domingo, 26 de marzo de 2017

“Soy optimista con el proceso de paz”: Comandante Richard Romero

Comandante Richard Romero. Foto Nelosi

Por Nelson Lombana Silva

En la zona veredal transitoria de normalización, vereda El Oso del corregimiento de Gaitania, municipio de Planadas (Tolima), nos encontramos con el comandante fariano Richard Romero, quien acaba de cumplir 60 años de edad y 38 dentro de las filas de las Farc – Ep.


Es hijo de padres marquetalianos. Su infancia transcurrió por estas imponentes cuestas bajo el horror del terrorismo de Estado. Es víctima de este conflicto, por cuanto él y sus padres padecieron la persecución del régimen.

A pesar del incumplimiento vergonzoso del gobierno Santos en lo acordado acerca de la implementación, el comandante Richard Romero se declara optimista señalando que todo es un proceso que poco a poco se va desarrollando. “Nosotros no caeremos en la trampa de desesperarnos”, expresa tácitamente.

Está dispuesto a apostarle al nuevo momento de las Farc – Ep en la responsabilidad que el colectivo le determine, desde cuidar cerdos, gallinas, hasta dar charlas y subirse a la tribuna a defender las tesis que siempre ha sostenido en 53 años este movimiento insurgente.

No se siente ni cansado, ni desmoralizado. Por el contrario. Su rostro se ilumina de optimismo, esperanza y decisión en un nuevo período revolucionario que poco a poco se viene escribiendo.

Las obras que hay que hacer para acondicionar mínimamente esta zona veredal rayan en el 90 por ciento. Sin embargo, eso no es impedimento para soñar en una patria en paz, con desarrollo y en marcha. En su pequeña caleta logramos el siguiente reportaje:

-         Comandante Richard Romero, ¿En dónde nació usted?

Orgullosamente me considero un hijo más de Marquetalia, cuna de la resistencia. Nací el 22 de marzo de 1957, en pleno fragor de la operación, del desarrollo de la violencia indiscriminada en Colombia, a partir de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán. Orgullosamente hijo de guerrilleros 

-         ¿Quiénes eran ellos?

Ellos eran: Ángel Alberto Perdomo Ruiz y Marina de Ruiz.

-         Entonces, ¿Usted nació siendo guerrillero?

Hijo de guerrilleros legendarios fundadores de las Farc, contribuyeron al proceso y nos tocó vivir la inclemencia de la guerra desatada a partir de la orden de operación guerra de exterminio en cuartel contra la región de Marquetalia.

-         ¿Cómo fue su infancia?

Mi infancia fue bastante dura en la mayoría de aspectos fundamentales de la vida, porque por ejemplo en Marquetalia nosotros lo teníamos todo. La finca La Sonora era habitada por nosotros, trabajada por nosotros. Yo siendo un niño de siete u ocho años, ayudaba a arriar ganado, bestias, pollos, gallinas, piscos, patos.

También ayudaba a bolear machete a mi papá para sembrar las cosechas. Pero, en medio de ese trajín de infancia y de padres, allí trabajando la finquita, pues fuimos también agredidos por las bombas, por el ametrallamiento, por la persecución e incluso, por el desalojo, porque ahí viene el cuento de que también soy una víctima más del conflicto.

No tuve derecho a la educación, no tuve derecha a la salud, no tuve derecho a aspirar a ser un profesional, dinámico y poder contribuir más a la sociedad.

Ahí viene la gran diferencia de las consecuencias de la guerra desatada por el Estado contra la región de Marquetalia y toda su familia y sus habitantes.

-         ¿Cuántos años tenía cuando empuñó por primera vez un arma, comandante Richard Romero?

En 1979, ingresé al segundo frente con el camarada Joselo Losada.

-         Inicialmente, ¿Cómo fue esa experiencia?

Esa experiencia inicial fue bastante ardua, dura, crítica. Uno jamás se imaginó que después de haber vivido la guerra en Marquetalia, le iba tocar vivir otra guerra como la que se desató en el Pato en 1980 – 1981. Fue una situación igual o peor de la que se vivió en Marquetalia.

