domingo, 19 de marzo de 2017

Ibagué sedienta de agua

Por Nelson Lombana Silva


Ibagué (Tolima), considerada la “ciudad musical de Colombia” y también la “ciudad andina de los derechos humanos”, está sedienta de agua. Sus 600 mil habitantes ven con qué preocupación cómo el preciado líquido escasea, sin una respuesta clara y contundente por parte de la administración municipal que preside el médico Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez.


La tubería que sirvió de escenario para el lanzamiento de su campaña sigue intacta. La intemperie sigue deteriorando esta tubería que bien constituye el gran monumento a la inoperancia y al derroche del erario público de los ibaguereños. El rostro inexorable de la impunidad se ve en este arrume de tubería al parecer condenada a ser devorada por el abandono y la indiferencia oficial. Nadie responde. Por el contrario. Al parecer los responsables han caído pero arriba con mejores cargos y posibilidades.

La situación resulta bien compleja. Hay una especie de enfrentamiento entre la ciudad urbana y rural por este concepto. La urbana deseosa de tener el mínimo vital líquido o por lo menos, constantemente. Pero resulta que casi todas las noches se está yendo. Jordán II etapa es apenas un ejemplo. Llueva o haga sol.

El conjunto multifamiliar “El Tejar”, construido a toda carrera para el señor Germán Vargas Lleras tener algo que mostrar en su campaña, fue levantado sin tener en cuenta la escasez del preciado líquido. Hoy sus habitantes son sometidos a un rígido racionamiento diariamente. Según habitante consultado por la página web: www.pacocol.org el agua llega a las 7 de la mañana, a las 12 del día y a las 7 de la noche, durante una hora y a veces hasta dos horas.

Dicho conjunto multifamiliar consta de 55 torres, cada torre tiene 5 pisos y cada piso cuatro apartamentos (alcancías humanas), en cada apartamento se aloja en promedio cuatro o cinco personas.

La preocupación de la Ibagué rural radica en que se viene quedando sin líquido, las corrientes hídricas apocándose y privatizándose. Los acueductos están en la mira de la administración municipal, lo mismo el IBAL.

Pero como si esto fuera poco, las multinacionales y transnacionales se empecinan en convertir la zona en un desierto a partir de robarle a la madre tierra los metales preciosos como el oro y otros tantos simple y llanamente para satisfacer los grandes monopolios internacionales, tal el caso de la transnacional sudafricana que tiene sus acciones en los Estados Unidos, Anglo Gold Ashanti, entre otras.

El hermoso y profundo cañón del Combeima se encuentra concesionado a éstas, lo mismo las numerosas veredas aledañas al cañón. Mientras tanto, Ibagué crece todos los días sin una planificación debida. De la noche a la mañana aparecen edificios y urbanizaciones a granel. Nadie responde. Las curadurías ni fu, ni fa, como dice el dicho. Ibagué sigue manga por hombro.

Las tarifas son costosas. La propuesta del mínimo vital líquido para los estratos 1, 2 y 3 sigue en veremos, sigue durmiendo el sueño de los justos.

Por supuesto que esta gravísima situación de escasez de agua no es exclusividad de esta administración, hace parte de un conjunto de administraciones que siempre vieron el IBAL como la caja menor para financiar campañas políticas, según se ha indicado. Además, la corrupción galopante. Si hubiera una investigación seria, la comunidad quedaría sorprendida al saber que muchos riquitos no pagan, pagan los pobres. Evaden la cancelación con instalaciones alternas.

El pueblo debe romper la quietud sobre el particular y asumir una postura crítica y propositiva. Resulta fundamental rechazar todo tipo de privatización con las “famosas” Alianzas Público Privadas (APP), por cuanto este proyecto a mediano y largo plazo no resuelve el problema hídrico de la ciudad, pero en cambio sí abulta el bolsillo de unos cuantos habilidosos y oportunistas.

De otra parte, asumir una postura consecuente contra la política minera – energética del presidente Santos. Hay que rechazarla. Eso implica apoyar la consulta que viene liderando el comité ambiental departamental. Esto no es un juego, ni se debe mirar por el lado de un alcalde con el sol a sus espaldas. Hay que mirar la problemática ambiental, sobre todo lo relacionado con el agua, como algo vital que nos compete defender todos sin distingo de color político, social, económico, ideológico y cultural. Hay que luchar hoy para no tener que llorar mañana cuando ya sea demasiado tarde y como dijera el emperador romano Julio Cesar: “La suerte está echada”. Por la vida, hasta la vida.


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