuerzas contrarias y eso indica que haya una permanente discusión.


Un segundo elemento, es el relacionado con los argumentos que salen de la Habana. Argumentos que podríamos ubicar en dos campos: Unos, digamos, honestos y otros deshonestos. O si nos ubicamos en términos periodísticos: unos argumentos de comunicación y unos argumentos de incomunicación.


Y, un tercer elemento, tiene que mirarse este proceso como una negociación. Este proceso de negociación necesariamente tiene unos elementos: Un primer elemento es, digamos, el objetivo. ¿Cuál es el objetivo central de este proceso que hoy se está desarrollando en la Habana (Cuba)?


En segundo lugar, hay que tener en cuenta que en un proceso de comunicación (negociación) la información no fluye de una vez completamente. El negociador o los negociadores van soltando poco a poco verdades o información.


Por ejemplo, si yo voy a comprar un pantalón, voy donde el vendedor y lo primero que le pregunto es cuánto vale ese pantalón. El vendedor no me va a decir el valor real, él va a decir inicialmente el doble de lo que realmente vale el pantalón. Y serio. El que va a comprarlo dirá: Busco un pantalón de menor precio. Se entabla una disputa, una negociación: El vendedor por vender su producto bien caro y el comprador por sacarlo bien barato.


Más o menos es una comparación para traer el tema de la negociación de la paz. Allí, hay dos actores: El gobierno y la Insurgencia Armada. El gobierno tratando que sus intereses se impongan y la otra parte, en este caso la Insurgencia Armada, concretamente las Farc – Ep de colocar sus condiciones.


Entonces, poco a poco, digamos, van dando luces y cada uno va como cediendo en ese diálogo, en esa discusión. Volviendo al ejemplo del pantalón, entonces el comprador podría decir: “hombre dejármelo en 40 y el otro diría no, le rebajaría a 90”. Van en un proceso de acercamiento en esa dirección.


Eso, por supuesto, arroja una serie de conceptos que es lo que a nosotros nos toca analizar y trajimos solo algunos para no cansarlos. Por ejemplo, el gobierno habla de postconflicto. Que la negociación finalmente debe conducirnos a acabar este conflicto. Y, la Insurgencia Armada, le dice: Un momentico: No es la terminación el postconflicto, hablemos mejor de un postacuerdo.


¿Cuál sería la diferencia? ¿En qué fundamenta la Insurgencia Armada esa posición que dice que posiblemente lo que vamos a firmar el 23 de marzo de 2016 es un postacuerdo? La guerrilla le dice: Porque el conflicto armado que hoy está viviendo el país, salió de un conflicto político. Por lo tanto, lo que queremos por ahora es acabar ese conflicto armado, el conflicto político sigue.


¿Esto a qué conduce? O mejor, ¿Qué nos lleva a analizar? La polarización frente a la información. Hay todavía a pesar de llevar tres años discusión, una fuerte discusión sobre esta pregunta: ¿Este proceso es proceso de paz o es simplemente desmovilización de las Farc?


El gobierno dice: Claro, nos hemos reunido es para que ustedes dejen las armas, para que ustedes no actúen más en ese terreno. La Insurgencia Armada, le dice: Nosotros no nos desmovilizamos, simplemente haríamos dejación de las armas. Es decir, lo que vamos a hacer nosotros es dejar las armas, dejación de armas. Pero, nosotros no nos vamos a desmovilizar, vamos a seguir adelante.


Entonces el gobierno les dice: Bueno, listo, pero entonces yo necesito que ustedes se concentren en una cierta área para yo estarlos vigilando, dice el Estado. Dice la Insurgencia Armada: Eso sería una forma de prisión, de cárcel.


Ese tire y encoge es lo que caracteriza el proceso de diálogo de la Habana.


Ahora, el gobierno insiste: Yo los necesito totalmente desmovilizados. Le dice la Insurgencia Armada: No, ese no puede ser el objetivo del proceso de diálogo de la Habana. Lo que nosotros estamos proponiendo son transformaciones sociales, transformaciones culturales, transformaciones políticas a favor del pueblo.


Por ejemplo, que la tierra sea para quien la trabaja. Ese es el rifi rafe. Ahora, ubiquémonos en un contexto mucho más avanzado y es con lo que comenzaba el presidente de Sintragritol: ¿A qué clase pertenecemos? ¿Qué intereses perseguimos?


A Colombia la podríamos dividir en dos grandes clases sociales: Popularmente las llamamos: La clase de los ricos y la clase de los pobres. Carlos Marx, en 1848 en el manifiesto comunista, decía: Burguesía y Proletariado. Lo mismo, en términos generales.