Allí le tocó también a todas las comunidades de la región del Pato, bajo y alto, desocupar la región, perder todos sus enseres, sus animales, dejar en rastrojar las fincas, venirse para Neiva, al estadio Urdaneta Arbeláez, a amontonarse todos, a sufrir, a padecer las inclemencias del tiempo, del calor, de la lluvia, de la falta de techo, de la falta de comida, de las enfermedades endémicas y pandémicas.

En fin, fue una crisis dura, tanto para los habitantes del alto y bajo Pato que salieron en movilización, como para quienes quedamos allí, ocupando y defendiendo esos bienes, esos derechos de todos estos campesinos.

-         Hablemos un poquito de su vida como militar en las Farc – Ep. ¿Cómo describiría usted este momento?

Mi vida política – militar ha sido una vida bastante trasegada, humildemente hablando. Hay que decir que la lucha revolucionara tiene muchos altibajos y hay etapas donde uno tiene que enfrentar cosas sumamente difíciles y hay otras donde es más sobre llevadera.

Entonces, desde el punto de vista militar ha sido bastante, bastante dura y de mucha resistencia para poder hoy estar hablando un poco de estas cosas.

-         Cambiando un poco de tema. ¿Cómo viene asimilando el proceso de paz en la etapa de implementación?
Hay que decir que las Farc hace más de 53 años, hemos venido planteando una salida política, dialogada y civilizada al grave conflicto que se vive en Colombia.

Jamás hemos sido ajenos a que los problemas como factores subjetivos originarios de la guerra, puedan ser solucionados a partir de una concertación con el Estado, con el gobierno y particularmente miro con ojos sumamente grandes y profundos muy objetivamente la firma de los acuerdos en la Habana.

Estoy seguro, muy optimista de que muy a pesar de las dificultades o trabas o talanqueras o micos que de alguna manera el Estado, los opositores al proceso y a la paz, al desarrollo de Colombia, han puesto, nosotros seguimos adelante con mucha habilidad, con mucha cohesión política, con mucha unidad de acción. Todas las fuerzas vivas de este país amantes de la paz. Soy muy optimista.

-         El Estado no pudo derrotar a la guerrilla militarmente. El movimiento insurgente tampoco. Se afirma que el gobierno pretende hacerlo en la mesa de negociación. ¿Cómo percibe usted esta situación tan compleja y dinámica?

 Yo no lo percibo así. Si bien es cierto el Estado colombiano obedeciendo a concepciones de teoría de seguridad nacional y la aplicación de esa teoría comenzando por la operación a Marquetalia, Riochiquito, El Pato, El Guayabero, el Davis y otras regiones importantes del país, donde se plantearon, pues, que exterminarían al movimiento guerrillero, que no era otra cosa sino campesinos en armas, luchando por la vida y por la tierra, defendiendo la vida.

En esa época, imagínese usted, 16 mil hombres bien armados por aire y tierra al mando del entonces general José Joaquín Matallana, en la presidencia de Guillermo León Valencia y no pudieron exterminar a 48 campesinos armados de machete, fistos, caucheras, lanzas, arcos, piedras, trabajando por la comidita, manteniéndonos a cidra, victorias, cosas que se producían en la región, muchos menos hoy, después de 53 años, cuando somos una alternativa de poder, cuando somos un movimiento guerrillero con una autoridad, una beligerancia, una imagen a nivel nacional e internacional, sumamente grande, sumamente importante. Entonces, no es fácil decir que nos exterminaron militarmente o que ahora en la nueva etapa, dado el salto cualitativo y cuantitativo, que nos vamos a transformar las Farc, entonces que nos va a acabar políticamente. Eso es mentira. Esas mentiras no la creen sino quienes las inventan, como los enemigos de la paz, porque quienes son inteligentes, quienes son objetivos, quienes plantean las cosas en profundidad, lo miramos de otra manera, a partir de la reconciliación, a partir del concurso de toda la sociedad colombiana, aportando cada uno su granito con humildad, con tenacidad, con visión de paz y de desarrollo para todo el pueblo colombiano.

-         La paz que quiere Santos, no es la paz que quiere el pueblo colombiano. ¿Cómo salirle al paso a esta gran paradoja para que el proceso avance y podamos tener una paz estable y duradera?

