viernes, 10 de marzo de 2017

“Nuestro papel principal es defender el acuerdo de paz”: Lorena Neira

Lorena Neira. Foto Nelosi
Por Nelson Lombana Silva

Lorena Neira, Comunista y educadora de la organización femenina Asodemuc participó de la conmemoración del día internacional de la mujer en la ciudad de Ibagué. Su intervención fue corta y contundente. Demostró que la pelea no es hombre vs mujer, sino hombre – mujer unidos contra el régimen de los antivalores, contra el régimen capitalista.


Habló con la página web: www.pacocol.org sobre temas relacionados con las féminas, los movimientos de liberación, género y los desafíos en el proceso de paz que vive Colombia con altibajos ante el incumplimiento de la oligarquía en cabeza del presidente Juan Manuel Santos Calderón. “Nuestro papel principal está en defender este acuerdo hasta donde nos toque defenderlo”, dijo.

Expresó su preocupación por la ola de feminicidios que se ha disparado en los últimos tres meses en Colombia. También el bajo salario en relación con el salario del hombre y la violencia que ha sido víctima la mujer colombiana durante esta larga y larvada violencia generada desde las alturas del poder dominante.

Para Lorena Neira el feminismo tiene una connotación emancipadora. “Cuando hablamos de feminismo – dijo – hablamos de emancipar a la humanidad”. No está de acuerdo con la ley de cuotas, pero respeta el concepto de algunas compañeras que la conciben como una posibilidad de abrir espacios y presencia de la mujer en los escenarios de decisión política. Dice además, que hace rato la mujer colombiana está “madura” para ser presidenta de Colombia. Da a conocer algunos nombres como Imelda Daza Cotes, Piedad Córdoba, Aida Avella, entre muchas.

La entrevista completa es la siguiente:

-         ¿Cómo analiza usted la situación de la mujer en el siglo XXI?

Creo que la situación de la mujer en el siglo XXI ha estado atravesada de una manera muy fuerte por todo el escenario del capitalismo; uno quisiera pensar que hace parte de un discurso, pero lo que uno encuentra en la práctica es una arremetida del capital por impedir que las mujeres tangamos igualdad de oportunidades en relación con los hombres.

Se ve reflejado esto en las cuestiones salariales donde hay una brecha muy grande entre lo que ganan los hombres y lo que ganamos nosotras. Además, se ve reflejado en términos de la guerra. Digamos hoy quiénes soportan más los rigores de la guerra en sí en los cuerpos de las mujeres, reflejo de eso es lo que sucede en la sociedad colombiana. En los últimos tres meses los feminicidios se han incrementado de manera abismal a pesar de existir una ley que se supone castiga vehementemente estas prácticas.

Pensaríamos que todos estos temas del neoliberalismo que avanza hacia su agonía, se ve reflejado en los cuerpos y en los territorios de las mujeres.

-         ¿Cómo viene asumiendo la mujer de izquierda este nuevo rol, esta nueva realidad con todas sus contradicciones?

Yo creo que las mujeres, históricamente de izquierda, hemos jugado un papel muy importante. Digamos que desde el escenario que vivió Rosa Luxemburgo hasta el escenario que viven nuestras compañeras sobrevivientes incluso de la Unión Patriótica, ha sido una forma de enfrentar esta situación de manera aguerrida.

Creo que las mujeres Comunistas y las mujeres de izquierda, han entendido de una u otra forma que el papel que nos corresponde en el escenario privado no es solo para que el compañero asista a algunas reuniones, sino que hemos ido caminando pasando al frente de esta pelea política en la que usualmente han estado los hombres.

La mujer de izquierda es una mujer comprometida y creo que eso es el reflejo de muchas ganancias políticas que hasta el momento se han obtenido como la ley 1257, la ley de la no violencia a las mujeres.

-         ¿Cree usted que tanto el hombre como la mujer han entendido correctamente el planteamiento de la liberación femenina?

Digamos que cuando uno señala que hay avances, los avances no siempre implican la ganancia de lo que nosotras nos hemos peleado. Creo que hace falta que los compañeros entiendan, que los hombres entiendan, que esto no es una pelea de las mujeres por las mujeres, sino que, precisamente, el feminismo que nosotras manejamos, esa intención de liberar a las mujeres, es también una intención de liberar a la humanidad.

