martes, 25 de abril de 2017

¿Por qué la crisis de valores? ¿Cómo superar la crisis de valores?

Sandra Liliana. Foto: Nelosi
Por Nelson Lombana Silva

El 21 de abril de 2017, a partir de las 6:30 de la mañana, se realizó la reunión de padres de familia para entrega de boletines de calificaciones correspondiente al primer período del año lectivo en la prestigiosa institución educativa Juan Lozano y Lozano del barrio Jordán II etapa de la ciudad de Ibagué (Tolima).


Antes de comenzar la reunión ya estaba sentado habida cuenta que soy acudiente de mi querida hija Sandra Liliana. Fue una reunión extraordinaria, bien organizada, participativa y democrática.

Participaron de la reunión los principales sectores que le dan vida al colegio: Estudiantes, Docentes y Padres de Familia. Nos pareció una reunión fructífera, productiva, llena de expectativas y de frustraciones, pero en el fondo una gran luz de esperanza como para decir hay muchas razones objetivas para seguir luchando por unos ideales reales, por cuanto tenemos la firma convicción que la finalidad de la humanidad en su conjunto es la felicidad y no la amargura y los sobresaltos por los cuales estamos pasando, especialmente la juventud y la mujer en su totalidad.

Como pensamos que del encuentro no salieron conclusiones acabadas e inmodificables, sino a nuestro entender más interrogantes que respuestas, lo cual valoramos positivamente, queremos analizar con la mayor responsabilidad posible, con la autocrítica que pueda caber, algunos elementos, todos encaminados a contribuir a esa gran utopía de encaminar a la juventud hacia ese estadium  de felicidad al cual está predestinada.



Dos menores raspando un hueso de chivo. Una olla hirviendo sobre el piso de barro. La escena es una más de los miles de retratos de las penurias en la alta Guajira..- Foto Semana


Valoramos en sumo grado las diversas intervenciones tal como lo dijo el docente que habló. Hablar en público no es fácil y más cuando uno es arte y parte de una situación tan compleja y dramática como la que estamos viviendo y que queremos palear responsabilizando al otro y nosotros eximiéndonos de toda responsabilidad.

De entrada y de la manera más radical rechazamos una interpretación en estos términos; qué sería de la humanidad si partiéramos del análisis concreto pero al revés, teniendo en cuenta la antropología del hombre, la cual sostiene que es un ser social, “animal sociable por naturaleza”, diría el filósofo Aristóteles. Además, tuviéramos claro que todo ser humano está formado por dos partes: Una material (parte física) y la otra inmaterial (Conciencia o espiritualidad, ética).

Si aceptamos esta realidad antropológica y sociológica del ser humano más con criterio científico que metafísico, las posibilidades de responder “correctamente” estos dos interrogantes que nos hemos formulado, sería mucho más factible y sobre todo productivo. No hacerlo así, es comenzar a divagar por las nebulosas terminando azotándonos entre nosotros mismos y exonerando a los verdaderos causantes de tan gigantesca crisis de valores que hoy vive la sociedad capitalista. Dice el refrán popular: “El toro hay que cogerlo por los cuernos”. 

Las dos preguntas son claras, precisas y concretas: ¿Por qué la crisis de valores?  Y, ¿Cómo superar la crisis de valores? En este caso concreto aplicado a la juventud y más concretamente a la juventud que tiene ese “privilegio” de estudiar en una institución importante que todos los días se está haciendo en medio de las dificultades concretas, reales y objetivas.

Ese es un aspecto que queremos relievar como fundamental como para ir armando un poco el rompecabezas. Los jóvenes que pueden llegar a un claustro educativo en este sistema económico son muy pocos y los que pueden llegar lo hacen con miles de dificultades, tienen que hacer verdaderos malabarismos.

De otra parte, la calidad de la educación es pésima, mediocre. El pensum académico está más para amaestrar, alienar, que para liberar y construir una sociedad crítica, analítica, consecuente, humanista y libre. La educación en Colombia – para no ir muy lejos – está cruzada por la lucha de clases, entonces hay instituciones educativas para enseñar a los educandos a mandar y hay instituciones educativas especializadas en enseñar a los estudiantes a obedecer.