Esos intereses contrapuestos son los que hoy están en juego. Por supuesto, hay algo en común: Ambos quieren la paz, ambos quieren que se acabe el conflicto armado en Colombia.


Nosotros como pueblo queremos que se acabe el conflicto armado en Colombia, queremos que las mujeres sigan pariendo hijos para la paz y no para la guerra como está sucediendo ahora; queremos que sean los hijos los que entierren a sus padres y no los padres que entierren a sus hijos como está sucediendo hoy; queremos que el joven campesino tenga esperanza, tenga una posibilidad de desarrollarse como persona y como sociedad.


¿Cuál es la diferencia entonces? La gran diferencia es que la burguesía quiere simplemente una desmovilización, casi que la guerrilla coja sus “fierros”, aquí las tiene señor gobierno, qué pena haber luchado durante 50 años, métanos a la cárcel y resuelto el problema. Esa es la paz que quiere Juan Manuel Santos, esa es la paz que quiere la burguesía, esa es la paz que quieren.


Y, ¿Cuál es la paz que quiere el pueblo alzado en armas, que queremos nosotros: Los campesinos, las campesinas, los obreros? Una paz que tenga apellido: Justicia social. Es decir, vivienda, educación, salud, bienestar, vías, universidades en el campo, colegios en el campo, escuelas en el campo, maestros en el campo, médicos en el campo… esa es la paz que quiere el pueblo alzado en armas, esa es la paz que nosotros queremos. Esa es.


Esa es la gran diferencia. Ahora, ¿Por qué el gobierno se empecina en que el pueblo no se meta a este proceso de paz? Miren ustedes: Que este tema siendo el más importante, ojo: No solamente para los campesinos, no solamente para las ciudades del país, sino para América y para el mundo, los medios masivos de comunicación, les resta toda su importancia a eso. Es más: Lo tergiversa, lo minimiza, le quita toda su trascendencia.


Hemos escuchado algunas frases como por ejemplo titulares de prensa: “Gobierno le entrega el país a la guerrilla”. Esas campañas insidiosas no son cosas aisladas y desafortunadas de un periodista ingenuo y desinformado: Obedece a esa clase dirigente dominante (burguesía), que es la dueña de los medios masivos de comunicación. Pero, también obedece a la nueva configuración guerrerista, militarista e intervencionista de los Estados Unidos, quien ha cambiado la dinámica de las guerras, ya esa guerra de dos ejércitos que se enfrentaban entre sí en una determinada área eso tiende ya a desaparecer en los manuales del pentágono de los Estados Unidos (CIA, DEA, etc), ahora habla de guerra de cuarta generación.


¿En qué consiste la guerra de cuarta generación? En meternos a todos al conflicto, es decir, combatientes y no combatientes. Somos soldados de un conflicto todos y todas, para bien o para mal.


El gran debate hoy es hacia dónde dirigir esa fuerza para que este proceso de negociación se firme el 23 de marzo, teniendo en cuenta entre otras cosas: Que la verdadera paz no es fruto de un decreto. Entonces de pronto pensemos que el 23 de marzo, se diga: A partir de hoy decrétese la paz en Colombia. No, compañeros y compañeras, eso no es así. Podríamos decir que comenzaría el proceso de paz de ahí en adelante, porque mientras que no se materialice esos acuerdos difícilmente va a ver paz.


Qué me gano yo aquí diciéndoles aquí a ustedes: Se acordó que la tierra es para quien la trabaja, pero la tierra sigue concentrada en pocas manos y los campesinos muriéndose de hambre y necesidades. Eso no tiene sentido. La paz es real en la medida en que se vaya desarrollando esos acuerdos, estos procesos.


En ese sentido, el llamado es, fundamentalmente, a hacer conciencia de ello. Si hiciéramos solo entre nosotros una encuesta sobre si manejamos los puntos que hasta ahora se han acordado en la Habana, seguramente que serían muy poquitos los que pudieran decir los sé al derecho y al revés. Eso resulta preocupante.


¿Por qué esa aptitud y actitud? Esa aptitud y actitud no es gratuita. Es producto de los aparatos ideológicos y represivos del Estado, que se empecina en que el pueblo se mantenga de espalda a este histórico proceso. Esa es la explicación a esta problemática.


La agenda de la Habana – por ejemplo – comienza con el tema de la tierra. Se nos ha dicho tradicionalmente que este conflicto por las tierras es de hace 60 años, de 1964 cuando Manuel Marulanda Vélez con 48 campesinos se sublevó en el Sur del Tolima, en Marquetalia, en toda esa región.


No, compañeros y compañeras, hay estudios que precisamente han surgido al calor de esta conversación de paz de la Habana que lo registra desde más o menos 1920 para acá. (Conflicto social y rebelión armada en Colombia, ensayos críticos, por ejemplo).


