La iniciativa del ex candidato presidencial de la Colombia Humana, Gustavo Petro Urrego, de movilizarnos el 7 de agosto resulta fundamental. El pueblo colombiano debe pronunciarse públicamente sobre las iniciativas que viene tomando el parlamento y el presidente electo de hacer trizas los acuerdos de la Habana (Cuba), entre la entonces guerrilla de las Farc – Ep y el Estado Colombiano, en cabeza del presidente Juan Manuel Santos Calderón.
Colombia no puede cruzarse de brazos mientras el Centro Democrático liderado por el narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez se empecina en hacer fracasar el proyecto de paz que tantos resultados ha dado hasta el momento, empujando nuevamente el país al abismo de la cruda violencia.
Recordemos que en 1964, fue el estado en cabeza de Guillermo León Valencia, el que bombardeó el sur del Tolima en el marco del plan Latín American Secury Operation (Plan Laso), plan de inspiración estadounidense con más de 16 mil hombres por aire y tierra contra 82 campesinos liderados por Manuel Marulanda Vélez, obligando a este puñado de hombres y mujeres a armarse dando origen más tarde a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC – EP).
Ahora, con Álvaro Uribe Vélez, ex presidente incurso en numerosos crímenes de lesa humanidad, pretende hacer trizas los acuerdos con el único propósito de empujar al pueblo nuevamente a empuñar las armas. Igualmente, busca por todos los medios impedir que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), cumpla con los objetivos planteados en dicho acuerdo, para que los militares, los terratenientes, los banqueros y los políticos de oficio, no cuenten su versión sobre este período tan doloroso que ha cobrado más de ocho millones víctimas.
Así que por la defensa del acuerdo de paz suscrito en la Habana y firmado en el teatro Colón de Bogotá, se hace necesario asumir una postura activa y consecuente. De igual manera, hay que rechazar contundentemente las iniciativas que ha venido ventilando el títere de Uribe, como la reforma tributaria para bajarle los impuestos a los empresarios, aumentar la edad de jubilación, lo mismo que ofrecer el territorio para agredir militarmente a la hermana república bolivariana de Venezuela, acabar con la Corte Suprema de Justicia, la Corte Constitucional y la JEP.
Las distintas organizaciones que apoyaron la candidatura de la Colombia Humana en cabeza de Gustavo Petro deben organizar a las masas para salir pacíficamente pero con decisión a decirle al gobierno nacional que la paz debe estar por encima de los intereses mezquinos del ex presidente Uribe Vélez y la oligarquía colombiana.
Igualmente, la movilización será oportuna para rechazar la siniestra campaña que viene intensificando el paramilitarismo en alianza con un sector del militarismo y “los verdaderos dueños del país”, como dijera en su momento Julio Silva Colmenares.
Hay que exigirle al estado en cabeza de Iván Duque Márquez que pare el baño de sangre que se viene presentando a lo largo y ancho del país. No más sangre humilde, trabajadora, campesina e indígena. No más asesinatos de sindicalistas, profesores e indígenas. A la calle el 7 de agosto. Que se sienta la resistencia civil y popular en todo el país y allende de las fronteras.
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