Por Nelson Lombana Silva
Por estos días, tuve la fortuna de leer el libro: “Camino minado caso 12.531 (Corte IDH). Manuel Cepeda Vargas”, de la periodista y comunicadora social egresada de la universidad Tadeo Lozano de Bogotá, Maureén Maya Sierra.
Por estos días, tuve la fortuna de leer el libro: “Camino minado caso 12.531 (Corte IDH). Manuel Cepeda Vargas”, de la periodista y comunicadora social egresada de la universidad Tadeo Lozano de Bogotá, Maureén Maya Sierra.
Un libro revelador que muestra quiénes y por qué asesinaron al entonces senador de la Unión Patriótica y dirigente nacional del Partido Comunista Colombiano, Manuel Cepeda Vargas. Crimen atroz y miserable.
Un relato desgarrador que muestra de lo que es capaz esta oligarquía con tal de no perder sus privilegios mal habidos. Claro queda demostrado la política paramilitar de Estado que generó el vil genocidio contra el Partido Comunista y la Unión Patriótica y que hoy sigue asesinando a diestra y siniestra en el territorio nacional con la misma complicidad del Estado y el aval de los Estados Unidos.
Un relato desgarrador que muestra de lo que es capaz esta oligarquía con tal de no perder sus privilegios mal habidos. Claro queda demostrado la política paramilitar de Estado que generó el vil genocidio contra el Partido Comunista y la Unión Patriótica y que hoy sigue asesinando a diestra y siniestra en el territorio nacional con la misma complicidad del Estado y el aval de los Estados Unidos.
El camarada Manuel Cepeda Vargas, fue víctima del tenebroso “Plan Golpe de Gracia”, denunciado por él en el parlamento con nombres propios. Sin embargo, el Estado hizo caso omiso y permitió que sucediera el abominable magnicidio en calles céntricas de Bogotá en plena luz del día.
Es más: Hizo hasta lo imposible para que este crimen quedara en la impunidad como hay miles y miles de casos en Colombia. El Estado maniobró de diversas maneras para que este hecho abominable durmiera eternamente el sueño de los justos. Encubrió con tenacidad a los generales que estuvieron al frente. Pero, la constancia resuelta de Iván Cepeda Castro, sus hermanos y los defensores de derechos humanos, impidieron semejante infamia. La verdad salió a flote. Este fue un crimen de Estado.
La mafia sigue en el poder
La mafia sigue en el poder. La cabeza visible es sin lugar a dudas el narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez, según la CIA. No es un invento de ahora. Hace rato está en el poder. Recordemos los debates de Gustavo Petro Urrego, colocando al desnudo la personalidad mafiosa de la familia Uribe Vélez. Además, los refundadores del paramilitarismo a través de las Convivir.
Esa tarea de Petro, la ha continuado Iván Cepeda Castro, con arrojo, decisión y dolor de patria. Una vez más, le ha quitado el antifaz a este siniestro personaje que para vergüenza de Colombia fue dos veces presidente y durante varios períodos senador, no de la república sino de la mafia.
Por eso, como en Fuenteovejuna, todos contra uno, la mafia entronizada en las ramas del poder público, hacen hasta lo imposible por ridiculizar y macartizar al valiente senador de izquierda que ha venido denunciando donde tiene que denunciar personajes oscuros de este calado.
Los medios de comunicación masivos, como perros falderos, se han puesto de hinojos ante la mafia, en defensa de unos de sus capos. Porque con toda seguridad, Uribe no es el único, el cartel de cuello blanco debe ser seguramente bien abultado y numeroso.
En esa dinámica quieren estos medios de comunicación (Mejor de incomunicación, según Eduardo Galeano), presentar los hechos fundamentales como intrascendentes y los intrascendentes como fundamentales. Juego mediático perverso para engañar alienados y despistados políticos.
Así, no es supuestamente importante, el soborno para que el delincuente cambie su versión, lo novedoso, según ellos, es haber grabado en un reloj. No es para esta mafia fundamental la esencia, sino la forma. Y así la repite mil veces RCN, Caracol, El Tiempo, El Espectador, Semana, etc.
Y mientras periódicos de otros países del mundo presentan una versión aproximada de la realidad, incluyendo la prensa de los Estados Unidos, estos periódicos y noticieros nacionales, afirman que Uribe es víctima de un complot. (Vaya, qué objetividad y espíritu investigativo de estos medios que llegan sin sonrojarse a semejante conclusión).
En esa dinámica, han desplegado toda una campaña mediática contra el senador Iván Cepeda Castro y algunos periodistas consecuentes que sí los hay. De un lado la mala prensa para ellos que luchan heroicamente contra la impunidad y del otro lado la cruda política paramilitar para atemorizar y asesinar a todo aquel que hable mal del virrey del narcotráfico y el paramilitarismo.