Pero si nosotros somos más lejanos, diríamos que este conflicto comienza el 12 de octubre de 1492, con la invasión de los españoles a nuestro continente. Ellos no llegaron a celebrar el encuentro de dos culturas, como nos quisieron decir con motivo de los 500 años, que dizque eran dos civilizaciones que se habían encontrado pacíficamente. No es cierto. La invasión vino a destruir la nuestra, a la ancestral, a avasallar totalmente.


Observen ustedes que el pueblo siempre ha estado en esa dinámica de dominación hasta ahora.


En el caso de las Farc tiene un origen fundamentalmente campesino, su preocupación fundamental es la tierra, uno de sus temas centrales ha sido la tierra. Eso lo plasmó el 20 de julio de 1964 en su plataforma de lucha, lucha por una reforma agraria integral.


Dentro de esos temas, hay uno de entre los muchos que todos los días viene generando noticias en la Habana, desinformación e información, es el tema de la restitución de tierras.


En ese sentido, ya para terminar, debemos decir lo siguiente: Según Néstor Cruz, coordinador social del equipo sustitución de tierras en el departamento de Tolima, hasta el momento hay 5 mil solicitudes de restitución de tierras, las cuales han salido de 18 municipios y en eso, dice el hombre, han trabajado más o menos en un 45 por ciento en el proceso de recolectar debidamente esa información.


A raíz de eso, hasta ahora se ha generado o producido 222 sentencias favoreciendo aproximadamente a 437 familias. Sin embargo, la restitución de tierras en el Tolima, dice el funcionario, estaría proyectada entre 40 y 50 mil hectáreas.


Ahora, ¿Qué es lo que se hace con la restitución? Primero, la devolución del terreno, de la finca, que un día los paramilitares obligaron al campesino a salir. Eso es lo primero; segundo, acompañan el proceso de legalización. O sea, hay fincas donde han resultado varios dueños, sucede porque el propietario que tenía agregado y éstos fueron desplazados, ambos se presentan a reclamar dichas tierras. Este proceso se tramita con la ayuda de las alcaldías y se llama: Proceso de legalización.


Tercer aspecto, la exoneración de pago de impuesto predial por dos años. Es una gabelita. Cuarto aspecto, un subsidio de vivienda; quinto, un proyecto productivo hasta por $25 millones de pesos, de acuerdo a las características del lugar, del terreno, bueno…una serie de requisitos.


Entre los municipios tolimenses que se han restituido tierras están: Ataco, Lérida, Líbano, Alvarado, Ambalema, Fresno.


Esa es a groso modo la información. Pero esta información es la información oficial, por lo tanto, es necesario someterla al análisis. Ese es el trabajo que nos toca hacer por lo menos en estos municipios, constatar si es cierta toda esta “maravilla” que está ofreciendo el gobierno Santos.


Porque qué es lo que está diciendo generalmente el gobierno Santos: Listo le devolvemos su tierra. Pero cuando la persona fue desplazada tenía animalitos, cultivos, tenía algunos muebles, casa en buen estado, etc. Ahora regresa y ve rastrojo por todo lado.


Segundo, el gobierno cree que el desplazado no tiene sensibilidad. El campesino, según el gobierno, no tiene sensibilidad, no siente, no tiene emociones como cualquier ser humano. El campesino es un ser humano con sensibilidad, con capacidad de asombro, con alegría, con emociones. Necesita readaptarse a la realidad y superar el trauma del desplazamiento.


Las cosas no son fáciles. Que diga el gobierno tome su finca váyase de nuevo. ¿Será que el campesino o campesina se va a ir muy alegre, muy contento y muy seguro, sabiendo que los victimarios aún están en la zona? Sabemos que el paramilitarismo sigue en el Tolima y en Colombia organizado y reorganizándose. Se ha “modernizado”.


Ya el paramilitar no es como nosotros decíamos vulgarmente el “ñero”, el degenerado, el bazuquero. No, ya usted ve paramilitares con saco y corbata, muy elegantes para hablar, muy “cultos”. Esa es la nueva configuración del paramilitarismo.


En ese sentido, hay una gran preocupación por el gobernador recientemente elegido en el Tolima. Hay libros de profesores universitarios en donde lo denuncian como jefe del paramilitarismo.


Por eso, cuando nosotros decíamos en campaña: Preferimos mil veces al “anti social liberal”, era precisamente por eso.


Ese es el desafío que tenemos. Ahora, la otra gran contradicción es que mientras el gobierno quiere negociar solito en la Habana, la Insurgencia Armada, pide lo contrario: La participación del pueblo.


