sábado, 14 de mayo de 2016

Unir las distintas formas de lucha

Por Nelson Lombana Silva


La tarea de todo revolucionario es trabajar en la dinámica de unir las distintas formas de lucha que el pueblo se invente para resistir la arremetida virulenta del régimen capitalista. Tratar de dividir o sectorizar es un error catastrófico. Al lado de la lucha reivindicativa – por ejemplo – debe estar la lucha política.




Sin embargo, hay expresiones políticas que insisten mecánicamente en separar una lucha de la otra. Entonces se conocen tesis como que la lucha social debe ser aparte de la lucha política. Otros afirman que la lucha social debe guiar a la lucha política. Esa controversia, a veces insulsa, hace más difícil y complejo el proceso unitario. Es aprovechado por la clase dominante para imponer la dictadura y su ideología fácilmente. Así, las posibilidades de la izquierda ser opción de poder se retarda inexorablemente. Avanzar en los puntos que nos une era la consigna del padre Camilo Torres Restrepo, iniciativa audaz que en pleno siglo XXI no la asimilamos y seguimos montando pequeñas parroquias a diestra y siniestra, mientras el capitalismo altamente transnacionalizado se hace cada vez más voraz y más criminal.


Quienes sostienen la tesis de separar las formas de lucha, dicen – por ejemplo – que Evo Morales llegó a la presidencia exclusivamente por la acción de los movimientos sociales, nada tuvieron que ver los partidos de izquierda. Craso error. Pensar así, es desnaturalizar el concepto o significado de la política, por cuanto en el más amplio sentido, política significa poder. Así que pretender desligar una cosa de la otra, resulta un contrasentido que es muy bien aprovechado por la derecha. Voluntaria o involuntariamente, le hacemos el juego a la clase dominante con posturas de esta naturaleza.


Ahora, bueno resulta entender que las distintas formas de lucha no se desarrollan exactamente y al mismo ritmo. Hay unas que se desarrollan más que otras en ciertas condiciones históricas. Tienen sus momentos claves de flujo y reflujo, avances y retrocesos. Eso es diferente. Es otro debate que hay que dar con altura y coherencia siempre en el marco unitario.


En el caso particular del Tolima, qué interesante sería convocarnos a discutir todos estos temas sin sectarismos y sin ambigüedades en el marco unitario y en la acción práctica. Diríamos – por ejemplo – que alrededor de tres temas fundamentales: La paz con justicia social, los diálogos de la Habana y los diálogos con el ELN, como primer punto; segundo punto, el tema ambiental, la consulta ambiental en Ibagué y la resistencia contra las multinacionales y transnacionales que con el aval del gobierno nacional pretenden apoderarse de todos los recursos naturales, destruyendo la madre la naturaleza, la madre tierra; y, un tercer punto grueso: La defensa de lo público, la lucha contra toda forma de privatización, teniendo en cuenta que las alianzas público privadas (APP), nada tiene de público, es tanto como sentar a hablar a un méndigo con Carlos Ardila Lule. Sería absurdo, ilógico e imposible.


Sobre esos temas hay que discutir unitariamente Partidos y organizaciones políticas de izquierda  y organizaciones sociales. Incluso, hay partidos de derecha que dicen estar por la paz y los diálogos con el movimiento insurgente. ¿Por qué no sentarnos a discutir con ellos un plan de acción conjunto así sea para ese tema? No hagamos más compleja la unidad, no la hagamos más remota y prácticamente imposible. Seamos coherentes. La unidad es el camino, el faro luminoso que debemos seguir con decisión y coraje.

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