Comandante Richard Romero. Foto Nelosi |
En
la zona veredal transitoria de normalización, vereda El Oso del
corregimiento de Gaitania, municipio de Planadas (Tolima), nos
encontramos con el comandante fariano Richard Romero, quien acaba de
cumplir 60 años de edad y 38 dentro de las filas de las Farc – Ep.
Es
hijo de padres marquetalianos. Su infancia transcurrió por estas
imponentes cuestas bajo el horror del terrorismo de Estado. Es víctima
de este conflicto, por cuanto él y sus padres padecieron la persecución
del régimen.
A pesar del incumplimiento vergonzoso del gobierno
Santos en lo acordado acerca de la implementación, el comandante Richard
Romero se declara optimista señalando que todo es un proceso que poco a
poco se va desarrollando. “Nosotros no caeremos en la trampa de
desesperarnos”, expresa tácitamente.
Está dispuesto a apostarle
al nuevo momento de las Farc – Ep en la responsabilidad que el colectivo
le determine, desde cuidar cerdos, gallinas, hasta dar charlas y
subirse a la tribuna a defender las tesis que siempre ha sostenido en 53
años este movimiento insurgente.
No se siente ni cansado, ni
desmoralizado. Por el contrario. Su rostro se ilumina de optimismo,
esperanza y decisión en un nuevo período revolucionario que poco a poco
se viene escribiendo.
Las obras que hay que hacer para
acondicionar mínimamente esta zona veredal rayan en el 90 por ciento.
Sin embargo, eso no es impedimento para soñar en una patria en paz, con
desarrollo y en marcha. En su pequeña caleta logramos el siguiente
reportaje:
- Comandante Richard Romero, ¿En dónde nació usted?
Orgullosamente
me considero un hijo más de Marquetalia, cuna de la resistencia. Nací
el 22 de marzo de 1957, en pleno fragor de la operación, del desarrollo
de la violencia indiscriminada en Colombia, a partir de la muerte de
Jorge Eliécer Gaitán. Orgullosamente hijo de guerrilleros
- ¿Quiénes eran ellos?
Ellos eran: Ángel Alberto Perdomo Ruiz y Marina de Ruiz.
- Entonces, ¿Usted nació siendo guerrillero?
Hijo
de guerrilleros legendarios fundadores de las Farc, contribuyeron al
proceso y nos tocó vivir la inclemencia de la guerra desatada a partir
de la orden de operación guerra de exterminio en cuartel contra la
región de Marquetalia.
- ¿Cómo fue su infancia?
Mi
infancia fue bastante dura en la mayoría de aspectos fundamentales de
la vida, porque por ejemplo en Marquetalia nosotros lo teníamos todo. La
finca La Sonora era habitada por nosotros, trabajada por nosotros. Yo
siendo un niño de siete u ocho años, ayudaba a arriar ganado, bestias,
pollos, gallinas, piscos, patos.
También ayudaba a bolear machete
a mi papá para sembrar las cosechas. Pero, en medio de ese trajín de
infancia y de padres, allí trabajando la finquita, pues fuimos también
agredidos por las bombas, por el ametrallamiento, por la persecución e
incluso, por el desalojo, porque ahí viene el cuento de que también soy
una víctima más del conflicto.
No tuve derecho a la educación, no
tuve derecha a la salud, no tuve derecho a aspirar a ser un
profesional, dinámico y poder contribuir más a la sociedad.
Ahí
viene la gran diferencia de las consecuencias de la guerra desatada por
el Estado contra la región de Marquetalia y toda su familia y sus
habitantes.
- ¿Cuántos años tenía cuando empuñó por primera vez un arma, comandante Richard Romero?
En 1979, ingresé al segundo frente con el camarada Joselo Losada.
- Inicialmente, ¿Cómo fue esa experiencia?
Esa
experiencia inicial fue bastante ardua, dura, crítica. Uno jamás se
imaginó que después de haber vivido la guerra en Marquetalia, le iba
tocar vivir otra guerra como la que se desató en el Pato en 1980 – 1981.
Fue una situación igual o peor de la que se vivió en Marquetalia.
Allí
le tocó también a todas las comunidades de la región del Pato, bajo y
alto, desocupar la región, perder todos sus enseres, sus animales, dejar
en rastrojar las fincas, venirse para Neiva, al estadio Urdaneta
Arbeláez, a amontonarse todos, a sufrir, a padecer las inclemencias del
tiempo, del calor, de la lluvia, de la falta de techo, de la falta de
comida, de las enfermedades endémicas y pandémicas.
