martes, 7 de marzo de 2017

La salud manga por hombro, criminal papel de las EPS

Plantón trabajadores hospital San Francisco de Ibagué, Tolima. Foto Nelosi.
Por Nelson Lombana Silva

La salud en Colombia está manga por hombro. El papel que vienen jugando las empresas prestadoras de salud (EPS) raya en la criminalidad. Vienen asesinando pueblo a diestra y siniestra sin que el gobierno nacional diga absolutamente nada. Es la libertad de empresa que tanto adora y venera el capitalismo salvaje.


Los hechos más aberrantes suceden a diario en estas funerarias. A diario se ven los cuadros más horrorosos y conmovedores. El pueblo padeciendo su drama, mientras ex presidentes, senadores, representantes a la cámara, etc se embolsillan a diario miles y miles de millones de pesos.

El cuadro es tan patético y doloroso que ya hemos perdido la capacidad asombro y nada nos conmueve. Ni el llanto del niño de física hambre, ni jóvenes alimentándose con las sobras de los alimentos, ni mujeres prostituyéndose por necesidad, ni ancianos muriendo de física soledad, ni cientos de colombianos muriendo de enfermedades curables.

Estamos tan maniatados e idiotizados que aplaudimos alcaldes que cierran hospitales, despiden médicos, enfermeras y auxiliares de enfermería como viene sucediendo en el hospital San Francisco de la ciudad de Ibagué (Tolima). Justificamos esta atroz política neoliberal y mentimos descaradamente para decir que el mandatario tiene razón y que no le queda otra alternativa.

Esos personajillos porque tienen pensión, salario, transporte propio para movilizarse por todo el país, se creen parte de la clase dominante y asumen postura en contra del pueblo humilde, desarrapado y humillado, que vive de las migajas que caen de la mesa del rico Epulón. Son pobres y piensan como ricos. Por eso, no dicen nada contra las EPS, ni contra las medidas de los alcaldes inhumanos y salvajes que solo les asiste el brillo del oro al precio que sea, sobre montañas de injusticias y crimines horripilantes.

Al presidente de la república Juan Manuel Santos Calderón los médicos de cabecera le diagnosticaron cáncer por la mañana y ya por la tarde lo estaban sometiendo a cirugía.

A mi hermana Argelis, humilde campesina anzoateguiense, le diagnosticaron la misma enfermedad en noviembre del año pasado y esta es la hora que no ha sido intervenida quirúrgicamente. La semana pasada estuvimos en la EPS Asmet salud y la funcionaria cínicamente, nos dijo: “No he mirado sus papeles y el especialista como que viaja a Europa por estos días, demorará un mes. Hay que esperar”.

Qué tal que esta empleada le hubiera contestado así al presidente Juan Manuel Santos Calderón. Mínimo su cargo había desaparecido. Mejor: La EPS en su conjunto. Pero como mi hermana es pueblo, ni va ni viene. No cuenta.

¿El caso de mi hermana es único? No. Son miles y miles y miles de casos que suceden a diario en Colombia. Es una endemia por obra y gracia del capitalismo, que todo los destruye y lo prostituye.

Mientras esto sucede a diario, es el pan nuestro de cada día, los pocos hospitales públicos siguen en el patíbulo de la privatización, los mandatarios van a la caza de ellos, seudo dirigentes se solazan con esas políticas y buscan artilugios para justificar esas medidas criminales. Venden la causa por un miserable puestico temporal.

Como siempre el gobernante justifica su incapacidad responsabilizando al obrero. Jaramillo Martínez considera – por ejemplo – que la crisis es el alto salario y sin sonrojarse obliga a los trabajadores de la Unidad de Salud de Ibagué (USI) a bajarse el pírrico salario en un 5 por ciento con la complicidad al parecer del sindicato patronalista. Así lo ha denunciado nada más y nada menos que el presidente nacional de Anthoc, Yesid Camacho Jiménez.

¿No es esto una infamia? Es tanta como la del señor Álvaro Uribe Vélez al patinar la ley 100 de 1993, mediante la cual la salud deja de ser un derecho para convertirse en una mercancía costosísima. Tanta infamia como la que hacen estas EPS de ordenar a sus médicos asalariados recetar lo más barato: Acetaminofén.

Todo lo que palpa o toca el capitalismo lo prostituye dijo Carlos Marx. Hasta las relaciones familiares. “La burguesía desgarró los velos emotivos y sentimentales que envolvían la familia y puso al desnudo la realidad económica de las relaciones familiares”, dice el Manifiesto Comunista.

Así las cosas, el camino no es maquillando el régimen, adornándolo y perfumándolo, como quieren socialdemócratas y oportunistas de todos los pelambres. Hay que destruir este régimen y construir uno distinto con rostro humano: El régimen Socialista.

En esta lucha a muerte no hay términos medios. No cabe la conciliación. La razón es elemental: Está en juego intereses económicos totalmente antagónicos, opuestos. La batalla ideológica y política no admite vacilaciones, ni titubeos. Se es o no se es. Pero no se puede aceptar las dos a la vez. Esa es la lucha revolucionaria.

Entonces, si queremos que la salud vuelva a ser un derecho en Colombia, tenemos que luchar pero unidos. Solo así será posible quitarle ese negocio opulento a esta rancia oligarquía. No hacerlo, es condenar a estas generaciones a otros cien años de soledad como diría nuestro nobel Gabriel García Márquez. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario