lunes, 22 de julio de 2013

Pequeñas delegaciones campesinas celebraron su día en Anzoátegui, Tolima

Vista parcial durante presentación danzas campesinas. Foto Nelosi
Por Nelson Lombana Silva


Con aspaviento fue convocada la celebración del día del campesino en Anzoátegui, Tolima, municipio fundado el 16 de julio de 1.895 y que se encuentra ubicado en la parte norte, en plena cordillera, destacándose como bellezas naturales, el nevado del Tolima, las lagunas, la estrella hídrica y el imponente cerro de Guambeima.



No fue voluntad del alcalde, fue presión de la comunidad, por cuanto recientemente se celebraron las tradicionales ferias y fiestas y el mandatario puso énfasis en los visitantes extranjeros (Ecuador, Venezuela), desconociendo olímpicamente al hombre del agro. La protesta se hizo sentir y el mandatario no tuvo otra alternativa que organizar el encuentro, el cual se realizó el pasado domingo 21 de julio en la plaza de toros “Humberto Zuluaga” de esta municipalidad bajo un sol espléndido.


El municipio cuenta con 17.000 habitantes aproximadamente, asistieron a la festividad 1500 campesinos, es decir, participó solo el 8.77 por ciento. Al decir de algunos, solo una parte que votó por el mandatario Alfredo Antonio García Reyes, porque los demás están indignados con su administración y los otros hacen parte de la supuesta contraparte.


El alcalde no se hizo notar. Brilló el que considera la comunidad es el “verdadero alcalde”, el señor Mario Alberto Salazar Gallego. Era el que hablaba, era el que ordenaba y era el que decidida hasta lo mínimo. Es más: El hijo de este “personaje” que es personero, Jorge Luis Salazar Herrera, que según dice la comunidad no hace absolutamente nada, colocó una valla inmensa con su foto, analizada por algunos como con cierto tufillo de campaña política.


La politiquería se tomó el evento y el escenario con la presencia pálida del representante a la cámara de la derecha, Carlos Edward Osorio y el cuestionado politiquero de la peor calaña, Pedro Pablo Trujillo. El mandatario García Reyes, una vez subió a la tarima el parlamentario Osorio y estrechó su mano socarronamente, abandonó la tarima.


El negociante Mario Alberto Salazar Gallego lo presentó como la última maravilla del mundo, afirmando que parlamentarios de esta naturaleza eran los que necesitaba el país.  La intervención del parlamentario nadie la escuchó, porque no dijo nada. Simplemente que hacía ocho días había estado en la vereda El Hatillo, que hoy estaba en Anzoátegui y que posiblemente estaría próximamente en Lisboa o en Palomar. Llegó con las manos vacías, sin un detalle para los héroes del campo. Por su parte, el señor Trujillo, que estuvo preso sindicado de nexos con el paramilitarismo, se ubicó en un burladero de la plaza de toros e intentaba llamar la atención con el ternerito puesto a torear y presentado por el señor Salazar Gallego dizque “toro de casta”. ¿Será que este negociante cree tan “caído del zarzo” al pueblo anzoateguiense, que no sabe qué es un toro de casta?


Se desarrollaron algunos concursos originales como el motosierrismo, concurso de émulos, entregaron algunas herramientas de trabajo, se presentó un conjunto de música campesina, la banda municipal de jóvenes, danzas campesinas y se lanzaron al público algunos vasos rojos plásticos que el público batalló por tener un ejemplar. Es decir: “Limosnas a granel”.


Se remató el holgorio con la corrida de toros, mejor, terneritos inofensivos presentados como “toros de casta”. No hubo un mensaje de paz, no hubo un pronunciamiento sobre el origen de la pobreza, el riesgo inminente del medio ambiente, donde hasta el perímetro urbano de esta municipalidad está concesionado a las multinacionales y transnacionales. Muchos menos una registro serio sobre cuánto costó cada machetico o lima que recibieron algunos campesinos y algunos presidentes de juntas de acción comunal.


La sensación que queda entre las personas pensantes y analíticas es que con esta clase dirigente, el municipio de Anzoátegui, Tolima, está condenado a otros “cien años de soledad” como bien lo dice Gabriel García Márquez. Entre otras razones, porque no hay oposición. La semana pasada, anotó Fernando Ariza, estuvo la contraloría haciendo una investigación “exhaustiva” sobre presuntos hurtos por parte de la administración, preguntó y volvió a preguntar sobre los rumores y nadie dijo nada. Es decir, dijo Ariza: “Todo anda sobre rieles”.


Sin embargo, para los marxistas – leninistas y los comunistas la nave del olvido no ha partido, aún se puede hacer mucho por romper ese asfixiante analfabetismo político y hacer un campesinado pensante, crítico y analítico. Bien lo dijo en su momento Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos: “Se puede engañar a algunos todo el tiempo, se puede engañar a todos por algún tiempo, pero no se puede engañar a todos durante todo el tiempo”. [i] 



[i] VALENCIA, Luis Emiro. Gaitán antología de su pensamiento social y económico. Ediciones Desde Abajo. Abril de 2012. Página consultada 14.

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