En fin, fue
una crisis dura, tanto para los habitantes del alto y bajo Pato que
salieron en movilización, como para quienes quedamos allí, ocupando y
defendiendo esos bienes, esos derechos de todos estos campesinos.
- Hablemos un poquito de su vida como militar en las Farc – Ep. ¿Cómo describiría usted este momento?
Mi
vida política – militar ha sido una vida bastante trasegada,
humildemente hablando. Hay que decir que la lucha revolucionara tiene
muchos altibajos y hay etapas donde uno tiene que enfrentar cosas
sumamente difíciles y hay otras donde es más sobre llevadera.
Entonces,
desde el punto de vista militar ha sido bastante, bastante dura y de
mucha resistencia para poder hoy estar hablando un poco de estas cosas.
- Cambiando un poco de tema. ¿Cómo viene asimilando el proceso de paz en la etapa de implementación?
Hay
que decir que las Farc hace más de 53 años, hemos venido planteando una
salida política, dialogada y civilizada al grave conflicto que se vive
en Colombia.
Jamás hemos sido ajenos a que los problemas como
factores subjetivos originarios de la guerra, puedan ser solucionados a
partir de una concertación con el Estado, con el gobierno y
particularmente miro con ojos sumamente grandes y profundos muy
objetivamente la firma de los acuerdos en la Habana.
Estoy
seguro, muy optimista de que muy a pesar de las dificultades o trabas o
talanqueras o micos que de alguna manera el Estado, los opositores al
proceso y a la paz, al desarrollo de Colombia, han puesto, nosotros
seguimos adelante con mucha habilidad, con mucha cohesión política, con
mucha unidad de acción. Todas las fuerzas vivas de este país amantes de
la paz. Soy muy optimista.
- El Estado no pudo
derrotar a la guerrilla militarmente. El movimiento insurgente tampoco.
Se afirma que el gobierno pretende hacerlo en la mesa de negociación.
¿Cómo percibe usted esta situación tan compleja y dinámica?
Yo
no lo percibo así. Si bien es cierto el Estado colombiano obedeciendo a
concepciones de teoría de seguridad nacional y la aplicación de esa
teoría comenzando por la operación a Marquetalia, Riochiquito, El Pato,
El Guayabero, el Davis y otras regiones importantes del país, donde se
plantearon, pues, que exterminarían al movimiento guerrillero, que no
era otra cosa sino campesinos en armas, luchando por la vida y por la
tierra, defendiendo la vida.
En esa época, imagínese usted, 16
mil hombres bien armados por aire y tierra al mando del entonces general
José Joaquín Matallana, en la presidencia de Guillermo León Valencia y
no pudieron exterminar a 48 campesinos armados de machete, fistos,
caucheras, lanzas, arcos, piedras, trabajando por la comidita,
manteniéndonos a cidra, victorias, cosas que se producían en la región,
muchos menos hoy, después de 53 años, cuando somos una alternativa de
poder, cuando somos un movimiento guerrillero con una autoridad, una
beligerancia, una imagen a nivel nacional e internacional, sumamente
grande, sumamente importante. Entonces, no es fácil decir que nos
exterminaron militarmente o que ahora en la nueva etapa, dado el salto
cualitativo y cuantitativo, que nos vamos a transformar las Farc,
entonces que nos va a acabar políticamente. Eso es mentira. Esas
mentiras no la creen sino quienes las inventan, como los enemigos de la
paz, porque quienes son inteligentes, quienes son objetivos, quienes
plantean las cosas en profundidad, lo miramos de otra manera, a partir
de la reconciliación, a partir del concurso de toda la sociedad
colombiana, aportando cada uno su granito con humildad, con tenacidad,
con visión de paz y de desarrollo para todo el pueblo colombiano.
-
La paz que quiere Santos, no es la paz que quiere el pueblo colombiano.
¿Cómo salirle al paso a esta gran paradoja para que el proceso avance y
podamos tener una paz estable y duradera?
