martes, 14 de marzo de 2017

“El reconocimiento a Carlos es más que merecido”: Humberto Leyton León

Humberto Leyton León. Foto Nelosi
Por Nelson Lombana Silva

Humberto Leyton León, uno de los periodistas más importantes que tiene el departamento del Tolima en la actualidad, fue compañero de estudio del camarada Carlos Arturo Lozano Guillén en el colegio San Simón de la ciudad de Ibagué, Lozano Guillén que será homenajeado por sus paisanos este viernes 17 de marzo a partir de las 2:30 de la tarde en la Asamblea Departamental del Tolima.


Humberto también participó activamente de la lucha obrero – estudiantil de esa época. Incluso, durante algún tiempo fue militante activo de la Juventud Comunista (Juco), entablando una sólida amistad con el camarada Lozano Guillén, amistad que perdura a pesar de las diferencias políticas e ideológicas.

Al enterarse de la iniciativa, Humberto Leyton León no dudó en sumarse activamente a este reconocimiento y sin ahorrar adjetivos destaca la vida y obra del dirigente nacional del Partido Comunista y la Marcha Patriótica.

“Pienso que el reconocimiento a Carlos es más que merecido”, dice y agrega: “Es un reconocimiento para reconfortarlo en estos momentos que él atraviesa problemas delicados de salud y que debemos brindarle todo el cariño, toda la solidaridad y todas nuestras fuerzas para darle energía positiva dentro de lo que él está viviendo, para que nos dure muchos años más, por ser una persona valiosa para la izquierda colombiana”.

Lo recuerda en su juventud como dirigente estudiantil. “Los recuerdo que yo tengo de Carlos – dice – es el de un dirigente estudiantil del colegio San Simón”.

Tres virtudes destaca Humberto del compañero Lozano Guillén: Hombre de diálogo, no sectario y amante de la paz. No duda en calificarlo “como hombre histórico de la izquierda colombiana”. 

La entrevista completa concedida a la página web: www.pacocol.org es la siguiente:

-         Prácticamente hace parte usted de la generación del camarada Carlos Arturo Lozano Guillén. ¿Cómo fue posible esta relación?

No me acuerdo exactamente la edad, pero creo que teníamos entre 15 y 17 años más o menos, cuando nos conocimos. Era estudiante ya del colegio San Simón y yo era un muchacho que había llegado del campo desplazado por la violencia liberal – conservadora.

Entonces, yo comencé a conocer no solo a Carlos sino también a otros muchachos como Luis Eduardo Morales, Orlando Alvis, una serie de compañeros que militaban en ese entonces en la Juventud Comunista.

Me fueron llevando, educando; me daban folletos y cosas así, yo comencé a leer y estudiar y me fui con ellos simpatizando y después ya comencé a militar de lleno en la Juventud Comunista.

Los recuerdos que yo tengo de Carlos es el de un dirigente estudiantil del colegio San Simón, donde se hicieron grandes movimientos estudiantiles y sociales en el departamento del Tolima y que inclusive, fueron referente nacional en su época.

Desde entonces yo me conozco con Carlos. Después me distancié políticamente de él, pero sin embargo, yo he guardado con él la amistad personal que siempre hemos tenido y no ha sido las posiciones políticas que hemos asumido los dos, cada uno por su parte, impedimento para expresar nuestra admiración y cordialidad en las relaciones personales.

Tampoco he sido renegado del Partido Comunista, ni de la Juventud, ni nada de eso como a usted le consta, porque yo siempre he tenido relaciones y he tenido un pensamiento de izquierda dentro de las situaciones que se presentan. Pueda que no esté de acuerdo con todo lo que diga el Partido Comunista, pero en lo fundamental – creo yo – en la lucha social, en la lucha por los cambios que necesita el país, por las reformas, por las transformaciones que necesita el país, en eso estamos plenamente de acuerdo.

-         ¿Qué anécdota o anécdotas podría evocar en estos momentos de esa época cuando se era feliz e indocumentado, como diría Gabriel García Márquez?

Éramos jóvenes. Nos gustaba la farra, nos gustaba la salsa. Inclusive, vida disoluta, yo era alcahuete de él en algunos amoríos muy especiales de la época. Esas vainas que le acontecen a todo muchacho, a cualquier joven. Nos reíamos en medio de nuestras luchas, en la bohemia. El que nos hacía reír mucho era el enano (Orlando Alvis), que desafortunadamente ya desapareció. Ese es el que dejó anécdotas por lo que era él, por su propia formación, una de ella fue – por ejemplo – una vez que nos cogieron pintando una pared porque el Partido en esa época era clandestino. No había libertades. La única libertad que teníamos nosotros para expresarnos era a través de los muros, pintándolos. Entonces, para hacer una consigna en un muro necesitábamos como tres o cuatro compañeros: Dos que hicieran el letrero y cuatro campaneando para que en un determinado momento no nos cogieran.