Es por eso, que hay que rodear al senador Cepeda Castro, difundir su obra histórica que está desarrollando al lado de periodistas consecuentes como los que trabajan en el semanario VOZ La verdad del pueblo, la página web: www.pacocol.org, etc. Hay que rodear la izquierda, conocerla y apoyarla decididamente. Qué bueno sería convocar un encuentro nacional de paz en solidaridad con Iván Cepeda Castro y los cuadros nacionales que hoy luchan por desarticular este Estado mafioso, para que haya algún día un Estado Democrático y por qué no Socialista. La solidaridad nos hace invencibles.
Compañero senador Iván Cepeda Castro: ¡Usted no está solo, el pueblo lo quiere y reconoce su esfuerzo por depurar la política colombiana, el Estado colombiano! ¡Adelante!
Es más: Hizo hasta lo imposible para que este crimen quedara en la impunidad como hay miles y miles de casos en Colombia. El Estado maniobró de diversas maneras para que este hecho abominable durmiera eternamente el sueño de los justos. Encubrió con tenacidad a los generales que estuvieron al frente. Pero, la constancia resuelta de Iván Cepeda Castro, sus hermanos y los defensores de derechos humanos, impidieron semejante infamia. La verdad salió a flote. Este fue un crimen de Estado.
La mafia sigue en el poder
La mafia sigue en el poder. La cabeza visible es sin lugar a dudas el narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez, según la CIA. No es un invento de ahora. Hace rato está en el poder. Recordemos los debates de Gustavo Petro Urrego, colocando al desnudo la personalidad mafiosa de la familia Uribe Vélez. Además, los refundadores del paramilitarismo a través de las Convivir.
Esa tarea de Petro, la ha continuado Iván Cepeda Castro, con arrojo, decisión y dolor de patria. Una vez más, le ha quitado el antifaz a este siniestro personaje que para vergüenza de Colombia fue dos veces presidente y durante varios períodos senador, no de la república sino de la mafia.
Por eso, como en Fuenteovejuna, todos contra uno, la mafia entronizada en las ramas del poder público, hacen hasta lo imposible por ridiculizar y macartizar al valiente senador de izquierda que ha venido denunciando donde tiene que denunciar personajes oscuros de este calado.
Los medios de comunicación masivos, como perros falderos, se han puesto de hinojos ante la mafia, en defensa de unos de sus capos. Porque con toda seguridad, Uribe no es el único, el cartel de cuello blanco debe ser seguramente bien abultado y numeroso.
En esa dinámica quieren estos medios de comunicación (Mejor de incomunicación, según Eduardo Galeano), presentar los hechos fundamentales como intrascendentes y los intrascendentes como fundamentales. Juego mediático perverso para engañar alienados y despistados políticos.
Así, no es supuestamente importante, el soborno para que el delincuente cambie su versión, lo novedoso, según ellos, es haber grabado en un reloj. No es para esta mafia fundamental la esencia, sino la forma. Y así la repite mil veces RCN, Caracol, El Tiempo, El Espectador, Semana, etc.
Y mientras periódicos de otros países del mundo presentan una versión aproximada de la realidad, incluyendo la prensa de los Estados Unidos, estos periódicos y noticieros nacionales, afirman que Uribe es víctima de un complot. (Vaya, qué objetividad y espíritu investigativo de estos medios que llegan sin sonrojarse a semejante conclusión).
En esa dinámica, han desplegado toda una campaña mediática contra el senador Iván Cepeda Castro y algunos periodistas consecuentes que sí los hay. De un lado la mala prensa para ellos que luchan heroicamente contra la impunidad y del otro lado la cruda política paramilitar para atemorizar y asesinar a todo aquel que hable mal del virrey del narcotráfico y el paramilitarismo.
Es por eso, que hay que rodear al senador Cepeda Castro, difundir su obra histórica que está desarrollando al lado de periodistas consecuentes como los que trabajan en el semanario VOZ La verdad del pueblo, la página web: www.pacocol.org, etc. Hay que rodear la izquierda, conocerla y apoyarla decididamente. Qué bueno sería convocar un encuentro nacional de paz en solidaridad con Iván Cepeda Castro y los cuadros nacionales que hoy luchan por desarticular este Estado mafioso, para que haya algún día un Estado Democrático y por qué no Socialista. La solidaridad nos hace invencibles.
Compañero senador Iván Cepeda Castro: ¡Usted no está solo, el pueblo lo quiere y reconoce su esfuerzo por depurar la política colombiana, el Estado colombiano! ¡Adelante!
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