De la vida todo es
un proceso. Y si duramos 53 años para ir a una mesa de diálogo, para
concretar unos acuerdos, para firmar unos acuerdos, indiscutiblemente
que la implementación de esos acuerdos también es un proceso, en el que
no solamente todos estamos comprometidos sino que poco a poco entre el
gobierno, las Farc y la sociedad colombiana iremos buscando la forma de
ir acondicionando cada paso, cada implementación de cada acuerdo. No
podemos ser pesimistas. Nosotros consideramos que somos una parte de la
sociedad que contribuimos a la paz, al desarrollo. De ahí el
planteamiento del camarada, comandante en jefe, Timoleón Jiménez cuando
dice: Estamos de acuerdo por un gobierno de transición.
- ¿Cómo entender este concepto de gobierno de transición?
Con
mucha humildad, con mucha honestidad y modestia, nosotros podemos
interpretar que un gobierno de transición tiene que ver con la
participación de la mayoría de las fuerzas vivas de este país en un
nuevo gobierno de participación pluralista, donde todos podamos expresar
libremente nuestros pensamientos, donde todos podamos exponer nuestras
ideas, nuestras propuestas, nuestros proyectos.
En ese orden de
ideas, podríamos así modestamente hablando, decir que diez mentes, cien
mentes, mil mentes o 50 millones de mentes, pensaríamos mejor que dos o
tres. En ese orden de ideas, iríamos planteando la solución a muchos
problemas en el que nos han sumergido en la guerra y que estamos
batallando para encontrarle una salida a esto.
- Comandante, el gobierno evidentemente no está cumpliendo. ¿Cómo analiza la Farc este proceder del gobierno Santos?
Personalmente,
yo considero que estamos ante una oposición estatal que obedece a
concepciones foráneas indiscutiblemente como la teoría de la seguridad
nacional, como las concepciones neoliberales y de globalización.
Ha
intereses de clase nacionales e internacionales que de una u otra
manera ponen talanqueras a las buenas intenciones del gobierno de Santos
o de otros sucesores.
Sin embargo, estoy seguro que las mayorías
en este país amante de la paz van a ser los abanderados de hacer que
los acuerdos se implementen y que de alguna manera hay una mala
intención por parte del Estado y de sus doctrinas foráneas, pues simple y
llanamente esas mayorías van haciendo con el concurso la participación
de la lucha y de los planteamientos a la solución de los problemas que
aquejan al pueblo.
Que se vayan desapareciendo por sí, esos entre
comillas planteamientos de no contribución al proceso de paz por parte
de los enemigos de la paz. Yo creo que sí ha habido alguna pasmosidad en
el cumplimiento y avance de algunos puntos dada la hoja de ruta para la
concreción de la implementación.
Pero también es cierto que se
está avanzando en otros aspectos. Por ejemplo, en las zonas veredales de
transición y normalización hay pasmosidad en el acondicionamiento,
construcción y adecuación de los alojamientos, de condiciones para
nosotros vivir.
Pero en última, nosotros decimos: Hace 53 años
venimos padeciendo otras situaciones mucho más duras, las hemos
enfrentado, pues por qué no vamos a tener claridad sobre esta parte en
las zonas veredales de transición y normalización. Lo importante de esta
parte es que más allá, políticamente se están dando avances
significativos, desde el punto de vista político, desde el punto de
vista jurídico, desde el punto de vista constitucional. Eso es avanzar
en el proceso.
- Del 100 por ciento de la construcción en esta zona veredal, ¿De qué porcentaje estamos hablando?
Eso
para uno que no sabe de construcciones es un poco difícil calcular.
Pero, yo diría que no estamos a más de un 10 por ciento del avance de
las construcciones en esta zona.
O sea, ha habido muchas
dificultades. Primero, porque el Estado fue muy directo y de manera muy
improvisada contrató empresa que no sabe un carajo de este tipo de
construcciones,
Segundo, porque dentro de ese mismo concepto no
ha habido los recursos para quienes han estado al frente de las
construcciones y el desarrollo de estos contratos.
Tercero,
porque ha habido cambio de ingenieros y cuarto, porque no han
desembolsado los dineros. Incluso, le adeudan a los trabajadores que
hace rato han estado trabajando aquí. Gente de la región que tienen sus
volquetas, tienen su maquinaria, otro lo han hecho a pico y pala, son
jornaleros, dependen del jornal y sus manitos y no les han pagado. Eso
tiene un peso enorme en cuanto al avance y desarrollo de este cuento.
-
Precisamente, uno se preguntaría si eso no es una forma pensada por
parte del gobierno para desmoralizar a la guerrillerada.