También nos han vendido la idea neoliberal de que lo bueno y productivo está en el sector privado y lo malo y lo poco productivo está en lo público. Así las cosas, la idea del sistema y su clase dominante es que todo sea privatizado, porque lo privado sí funciona.

Con ese cuento “chino”, hemos aceptado la privatización sin la menor resistencia y quizás muchos siguen pensando que en el sector privado está la salvación a todos nuestros males. Nada de eso es cierto. La descomposición ética está tanto en el sector privado como en el público, lo que pasa es que en el sector privado todo queda privado y en lo público todo es público.

Para comprender la complejidad de la dinámica del ser humano en esta sociedad dividida en clases, hay que hacerlo tomando varios elementos debidamente organizados. Se necesita un método que parta de la razón y no de la simple emotividad. El mejor método – a nuestro modo de pensar – es el método dialéctico. Partir del movimiento y de la contradicción como base sustancial del desarrollo.

Se parte del hecho real (científico) de que todo está en movimiento, fluyendo diría el filósofo Heráclito demostrando que nadie se baña dos veces en el mismo río. Por lo tanto, lo que ayer era nuevo, hoy es viejo y lo que hoy es nuevo mañana será viejo.

El ser humano es materia y conciencia (espíritu) en continuo movimiento, en constante cambio. Surge una pequeña pregunta: ¿Qué es primero, la materia o la ciencia? Bueno, realmente el objeto de esta nota no es polemizar sobre el tema. El problema fundamental ahora no es creer o no creer. El problema fundamental es la unidad de creyentes y no creyentes para transformar la realidad concreta en beneficio de la humanidad. Ese es el principal desafío.

Sin embargo, habría que decir a vuelo de mariposas amarillas, como diría nuestro nobel de literatura, Gabriel García Márquez, que las dos grandes teorías acerca del origen del hombre, la naturaleza y el pensamiento son: Materialista e Idealista.

La teoría materialista parte de la materia como producto de la evolución, se guía por la ciencia y el análisis concreto del momento concreto. Todo debe ser demostrado a través de la práctica. No hay espacio para la especulación que significa la fe. “La fe – dijo Rius, escritor mejicano – es la negación a todo razonamiento científico”.

Por su parte, la teoría idealista, parte de la idea, la conciencia. Dicha conciencia para unos es Alá, para otros Mahoma, para otros Dios, etc. Se fundamenta en la fe, en el dogma. El dogma sabemos que es creer que algo existe, pero no es posible su demostración. Según esta teoría todo ha sido fruto de la creación.

Digamos arbitrariamente que de estas dos teorías se han desprendido diversas teorías. Lo cierto y real es que somos materia y conciencia (espíritu). Como usted resuelva la pregunta sobre qué es primero: La materia o la conciencia, se ubicará en el terreno materialista o idealista, decisión que no es fácil asimilar pero sí posible. El otro aspecto es la cognocibilidad del mundo. Es decir, si los sentidos son capaces de conocer objetivamente el mundo en su totalidad. Hay quienes sostienen – por ejemplo – que no es posible. Son los llamados: Agnósticos.

Entonces, para entender por qué el individuo (estudiante, por ejemplo) piensa y actúa así y no como quisiéramos que pensara y actuara, hay que mirar que esa materia (cuerpo), necesita como dijera el filósofo Carlos Marx: Alimento, Techo, Vestir, Educación, Salud, Recreación, Ambiente Sano, etc. ¿Qué pasa si un padre de familia no tiene estos elementos básicos suficientemente, porque el Estado no los ofrece?

La situación se hace más compleja al saber que en esta sociedad de mercado, predominan las relaciones de mercado, es decir, las relaciones económicas. ¿Todos los docentes ejercen su profesión por vocación? ¿Hay garantías por parte del Estado para que el docente se esté constantemente actualizando? ¿Hay posibilidades para que el padre de familia pueda dedicarle más tiempo a sus hijos? No estamos en una sociedad humanizada, estamos en una sociedad de supervivencia, carcomida por la explotación del hombre por el hombre como diría Fidel Castro Ruz y la corrupción galopante, corrupción que viene de arriba hacia abajo. Es decir, de la clase dominante contra la clase dominada.

En ese sentido, resultaría muy frágil el análisis del mal comportamiento del estudiante partiendo exclusivamente de la ciencia de la psicología. Para un análisis mucho más elaborado hay que acudir a otras ramas del conocimiento científico como la Política, la Historia, la Economía, la Sociología, la Antropología, La cultura, etc. 

