domingo, 9 de abril de 2017

Gaitán, el mártir del 9 de abril

Comandante de las Farc – Ep Wilson Saavedra
Por Nelson Lombana Silva

El 9 de abril de 1948, la CIA con la complicidad de la oligarquía colombiana liberal – conservadora, asesinaba una esperanza más del pueblo colombiano en las calles céntricas de Bogotá.


Varios disparos a quemarropa impactaban en la humanidad del jurista y conductor político de muchedumbres Jorge Eliécer Gaitán Ayala, colocando fin así a una esperanza, quizás como la que había suscitado el general, Rafael Uribe Uribe, asesinado en las escalinatas del Palacio presidencial a puro golpe de machete bien afilado.

Gaitán al parecer fue víctima del plan Pantomima, pero el gobierno colombiano en cabeza de Mariano Ospina Pérez no tuvo empacho en responsabilizar el “comunismo internacional”. “No se sabe con exactitud quien lo mató, la única certeza es que fue el comunismo internacional”, habría dicho. Era un distractor seguramente a propósito no solo para desviar la investigación, sino para desprestigiar el comunismo.

Gaitán denunciaba con vehemencia la violencia de Estado, de igual manera la manguala entre la dirigencia liberal – conservadora. “Gentes de todos los órdenes, liberales y conservadores: Os están engañando  las oligarquías colombianas”.

Propuso la restauración moral. Es decir, una ética fundamentada en los valores de las muchedumbres y no de la clase dominante.

Gaitán, efectivamente fue un caudillo. Quizá su error histórico. Al parecer hizo muy poco por organizar las masas. Desde luego que habría que analizar en detalle las condiciones históricas del momento.

Su verbo imanado arrastraba, convocaba en todo el país la utopía de la esperanza de justicia social para todos y todas, sin privilegios de ninguna naturaleza.

Los acontecimientos históricos de Colombia se desarrollaban en medio del agudo terrorismo de Estado. Hoy la clase dirigente se empecina en decir que la violencia en este país comenzó con el surgimiento de las guerrillas. Teoría totalmente falsa, que hay que denunciar sin rodeos. Gaitán, precisamente, fue víctima de esa violencia de Estado, y no había ni Farc – Ep, ni ELN.

Esta reflexión la hace el comandante de las Farc – Ep Wilson Saavedra, en los siguientes términos: “Creo que uno de los temas que vende el sistema como sofisma contra nosotros es que nosotros somos el peligro para la sociedad o que somos los culpables de todos los males”.

Agrega: “La guerrilla de las Farc nació el 27 de mayo de 1964. Si se hecha la mirada hacia atrás, a 1948, que comenzó el período aciago de la violencia hasta concluir el Frente Nacional, las Farc no existía y había miseria, pobreza absoluta, persecución política, asesinato selectivos y las Farc no existían”.

“Por eso, – agrega – la comisión histórica del conflicto, en su informe de 809 páginas, muestra inclusive los relatores propuestos por la delegación del gobierno, todos coinciden, creo que salvo tres, el resto coincide en que en Colombia sí hay culpabilidad del Estado en el conflicto interno, en el desate de la guerra, del empresariado, de los ganaderos, de la clase política, porque ha habido lo que usted dice: Corrupción”.[i]

Jorge Eliécer Gaitán Ayala, fue un hombre de paz. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo, (Farc – Ep), también ha sido históricamente un movimiento de paz. Tanto el caudillo liberal como el movimiento guerrillero han sido víctimas de la criminal oligarquía liberal conservadora con la injerencia permanente del imperialismo norteamericano. Es decir, por obra de la desinformación hoy en Colombia las víctimas son calificadas de victimarias y los victimarios de víctima. Esa mentira histórica hay destruirla para que fluya la verdad y nada más que la verdad histórica con el concurso de todos y todas. Bien dijo Gabriel García Márquez: “Nos han escrito y oficializado una versión complaciente de la historia, echa más para esconder que para clarificar”.

Hace 69 años era asesinado Gaitán, físicamente se fue de la entraña de un pueblo mancillado y explotado. Sin embargo, sus ideales siguen brillando en el firmamento con esperanza, esperanza que podría materializarse con el proceso de paz con los grupos insurgentes y con el concurso adecuado del pueblo movilizado. ¡Gaitán Vive!

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