La intervención de la delegación de las Farc – Ep, en el reciente congreso regional de paz, realizado en Ibagué (Tolima), colmó las expectativas de los asistentes.
El planteamiento realizado con términos sencillos y con suma claridad y profundidad, conmovió a los asistentes. No era para menos, pues durante más de 53 años diciendo los medios masivos de comunicación que la guerrilla no tenía discurso, no tenía ideales, que eran simples rufianes, matones a sueldo, sin ética y principios de humanismo.
Esa infamia cayó estruendosamente durante este foro por la paz. Los cerca de 400 asistentes pudieron escuchar sin intermediarios los anhelos y planteamientos políticos del movimiento insurgente. Comprobaron que efectivamente la guerrilla sí tiene discurso, sí tiene iniciativa y sí tiene proyecto transformador.
La intervención de la guerrillera Simona Luna Bolchevique, estremeció las estructuras de la universidad Cooperativa donde se desarrolló el evento. Su intervención corta, profunda, propositiva y sustanciosa, arrancó un sonoro y prolongado aplauso.
Explicó sin ambages el origen político de la guerrilla, la razón de su alzamiento en armas. Llamó poderosamente la atención cuando dijo que el puente, el puesto de salud, que había solicitado el camarada Manuel Marulanda Vélez para Marquetalia, aún estaban sin construir. Eso da una idea clara de la catadura de régimen que tenemos, inepto e incapaz cuando se trata de hacer obras comunitarias. “Este acuerdo – dijo – ya no tiene reversa”.
Invitó a la población citadina a asumir un papel protagónico en este proceso, habida cuenta que no ha sufrido la guerra como sí la sufrió la población campesina e indígena. En la ciudad se siguió la guerra a través de la televisión comiendo crespetas y tomando Coca Cola, subrayó.
“No nos vamos a desmovilizar, nos vamos a reincorporar a la sociedad”, señaló la guerrillera Simona Luna Bolchevique. Habló del nuevo Partido y de la disposición de hablar con todo el mundo, porque según indicó, la guerrilla tiene “altura, argumentos y no tiene miedo de dialogar”.
Denunció sin dramatismo el incumplimiento del gobierno nacional y a su vez, la voluntad política de la guerrilla de persistir en el proceso de paz.
A pesar de las dificultades para tomar el sonido, registramos su intervención, casi en su totalidad, de la siguiente manera:
“Hace 53 años cuando el campesino Manuel Marulanda y otros 46 hombres y 2 mujeres, al ver que no había las condiciones en aquella época para una amnistía que les habían prometido y que se incumplió, no podían trabajar en paz, decidieron alzarse en armas.
Actualmente los guerrilleros somos los herederos del pensamiento de aquellos 48 marquetalíanos. Quería contarles como fue eso, porque ustedes los tolimenses deben saber que es histórico ese hecho que en su departamento haya nacido una de las guerrillas opositoras al Estado colombiano durante estos 53 años.
Nos estamos preparando para la reincorporación a la vida civil, no es desmovilización, es reincorporación. Durante todo este tiempo nuestra organización luchó para que se resolviera el conflicto colombiano por la vía política, que es la vía menos dolorosa. Una guerra deja muertos de lado y lado. Con el gobierno de Juan Manuel Santos se dio esa oportunidad y vamos en lo que vamos ahoritica en el acuerdo.
Estamos todavía en ese paso. Estamos en las zonas veredales, hay condiciones difíciles, como decía Antonia, nosotros nos trasladamos a las zonas veredales aún a sabiendas de que no había nada concluido. Ellas deberían haber estado construidas el primero de enero, en estos momentos no hay nada, seguimos allí, porque lo importante es nuestra voluntad de paz.
Para nosotros venir por acá, hubo un problema que no nos querían levantar las órdenes de captura, a pesar que había un compromiso desde la Habana de que a los guerrilleros que fueran a salir a hacer pedagogía de paz de las zonas veredales, se les levantaba la orden de captura y se les facilitaba ese proceso. Se superó eso y estamos acá.
Con respecto a la reincorporación, lo que nosotros esperamos es que se cumplan los acuerdos. O sea, el acuerdo de la Habana no es un acuerdo para nosotros los guerrilleros, es un acuerdo para el pueblo colombiano. O sea, como decía Antonia, mientras no se superen las condiciones que generaron el conflicto, ha de ser muy difícil que haya paz en Colombia.
Ese puente que pedía Manuel Marulanda hace 53 años allá en Marquetalia, todavía está sin construir; el puesto de salud que él pedía, todavía está sin construir. Entonces, nosotras como guerrilleras de las Farc lo que queremos es que se dé cumplimiento de los acuerdos.
O sea, el punto 1 de la reforma rural, que es un punto importante…el conflicto afectó a los campesinos, afectó principalmente al campo. O sea, los habitantes de la ciudad fueron tocados en lo más mínimo, la gente de la ciudad veía la guerra por televisión, comiendo crespetas y tomando Coca-Cola.
Entonces era muy fácil opinar sobre un conflicto que no vivían. El campesino, el indígena, el afrodecendientes sí vivieron el conflicto. Entonces, ese punto de la reforma rural integral tiene que ver con la superación de todas esas causas que generaron el conflicto.