En una oportunidad, tuvimos tan mala suerte que el campanero al parecer se quedó dormido, no se dio cuenta y nos cogieron, entre ellos, al enano (Orlando Alvis), entonces el enano comenzó a decirle a la policía que eso era cosas de jóvenes, que nos dejaran libre que ya nosotros nos íbamos a dormir, entonces nos pidieron los documentos de identidad. En esa época teníamos esa tarjeta de tipo francés, esa grande de doble pliegue y el enano sacó la cédula. Entonces, el Policía contestó: “¿Cosas de jóvenes? Mire viejo hijueputa”. De una vez nos echó la madre. “Viejo hijueputa usted ya tiene cédula. Usted fue el que me pintó la casa ayer”. Así las cosas, más rápido nos echaron y fue peor la cosa.

-         ¿Carlos Arturo Lozano se destacó entonces en su juventud como dirigente estudiantil?

Evidentemente, él se destacó como dirigente estudiantil. Pero en esa época estaba cemento Diamante, estaba Gaseosa Tolima, había fábricas y hacían huelgas y en la época que ellos hacían huelga los estudiantes nos plegábamos a los trabajadores, íbamos a los campamentos de ellos y participábamos de lo que ellos hacían.

Es decir, nuestra lucha no fue meramente estudiantil, sino que también la llevamos a otro campo, al campo de la alianza obrero – estudiantil en ese entonces. Nosotros estábamos pendientes en cualquier circunstancia donde hubiera injusticia social, allá estábamos nosotros.

-         Era una Juventud bastante beligerante, ¿Verdad?

La época nos daba para eso. Además, porque nosotros estábamos también con el reciente triunfo de la revolución cubana, hacía unos 9 o diez años que había triunfado y nosotros al calor de la revolución cubana y la odisea del Che, todas estas situaciones que alcanzamos a vivir en esa época, todo eso nos daba más fuerza, más bríos para combatir máxime cuando teníamos que hacerlo ante un Estado que prácticamente nos “castró ideológicamente” en el pensamiento porque era el estado de sitio y luego, el Frente Nacional que fue cuando se comenzaron a dividir los liberales y los conservadores el poder, que son una de las tantas frustraciones que hemos tenido los colombianos. Eso nos motivaba más para ser más beligerantes, para ser más aguerridos en nuestra lucha.

-         ¿Cómo dimensiona usted la obra del camarada Carlos Arturo Lozano Guillén?

Yo la mido en tres aspectos fundamentales: Carlos ha sido, en primer lugar, un hombre de diálogo. Estudioso. Analista. Sabe ponderar las cosas. Pero, en medio de eso tiene una segunda cosa: No es sectario. Yo nunca le conocí sectarismo a él, mucho menos dogmatismos.

Esas dos posiciones, le da a él una amplitud para entenderse con los unos y con los otros, sin renunciar a sus principios y a su ideología política.

Y, una tercera, ha sido desde tiempo atrás se ha inclinado por el proceso de paz. Es decir, no es raro que él haya escrito ya más de seis libros frente a esta situación. Él ha estado en estos procesos, bien entre bambalinas o bien, abiertamente. Pero en todo caso es uno de los hombres más capacitados con más sindéresis que he conocido para tratar este tema de la paz hasta llegar a lo que estamos hoy, que es parte de eso.

Eso me da a mí para calificarlo como un hombre histórico de la izquierda colombiana. 

-         Este viernes 17 de marzo se le va a rendir un homenaje a partir de las 2:30 de la tarde en la asamblea del Tolima. ¿Cómo analiza usted esta iniciativa?

De suma importancia, porque yo pienso que los honores y todas estas cosas que se lo hacen a uno, se lo deben hacer en vida.

Aunque yo comparto en cierta manera la cuestión del culto a la personalidad, que no es dado en la izquierda aparentemente porque si vamos a la realidad la izquierda ha sido también caudillista, empezando por Stalin, por ejemplo, Mao Zetung, Fidel Castro. Todas las revoluciones o todos los movimientos de izquierda han tenido una impronta: Se ha concretado a través de un hombre.

En este caso, yo pienso que el reconocimiento a Carlos es más que merecido, es un reconocimiento para confortarlo en estos momentos que él atraviesa de problemas delicados de salud y que debemos brindarle todo el cariño, toda la solidaridad y todas nuestras fuerzas para darle energía positiva dentro de lo que él está viviendo para que nos dure muchos años más, por ser una persona valiosa para la izquierda colombiana.



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