De la vida todo es un proceso. Y si duramos 53 años para ir a una mesa de diálogo, para concretar unos acuerdos, para firmar unos acuerdos, indiscutiblemente que la implementación de esos acuerdos también es un proceso, en el que no solamente todos estamos comprometidos sino que poco a poco entre el gobierno, las Farc y la sociedad colombiana iremos buscando la forma de ir acondicionando cada paso, cada implementación de cada acuerdo. No podemos ser pesimistas. Nosotros consideramos que somos una parte de la sociedad que contribuimos a la paz, al desarrollo. De ahí el planteamiento del camarada, comandante en jefe, Timoleón Jiménez cuando dice: Estamos de acuerdo por un gobierno de transición.

-         ¿Cómo entender este concepto de gobierno de transición?

Con mucha humildad, con mucha honestidad y modestia, nosotros podemos interpretar que un gobierno de transición tiene que ver con la participación de la mayoría de las fuerzas vivas de este país en un nuevo gobierno de participación pluralista, donde todos podamos expresar libremente nuestros pensamientos, donde todos podamos exponer nuestras ideas, nuestras propuestas, nuestros proyectos.

En ese orden de ideas, podríamos así modestamente hablando, decir que diez mentes, cien mentes, mil mentes o 50 millones de mentes, pensaríamos mejor que dos o tres. En ese orden de ideas, iríamos planteando la solución a muchos problemas en el que nos han sumergido en la guerra y que estamos batallando para encontrarle una salida a esto.

-         Comandante, el gobierno evidentemente no está cumpliendo. ¿Cómo analiza la Farc este proceder del gobierno Santos?

Personalmente, yo considero que estamos ante una oposición estatal que obedece a concepciones foráneas indiscutiblemente como la teoría de la seguridad nacional, como las concepciones neoliberales y de globalización.

Ha intereses de clase nacionales e internacionales que de una u otra manera ponen talanqueras a las buenas intenciones del gobierno de Santos o de otros sucesores.

Sin embargo, estoy seguro que las mayorías en este país amante de la paz van a ser los abanderados de hacer que los acuerdos se implementen y que de alguna manera hay una mala intención por parte del Estado y de sus doctrinas foráneas, pues simple y llanamente esas mayorías van haciendo con el concurso la participación de la lucha y de los planteamientos a la solución de los problemas que aquejan al pueblo.

Que se vayan desapareciendo por sí, esos entre comillas planteamientos de no contribución al proceso de paz por parte de los enemigos de la paz. Yo creo que sí ha habido alguna pasmosidad en el cumplimiento y avance de algunos puntos dada la hoja de ruta para la concreción de la implementación.

Pero también es cierto que se está avanzando en otros aspectos. Por ejemplo, en las zonas veredales de transición y normalización hay pasmosidad en el acondicionamiento, construcción y adecuación de los alojamientos, de condiciones para nosotros vivir.

Pero en última, nosotros decimos: Hace 53 años venimos padeciendo otras situaciones mucho más duras, las hemos enfrentado, pues por qué no vamos a tener claridad sobre esta parte en las zonas veredales de transición y normalización. Lo importante de esta parte es que más allá, políticamente se están dando avances significativos, desde el punto de vista político, desde el punto de vista jurídico, desde el punto de vista constitucional. Eso es avanzar en el proceso.

-         Del 100 por ciento de la construcción en esta zona veredal, ¿De qué porcentaje estamos hablando?

Eso para uno que no sabe de construcciones es un poco difícil calcular. Pero, yo diría que no estamos a más de un 10 por ciento del avance de las construcciones en esta zona.

O sea, ha habido muchas dificultades. Primero, porque el Estado fue muy directo y de manera muy improvisada contrató empresa que no sabe un carajo de este tipo de construcciones,

Segundo, porque dentro de ese mismo concepto no ha habido los recursos para quienes han estado al frente de las construcciones y el desarrollo de estos contratos.

Tercero, porque ha habido cambio de ingenieros y cuarto, porque no han desembolsado los dineros. Incluso, le adeudan a los trabajadores que hace rato han estado trabajando aquí. Gente de la región que tienen sus volquetas, tienen su maquinaria, otro lo han hecho a pico y pala, son jornaleros, dependen del jornal y sus manitos y no les han pagado. Eso tiene un peso enorme en cuanto al avance y desarrollo de este cuento.

-         Precisamente, uno se preguntaría si eso no es una forma pensada por parte del gobierno para desmoralizar a la guerrillerada.