Indiscutiblemente
que uno lo mira así. A nosotros desde hace más de 53 años de lucha, por
todos los medios posibles han pretendido pues como doblegar la moral
del combatiente, someterlo a planes de reinserción, desmovilización, de
recompensas, de prometerles casas, carro, beca, dinero, las familias
para el exterior, la mejor vida.
Como experiencia nunca han
cumplido con los que han caído en ese tipo de trampas. Pero también, ya
en estos casos entonces han pretendido demorar, de ponernos ahí en el
tiempo como a vegetar, pero nosotros no caemos en esa trampa. También
estamos preparados, porque en este país ha habido varias amnistías y no
han cumplido. Sin embargo, nosotros decimos: Estamos cumpliendo y lo
corrobora las mayorías en este país e incluso, las últimas encuestas,
donde han encuestado a partidos políticos, a grandes dirigentes, han
encuestado a varios sectores de la economía, donde han encuestado a
varias empresas de la industria y a distintas personalidades, partidos y
movimientos, OGs, en fin, y las Farc están por encima del 19 o 20 por
ciento de favorabilidad en estas encuestas.
- Sin tener medios masivos de comunicación de ninguna naturaleza.
Sin
tener medios de comunicación, porque imagínese usted, aquí en esta
zona, como en muchas zonas veredales, ya deberíamos estar funcionando
nuestras emisoras, ya deberíamos estar trabajando afuera en pedagogía,
los diez por cada zona veredal y los 60 a nivel nacional.
Eso ha
sido producto de una pasmosidad a que nos han venido sometiendo, pero
seguimos muy seguros, muy optimistas, muy unidos y esperamos que en la
medida de lo posible, ojalá mañana ya esté eso garantizado.
- ¿Cómo califica usted la moral de los guerrilleros de esta zona veredal de transición y normalización?
La
moral de nosotros los combatientes ahí sí como lo decía nuestro
comandante en jefe Alfonso Cano: Los guerrilleros de las Farc – Ep, nos
nutrimos diariamente del planteamiento ideológico. Sin teoría
revolucionaria, no hay argumentos para enfrentar la lucha.
Pero
también decía nuestro comandante Alfonso Cano: Los guerrilleros estamos
dotados de una moral revolucionaria inquebrantable. Entonces, se unen
las dos: Preparación ideológica y moral revolucionaria absoluta. Somos
muy optimistas y seguimos para adelante.
- Comandante, ¿Qué vienen haciendo ustedes diariamente en esta zona veredal?
Las
24 horas como profesionales activos de la revolución, como
transformadores sociales, todo el tiempo estamos dedicados al estudio y
a las distintas tareas y misiones que nuestros jefes a diario están
ejecutando a través de los planes.
Nosotros los guerrilleros no
tenemos tiempo para perder. Todo el tiempo estamos aprovechando y más en
estos momentos coyunturales tan exigentes donde la preparación del
guerrillero se hace cada día más imprescindible, se hace mucho más
necesaria, mucho más objetiva.
Estudiamos nuestro reglamento en
sus tres materiales a saber, estudiamos los acuerdos de paz, analizamos
las noticias, nos preparamos en la parte educativa de aprender a leer,
escribir, las operaciones matemáticas, nos preparamos en filosofía, en
historia y geografía. En fin, en todos los órdenes, en periodismo, en
pedagogía. Estamos permanentemente en este planteamiento de la
capacitación, individual y colectiva, desde el punto de vista político,
ideológico, organizativo, propagandístico, cultural, para enfrentar los
grandes retos que nos esperan en este país.
- Para
terminar comandante Richard Romero: ¿Cómo se imagina ese momento en que
deja la trinchera, el arma y ve que tiene que subirse a una tribuna a
seguir esa lucha solo con la fuerza de la palabra y del argumento?
Yo
lo analizo decididamente con el júbilo, el orgullo y la seguridad más
tenaz. Me siento orgulloso, contento, optimista y con ganas de salir a
contribuir en lo que la organización revolucionaria tenga a bien que yo
pueda hacer.
Si me toca trabajar aquí en una cochera con los
animalitos, en los galpones, sembrando maíz, fríjol, plátano, yuca, lo
que sea, listo estoy preparado para eso, pero si me toca salir a dar la
charla aquí a los guerrilleros, pues también estoy preparado para eso y
si me toca salir a echar el discurso en la plaza pública para dar a
conocer los acuerdos de paz, su contexto y su implementación, pues
también estamos listos.
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