Digamos que el claro reflejo es que nosotros no podríamos emular un hombre como Fidel Castro, cuando es un claro ejemplo de que el verdadero revolucionario busca la emancipación de la humanidad y no un cuarto de ella que son solamente los hombres proletarios.

-         ¿No cree usted que se ha entendido este concepto de género mal generándose una especie de enfrentamiento entre el hombre y la mujer y no la unidad contra el capitalismo?

Creo que esa es una excusa incluso de la derecha al malinterpretar nuestras luchas, ha sido una excusa de la derecha, ha sido una excusa del capital para ponernos en esa pelea, en esa disputa, que no es una disputa realmente digamos cuando nosotras hablamos de feminismo, hablamos de emancipar a la humanidad, cuando nosotros hablamos de la intención de poder liberar a las mujeres obreras, hablamos también de liberar a los compañeros obreros.

Creo que la pelea ahí, no es entre hombre vs mujer. Digamos que para poder hablar de una emancipación de clase, hay que hablar de una emancipación de las mujeres también.

-         ¿Cómo viene desarrollando esta nueva y revolucionaria concepción feminista el Partido Comunista Colombiano?

Creo que el Partido Comunista es un claro ejemplo de lo que los movimientos revolucionarios deben hacer, y es empezar a abrir la discusión o seguir alimentando la discusión que hemos trazado durante tanto tiempo, que es nuestra participación, nuestro reconocimiento y nuestra representación al interior de los escenarios no solamente revolucionarios, sino políticos en el país.

No es raro que el Partido haya emulado a varias mujeres para tomar cargos de dirección, no solamente al interior de su Partido, sino al interior del Estado. Claro, aún nos falta. Eso lo reconocemos. Pero, creemos que hemos puesto como unas bases y esas bases nos van a permitir tomar decisiones realmente más pegadas al momento político, el cual nos exige estar al frente de la situación. 

-         ¿Es correcta y es acertada la “famosa” ley de cuotas?

Yo como revolucionaria no la comparto. Creo que el Partido y los revolucionarios debemos entender que tenemos que ir más allá del liberalismo. Digamos: El liberalismo no hace parte de nuestra ética, pero hay compañeras que señalan que eso es la única forma de garantizar realmente la participación de la mujer.

Si no hubiera sido así, el Partido, entre hombres y mujeres, no se hubieran visto comprometidos con la necesidad de que las mujeres participaran. Realmente no comparto esta figura, pero es una forma de abrir espacio la mujer. No comparto el liberalismo, pero gracias a esa pelea que dio el liberalismo en la primera ola de feminismo, pues usted y yo no estaríamos sentados acá y yo no estaría hablando de que soy ciudadana.

-         ¿Cómo sería posible encausar la lucha de género en la lucha por la paz con justicia social en el proceso de diálogo con las guerrillas colombianas?

El escenario de la guerra ha venido marcando los cuerpos de las mujeres. Las últimas movilizaciones que se han dado en el marco del desarrollo de los diálogos de paz, estuvieron caracterizadas por ser femeninas.

Creo que eso el Estado tiene que evidenciarlo y el Estado tiene que entender que hicimos parte de frentear esta guerra, pero estamos dispuestas también a pensarnos y soñarnos esta paz. En esa medida, creo que es fundamental que los partidos revolucionarios empiecen a emular el ejercicio de las mujeres, en tanto que incluso los acuerdos de la Habana no solamente tienen un ejercicio transversal sino que tiene una necesidad intrínseca, que incluso las mismas insurgencias hoy han emulado. No es gratis que estén Victoria Sandino o Isabela Sanroque, dando giras nacionales contando cuál es la situación de las mujeres al interior de la insurgencia, sino porque los compañeros también han hecho un trabajo interiorizando la necesidad de que las mujeres también hagamos parte de esa política y no estemos al piecito del compañero todo el tiempo.

-         ¿Cómo sería la forma correcta de conmemorar el 8 de marzo, el día internacional de la mujer?