Sabemos que toda causa tiene su efecto y todo efecto tiene su causa. Determinar la causa y el efecto como lo enseña la psicología y otras ciencias, resulta básico para comprender la realidad concreta que estamos viviendo. El comportamiento humano no es algo aislado, ahistórico y accidental. Es producto de una serie de factores concretos y dialécticos que hay que asimilar científicamente para poder entender este comportamiento. Por lo tanto, hay que buscar más la ciencia que la fe.

Finalmente, debemos expresar la desafortunada opinión que tienen los jóvenes psicólogos que participaron de esta reunión acerca del proceso de paz que se viene desarrollando las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el gobierno nacional.

“Eso es basura”, dijo uno de ellos. Sin necesidad de presentarse de qué institución educativa venía, cualquier persona medianamente enterada diría que viene de una institución castrense. Esa es la tenebrosa política de la “seguridad nacional” que los Estados Unidos le ha impuesto a las fuerzas armadas del país y cuyo efecto principal es el odio hacia el mismo pueblo.

Para este joven filósofo la paz que necesita el país es la paz espiritual, idealista, la cual depende de la voluntad. Esa es la paz que añora la clase dominante. Que el pueblo no reclame sus derechos, sea sumiso y obediente. Algunos la consideran “la paz de los sepulcros”. Bien, desde la alteridad científica se concibe la paz con justicia social. Es decir, con reformas estructurales y de fondo. Así las cosas, hay que entender que la paz es producto de una serie de cambios y muchos de esos elementos que podrían generar cambio están en el acuerdo suscrito en la mesa de la Habana y firmado en el teatro Colón de Bogotá.

¿Paz con hambre? Es imposible; ¿Paz sin vivienda? Es imposible; ¿Paz sin salud, educación y bienestar? Es imposible. Entonces, la paz con justicia social es la que hay que defender. Y esa propuesta está en este acuerdo. Lo que sucede es que no conocemos el acuerdo, nos dejamos guiar por los medios de incomunicación masivos, como los consideraba Eduardo Galeano.

¿Cómo superar la crisis de valores? No se trata de decir solamente, se trata de hacer. No hay fórmulas fijas e inmodificables para superar la crisis de valores que vive la sociedad capitalista. Hay que explorar fórmulas, superando mitos, acudiendo a la racionalidad pero sobre todo a la praxis. José Martí, héroe cubano, proponía: “Enseñar más con el ejemplo que con la palabra”. Fidel Castro Ruz, decía: “Las palabras conmueven, los ejemplos arrastran”. Paulo Freire, anotaba: “Nadie educa a nadie, nadie se educa solo, todos se educan en comunión”.

La construcción del hombre nuevo, decía el guerrillero, doctor Ernesto Che Guevara, implica desarrollar en el individuo la moral revolucionaria, en donde el individuo actúe más por impulso moral y ético, que por el impulso económico. Es decir, la transformación ética del ser humano, que implica recuperar la capacidad de asombro. El centro del sistema capitalista es el dinero, es lo más importante. Necesitamos el sistema socialista, sistema en el cual el ser humano es lo más importante. Para llegar allí, media un duro proceso complejo que implica, entre otros factores, erradicar el analfabetismo político, erradicar la alienación de los aparatos ideológicos que utiliza el Estado para sostenerse en el poder, fortalecer la unidad y la construcción de una sociedad crítica, analítica, participativa y democrática.

Estos elementos deben estar dinamizados en la familia, en la escuela, en el colegio, en la universidad, en el barrio, en la ciudad, en el departamento, en el país, en el continente, en el mundo. Es decir, en todas partes. De lo contrario, estamos condenados a otros “cien años de soledad” diría Gabo y a buscar el muerto río arriba.

No se ha escrito la última palabra sobre estos temas, tampoco hay que cerrarnos a una sola certeza, hay que abrirnos a muchas concepciones para encontrar la más aproximada que lleve a superar la crisis de valores que vive la humanidad en el capitalismo. Es nuestro modesto apoyo en nuestra lucha para que la juventud, especialmente, nuestra hija encuentre el camino correcto a seguir. Sabemos que solos somos nada, unidos, somos invencibles. 




No hay comentarios.:

Publicar un comentario