miércoles, 1 de abril de 2015

Las cuentas del gobernador tolimense

Interviene el gobernador Luis Carlos Delgado Peñón, durante la rendición de cuentas. Foto Nelosi
Por Nelson Lombana Silva

 Este 31 de marzo, el mandatario de los tolimenses, doctor Luis Carlos Delgado Peñón, rindió cuentas a un puñado de tolimenses sobre su gestión política – administrativa a menos de nueve meses de entregar su gobierno. El ejercicio democrático se desarrolló en las instalaciones del centro de convenciones “Alfonso López Pumarejo”. Fue la sexta rendición de cuentas, la cual estuvo adornada por una fuerte publicidad mediática.



Este ejercicio democrático consagrado en la constitución nacional no contó con la mayoría del pueblo tolimense (que sería lo obvio en una democracia), solo se hicieron presentes el 0.0914 por ciento de los habitantes de este departamento geográficamente ubicado en el “corazón” de Colombia, teniendo en cuenta que este departamento cuenta con un millón 500 mil habitantes y asistieron 1371 personas, aproximadamente.


Pequeñas delegaciones de algunos municipios se hicieron presentes más a hacer bulto que a opinar sobre la gestión del mandatario de filiación liberal, mandatario que se ha mostrado proclive a la defensa del medio ambiente y los diálogos de paz que se adelantan en la Habana (Cuba) entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el presidente Juan Manuel Santos Calderón.


La voz grave del mandatario inundó el centro de convenciones con cifras millonarias y aportes novedosos que llamaron poderosamente la atención de un vasto sector del adormilado escenario que de vez en cuando despertaba para aplaudir como cuando el mandatario anunció que en la red vial del norte del Tolima contará próximamente con dos peajes más.


Un campesino desprevenido de la alta cordillera o de la extensa llanura o un indígena del sur del Tolima podría preguntarse sin herir susceptibilidades: “¿En dónde quedará ese departamento con tanta dicha?” No era para menos. Las cifras millonarias inundaron el ambiente. Por ejemplo, en vías $17.2 billones, turismo $1 billón y punta, educación, salud, etc.


Sin lugar a dudas la gestión del mandatario es positiva. No se está quieto y gestiona. La pregunta es para quién esa gestión. Ahí encontramos la explicación de todo. El objetivo no es beneficiar directamente a la comunidad, es beneficiar el gran capital. De pronto de carambola – como dirían los amigos del billar – la comunidad saldría de vez en cuando beneficiada.


Miremos el caso de la red vial. El mandatario dijo que son proyectos, unos en ejecución y otros por comenzar pero perfectamente garantizados financieramente: Girardot – Espinal – Guamo – Saldaña doble calzada; Girardot – Cambao – Cruce de Armero – Mariquita – Honda; doble calzada Ibagué – Cajamarca; Cambao – Cruce de Armero – Líbano – Murillo; Manizales – Fresno – Mariquita – Honda – La Dorada; troncal del sur: Castilla – Coyaima – Ataco – Planadas.


Son obras importantes. Nadie puede contradecirlas. ¿Qué es lo que hay que observar? Que dichas obras no son pensadas en la comunidad, sino en el gran capital internacional. Dicho más claramente: Son pensadas en el beneficio de las multinacionales y transnacionales. ¿Cuántas veces viaja un campesino o un indígena a Bogotá – por ejemplo? Quizás nunca, quizás una vez en su vida, quizás una vez al año o dos, en cambio, las tractomulas sí están circulando día y noche. Y, ¿Qué hacen estas? Sacar las materias primas hurtadas y entrar chucherías sobrantes de los países capitalistas.


En el Manifiesto Comunista, escrito por Carlos Marx y Federico Engels en 1847, se lee que la condición de existir el capitalismo es que se esté constantemente actualizando, modernizando. Así las cosas, el capitalismo no se desarrolla pensando en el pueblo, sino pensando en su existencia. He ahí por qué estas obras y estas inversiones astronómicas.


No es gratuito entonces que el centro de convenciones estuviera “abarrotado” de los que directa o indirectamente se han beneficiado con el presupuesto del departamento que tan meticulosamente y al parecer con transparencia ha manejado hasta ahora el gobernador Luis Carlos Delgado Peñón. Igualmente, no es fortuito que el pueblo crítico hubiera brillado por su ausencia.


Desde luego, que en el marco de esa política neoliberal, han caído detalles importantes para la comunidad. A manera de ejemplo: 49 becas para adelantar estudios de alta calidad, 285 etno educadores, la digitalización y la fibra óptica, 37 ambulancias, 12 máquinas para apagar incendios, 28 motos, algunos millones para la universidad del Tolima, algunos millones para el hospital regional Federico Lleras Acosta, recursos para el conservatorio de música del Tolima, la reducción de la extrema pobreza al pasar al parecer del 15.3 por ciento al 11.3 por ciento y la pobreza de 42.3 por ciento al 34.8 por ciento.


También anunció el mandatario departamental que los juegos nacionales se harán definitivamente en este departamento llueva o truene, como dice el dicho popular. Es más: dijo que no se aplazaría un día y al parecer todas las disciplinas presupuestadas se llevarán a cabo. Como diría alguien: “Pan y circo garantizado”.


La frase más trillada por el mandatario fue la siguiente: “El erario público es tan sagrado como la vida humana”. ¡Qué hermosa frase!

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