¿Cómo se debería conmemorar? Para mí, creo que el 8 de marzo perfecto para mí, sería una revuelta de mujeres trabajadoras. Sería un escenario en el que nosotros pudiéramos decir que las mujeres se quitaron el velo del miedo y salieron a las calles a pelear por esas condiciones laborales que el Partido tanto se ha peleado.

Creo que ese sería un marco perfecto para conmemorar el 8 de marzo, para mí.  Un 8 de marzo donde los compañeros entendieran que el tema de las flores, realmente lo que logra es una sobreexplotación de las mujeres. Un 8 de marzo perfecto sería donde el compañero reconociera que todo tipo de violencia al interior de una organización revolucionaria es contraria a nuestra ética y que por tanto, debe dejar de hacer ese tipo de prácticas, como morbosear, como no echar un halago sino un piropo. Digamos cosas que realmente nos han fracturado al interior.

-         El 8 de marzo se ha convertido en un evento comercial más. ¿Cómo debería conmemorarlo la mujer Comunista?

Nosotras nunca hemos celebrado el 8 de marzo, lo hemos conmemorado y creo que la conmemoración es realmente hacer el ejercicio de reflexionar sobre nuestro quehacer al interior del Partido y volver a los clásicos. O sea, los compañeros y las compañeras hablan mucho del capital y de muchos textos del marxismo, pero creo que es necesario volver a retomar luchas antiquísimas. No fue gratis que Lenin delegara ese papel a Rosa Luxemburgo de organizar a las mujeres, fue una necesidad que él vio para realizar la revolución. La única forma de emular es reconociendo las dificultades que hemos tenido y avanzar hacia la construcción equitativa entre hombres y mujeres.

-         ¿Considera usted que la mujer colombiana está lo suficientemente “madura” para ser presidenta de la república?

Creo que sí hace mucho tiempo. Si hubiéramos tenido la oportunidad de tener una mujer en el poder, si nosotras hemos tenido la capacidad de organizar la casa y al mismo tiempo bañar los niños, al mismo tiempo barrer y al mismo tiempo pensar en que el esposo se va a llevar determinadas cosas y estar pendiente de los animales y estar pendiente de una cantidad de cosas, por qué nos habría de quedar grande organizar un país como Colombia. Creo que hace mucho tiempo estamos listas para tomarnos el poder.

-         ¿Qué mujeres estarían capacitadas en estos momentos para llegar a la Casa de Nariño en Bogotá?

Podría nombrar a muchas compañeras del Partido. Un claro ejemplo Aida Avella. Creo que es una mujer que ha mostrado el temple que se necesita para asumir los destinos de un país tan godo como el colombiano.

Creo que la compañera Imelda Daza Cotes también es un claro ejemplo de ese temple que se debe tener, pero además, esa táctica que ella constantemente utiliza para poderse enfrentar a unos debates que han sido muy importantes.

Creo que Piedad Córdoba también tendría la capacidad para asumir la presidencia de la república. Hay un montón de mujeres que podríamos ayudar a empujar la pelea para que ellas puedan subir al poder en algún momento.

-         ¿Cómo califica el papel de la mujer colombiana en la lucha guerrillera?

A unas nos tocó pelear desde las universidades, a otras les tocó pelear empuñando armas. En la guerra se vive de todo. Y las mujeres no podían estar exentas de defender no solamente su cuerpo sino sus territorios.

Uno lo que escucha en muchas regiones del país es que gracias a las mujeres insurgentes, muchas mujeres rurales pudieron subsistir porque era su única defensa, era su única forma de sobrevivir a todo el tema de la arremetida guerrerista que este país les ha dado a las mujeres.

Creo que para empuñar un arma no se necesita ser hombre, se necesita tener temple, me imagino.

-         ¿Qué papel debe jugar la mujer en la implementación de los acuerdos con las Farc – Ep y los diálogos con ELN?

El papel es el papel que debería haberse desarrollado desde hace mucho tiempo. El papel está en ser veedoras, en reproducir ese escenario para la gente que no se ha interesado o la gente que no le importa lo que pasa con el país. Es persuadir a  la gente. Ese es nuestro ejercicio. De que si esto no llega a un buen proceso, pues, muchas cosas pueden llegar a suceder, muchas cosas pueden ponerse en riesgo. Pero nuestro papel principal está en defender este acuerdo hasta donde nos toque defenderlo. 

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