Y es que finalmente, es eso, compañeros y compañeras: Allá, no se está definiendo el futuro de la guerrilla o el futuro del gobierno, únicamente. Santos no podría ser más presidente a no ser que reforme la constitución, él está listo, jubilado y toda esa cosa. El problema es de nosotros.


Y lo que se está definiendo no es cualquier cosa, nada menos que o tratamos de ponerle fin a 60 años de conflicto armado o seguimos en él. Entonces, la puja de intereses de clase es muy dura y lo único que salva este proceso es la movilización de la gente, del pueblo, la correlación de fuerzas.


Por eso, cuando se convoca que vamos a salir a una marcha por la paz, hay que salir compañeros y compañeras y hay que decirle al vecino, hay que salir, hay que salir compañeros y compañeras.


Todos estos temas que planteaba el camarada Raúl Rojas González al comenzar esta reunión, hay que interpretarlos y discutirlos con la comunidad, tenemos que meter en este tema de lucha por la paz a los jóvenes, a la mujer. Es uno de los aspectos fundamentales para salir de este conflicto armado, porque si esperamos que por allá, por las alturas se den grandes soluciones, será muy difícil. Nadie resuelve el problema del otro.


Mi problema no me lo resuelve el vecino, lo máximo que podría recibir sería la solidaridad. Acompáñeme en la solución de este problema, pero quien debe frentiarlo soy yo. 


¿Qué ha salido de todo esto? Muchas cosas, compañeros y compañeras. Sería muy largo enumerarlo en su conjunto. Pero, quiero decir solamente un elemento: Ha salido a flote que la guerrilla no es un movimiento terrorista como siempre nos la ha presentado el gobierno de turno. Es un agente político que bajo unas condiciones concretas, caso de 1964, el tenebroso “Plan Laso”, orquestado por los Estados Unidos y desarrollado textualmente por el gobierno de Guillermo León Valencia, intentaron resolver por la vía armada lo que tenía que resolverse por la vía política, resolviendo las necesidades de los campesinos del Sur del Tolima.


Recordemos lo que decía el compañero Manuel Marulanda Vélez: “Solicitábamos al gobierno conversar sobre temas como escuelas, puestos de salud, carreteras, créditos blandos, pero nos metieron fueron 16 mil militares con la política imperialista de tierra arrasada”.


Ese es el origen de este último conflicto. El conflicto armado de la violencia de los 50s, dice William Ospina: “Fue simplemente un conflicto entre liberales pobres contra conservadores pobres”. Nos puso esta oligarquía a matarnos entre nosotros mismos, mientras que los grandes dirigentes liberales y conservadores departían plácidamente en España y Méjico. Juntos. Y nosotros matándonos acá.


La preocupación es esa, compañeros y compañeras: Necesitamos insistir y apoyar, para terminar, apoyar los medios alternativos de comunicación. En ese sentido, quiero recomendarles muy encarecidamente que hagamos el esfuerzo y cada ocho días, compremos el semanario VOZ La verdad del pueblo, aunque sea el semanario VOZ La verdad del pueblo, porque por este medio de comunicación fluye la información, la información del pueblo y por El Tiempo, El Espectador, Rcn, Caracol, etc fluye la ideología de la clase dominante.


Entonces, para nosotros poder entender desde nuestra lógica este conflicto armado, tenemos que necesariamente por lo menos escuchar las dos versiones y asumir una posición política consecuente con la clase social a la cual se pertenece. No les estoy diciendo que no lean El Tiempo o El Espectador, léalos, pero comparen entre lo que dice el semanario VOZ La verdad del pueblo y lo que dicen estos otros medios. Así vamos adquiriendo una conciencia crítica, analítica de lo que es este conflicto armado y cómo podemos nosotros contribuir a la solución de éste.


Les agradezco mucho compañeros y compañeras, los invito el 18 de diciembre a la realización del I encuentro departamental de medios alternativos de comunicación en Ibagué. Será inaugurado posiblemente por el gobernador Delgado Peñón y  será clausurado posiblemente también por el alcalde electo de Ibagué, Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez.


Este encuentro tiene tres elementos centrales: 1. El tema de la paz, 2. Medio ambiente y 3. Identidad regional. Es organizado por Asoprensa. Será una jornada de estudio y reflexión.


Muchísimas gracias (Aplausos)

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[i] El 5 de diciembre  de 2015 se realizó en Ibagué Asamblea Municipal del Sindicato de Trabajadores Agrícolas del Tolima (Sintragritol), siendo invitado a hablar brevemente sobre el proceso de paz que se desarrolla en la Habana (Cuba), entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el presidente Juan Manuel Santos Calderón. Esta fue nuestra intervención.


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