En el punto de la dejación de las armas y la reincorporación a la vida civil, que es el punto que me pedio el señor presente que hablara, es el punto que tiene que ver en sí con los guerrilleros y es el punto que debería ser el menos importante, cuando hay puntos que tienen que ver – por ejemplo – con la sustitución de cultivos de uso ilícitos.
Debe dar el Estado colombiano las condiciones para que los acuerdos se implementen. O sea, uno no puede ir a exigirle a un campesino de que deje de cultivar coca o marihuana, cuando no se les genera las condiciones para que él cultive otra cosa, que tenga facilidades de mercadeo, para que tenga acceso a la tierra.
Les preocupaba mucho a los medios de comunicación, a la gente de la ciudad, bueno, y cuándo es la entrega de armas. Esa era la preocupación cuando ni siquiera están construidas las zonas veredales.
Con los mismos del monitoreo, que es un comité tripartito, compuesto por Estado, ONU y por guerrilleros, estaba casi en las mismas condiciones de nosotros, sin construcciones. O sea, ni siquiera estaba el sitio para tener el contenedor. Se preocupaba más por preguntar: ¿Ya se fue el contenedor? Pero no preocupaba: ¡Eh!, ¿Ya están las casas para que vivan los guerrilleros?
O sea, yo creo que todo debe ser un proceso integral. Y las cosas no se pueden dar de una y un acuerdo es entre dos partes.
A través de los años, siempre la propuesta de nosotros de las Farc, como todo el gobierno se negara, era que se sentara a hablar con nosotros, miremos cómo llegamos a un acuerdo de ambas partes que permita que se acabe esta guerra tan atroz.
El gobierno de Juan Manuel Santos, con todas sus cosas buenas y malas, tuvo la voluntad, y este acuerdo ya no tiene reversa. La cosa es cómo cada colombiano, del campo y de la ciudad, le aportamos al proceso, cómo los guerrilleros de las Farc, cómo los miembros de la fuerza pública, tuvimos la voluntad de sentarnos frente a frente y dialogar.
O sea, no es fácil. Pero si nosotros fuéramos como los actores directos y por causas del conflicto tuvimos esa capacidad, por qué no lo pueden hacer personas que tengan objeciones de pronto o contradicciones. Es mirar los puntos de encuentro y los puntos de desencuentros.
En general, el acuerdo beneficia al pueblo colombiano. Debemos apostarle al acuerdo, a la cristalización del acuerdo de paz.
Esta es la ley colombiana. O sea, la aprobación del acuerdo debe pasar por el congreso y aprobarse unas leyes. Entonces, eso maniata a los gobiernos locales, a las gobernaciones, a las alcaldías, porque ellos no pueden pasar por encima de la ley. Entonces, se requiere que se dé la implementación desde las altas esferas y de ahí hacia abajo se viene el resto. Con el gobernador Oscar Barreto, tuvimos un acercamiento en estos 15 días, por instancia de la secretaría de educación del departamento, también del municipio. Eso hace parte de la implementación.
Entonces, es mirar cómo los gobiernos locales le apuestan al implemento de los acuerdos, pero nosotros les expresábamos a ellos: Es que más que nosotros, lo que necesitamos es que les arreglen las vías a la gente. O sea, vías que están sin arreglar hace cuántos años. Antier nos preguntaba, no recuerdo el nombre, sobre los escenarios deportivos en la zona. Les decíamos: Bueno, pregunte también por las escuelas y las veredas de la región, toda la zona veredal. De las escuelas rurales, en qué condiciones están, porque los acuerdos los aprobamos fue para el pueblo colombiano.
Entonces, el reto está ahí, en que más que pensar en el proceso de reincorporación de nosotros, de que son 180 días, de que ya no son 180 días, sino 270 porque se ampliaron tres meses más debido a los retrasos en las zonas veredales que son evidentes. Otra cosa es que los medios de comunicación no los muestren, pero ustedes en las redes sociales los pueden encontrar.
Entonces, debido a eso se prolongaron otros tres meses las zonas veredales. En la medida que una parte vaya cumpliendo, la otra también va cumpliendo.
Nosotros esperamos poder cuando ya se dé el proceso de reincorporación, nosotros le vamos a apostar a un nuevo Partido, al Partido que vamos a conformar. De que se dé la implementación y que se den garantías para esos grupos minoritarios que van a surgir en el escenario político, dependen muchas cosas.
En el acuerdo está contemplado de que van a tener acceso minorías étnicas, afrodecendientes, la comunidad LGTBI, los nuevos partidos pequeños que surjan. Todo eso hace parte de la implementación de los acuerdos.
Nosotros tenemos nuestro congreso dentro de un mes, hay que esperar y ahí esperamos que ya esté más claro el proceso que tiene que surtir en el congreso de la república con todas las leyes para que se den las implementaciones.
Por ahora, tenemos allá al grupo de los seis compañeros Voces de Paz, aportando y estando pendiente pues de que se dé realmente las leyes y que pueda salir avante la implementación.
Eso sería, muchas gracias y un saludo muy especial para los compañeros indígenas, con los cuales como decía alguien en la mesa anterior, se presentó un conflicto hace muchos años, y fue un ejemplo de que sí podíamos sentarnos a dialogar, como lo estamos haciendo ahorita con Santos y podemos dialogar con mucha gente, tenemos la altura y tenemos los argumentos y no nos da miedo, sentarnos a dialogar y a expresar nuestras ideas y también de escuchar al otro y mirar en qué nos podemos encontrar”.
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