Indiscutiblemente que uno lo mira así. A nosotros desde hace más de 53 años de lucha, por todos los medios posibles han pretendido pues como doblegar la moral del combatiente, someterlo a planes de reinserción, desmovilización, de recompensas, de prometerles casas, carro, beca, dinero, las familias para el exterior, la mejor vida.

Como experiencia nunca han cumplido con los que han caído en ese tipo de trampas. Pero también, ya en estos casos entonces han pretendido demorar, de ponernos ahí en el tiempo como a vegetar, pero nosotros no caemos en esa trampa. También estamos preparados, porque en este país ha habido varias amnistías y no han cumplido. Sin embargo, nosotros decimos: Estamos cumpliendo y lo corrobora las mayorías en este país e incluso, las últimas encuestas, donde han encuestado a partidos políticos, a grandes dirigentes, han encuestado a varios sectores de la economía, donde han encuestado a varias empresas de la industria y a distintas personalidades, partidos y movimientos, OGs, en fin, y las Farc están por encima del 19 o 20 por ciento de favorabilidad en estas encuestas.

-         Sin tener medios masivos de comunicación de ninguna naturaleza.

Sin tener medios de comunicación, porque imagínese usted, aquí en esta zona, como en muchas zonas veredales, ya deberíamos estar funcionando nuestras emisoras, ya deberíamos estar trabajando afuera en pedagogía, los diez por cada zona veredal y los 60 a nivel nacional.

Eso ha sido producto de una pasmosidad a que nos han venido sometiendo, pero seguimos muy seguros, muy optimistas, muy unidos y esperamos que en la medida de lo posible, ojalá mañana ya esté eso garantizado.

-         ¿Cómo califica usted la moral de los guerrilleros de esta zona veredal de transición y normalización?

La moral de nosotros los combatientes ahí sí como lo decía nuestro comandante en jefe Alfonso Cano: Los guerrilleros de las Farc – Ep, nos nutrimos diariamente del planteamiento ideológico. Sin teoría revolucionaria, no hay argumentos para enfrentar la lucha.

Pero también decía nuestro comandante Alfonso Cano: Los guerrilleros estamos dotados de una moral revolucionaria inquebrantable. Entonces, se unen las dos: Preparación ideológica y moral revolucionaria absoluta. Somos muy optimistas y seguimos para adelante.

-         Comandante, ¿Qué vienen haciendo ustedes diariamente en esta zona veredal?

Las 24 horas como profesionales activos de la revolución, como transformadores sociales, todo el tiempo estamos dedicados al estudio y  a las distintas tareas y misiones que nuestros jefes a diario están ejecutando a través de los planes.

Nosotros los guerrilleros no tenemos tiempo para perder. Todo el tiempo estamos aprovechando y más en estos momentos coyunturales tan exigentes donde la preparación del guerrillero se hace cada día más imprescindible, se hace mucho más necesaria, mucho más objetiva.

Estudiamos nuestro reglamento en sus tres materiales a saber, estudiamos los acuerdos de paz, analizamos las noticias, nos preparamos en la parte educativa de aprender a leer, escribir, las operaciones matemáticas, nos preparamos en filosofía, en historia y geografía. En fin, en todos los órdenes, en periodismo, en pedagogía. Estamos permanentemente en este planteamiento de la capacitación, individual y colectiva, desde el punto de vista político, ideológico, organizativo, propagandístico, cultural, para enfrentar los grandes retos que nos esperan en este país.

-         Para terminar comandante Richard Romero: ¿Cómo se imagina ese momento en que deja la trinchera, el arma y ve que tiene que subirse a una tribuna a seguir esa lucha solo con la fuerza de la palabra y del argumento?

Yo lo analizo decididamente con el júbilo, el orgullo y la seguridad más tenaz. Me siento orgulloso, contento, optimista y con ganas de salir a contribuir en lo que la organización revolucionaria tenga a bien que yo pueda hacer.



Si me toca trabajar aquí en una cochera con los animalitos, en los galpones, sembrando maíz, fríjol, plátano, yuca, lo que sea, listo estoy preparado para eso, pero si me toca salir a dar la charla aquí a los guerrilleros, pues también estoy preparado para eso y si me toca salir a echar el discurso en la plaza pública para dar a conocer los acuerdos de paz, su contexto y su implementación, pues también estamos listos.      

No hay comentarios.:

Publicar un comentario