martes, 27 de octubre de 2015

La farsa electoral en Colombia

Por Nelson Lombana Silva

Las elecciones en Colombia son una farsa, un verdadero sofisma de distracción que nada o poco tiene que ver con el concepto de democracia. El sistema electoral además de ser antidemocrático es corrupto, se presenta a favor de la clase dominante que con su poder económico coloca y quita, pone y agrega sin consultar la base. ¿Cómo podrá haber paz en un país dominado por una clase oligárquica con un sistema electoral tan ventajoso?



Participamos activamente del debate electoral del 25 de octubre y encontramos “perlas” como aquellas de que los electores ni conocen el candidato, ni su propuesta programática. “Voto – dijo  un joven – por la constancia para el descuento”, “lo hago por un amigo que es un bacán”, dijo otro. Una señora veterana, dijo: “No tengo idea quién es el candidato, pero voto por él porque le prometió un cargo a mi hijo”.


Otros fueron más simpáticos. Dieron a conocer públicamente su intención electoral: Para concejo voto por uno de izquierda, para alcaldía por uno de derecha, para asamblea por un rosadito y para la gobernación por el amigo abierto de la guerra. Fue un electorado desideologizado, que no logra comprender el sentido político del voto.


¿Por qué sucede esto? Razones a granel, siendo las principales la naturaleza antidemocrática del sistema capitalista dominante en Colombia, que se vale de todas las artimañas habidas y por haber para evitar que el pueblo se politice, el terrorismo de Estado, el papel malvado de los medios de comunicación del establecimiento y de los grandes consorcios. También por supuesto, la incapacidad de la izquierda de unirse y mirar con grandeza el poder inmaculado que encarna la unidad.


Un pueblo despolitizado, desinformado, atemorizado e indeciso resulta fácil presa de la clase dominante, se impone su ideología a pura fuerza bruta a través de las consabidas maquinarias electorales. La disputa por el poder que es lo que significa propiamente la política al parecer todavía no se entiende muy bien en las comunidades, eso lo aprovecha la burguesía para comprar fácilmente el voto del pueblo por cualquier ínfima suma de dinero o prebenda.


Una consecuencia de esa composición sistémica es la abstención. El pueblo le da a este fenómeno diversas interpretaciones: Protesta, por ejemplo; entonces la gente suele decir: “No voto ni por unos, ni por otros, que se jodan”. “No vivo de la política”, dicen otros. Y mientras se piensa así, la clase dominante sigue haciendo su agosto tranquilamente.


Para muchos es la pelea de tigre con burro amarrado. Caemos en ese pesimismo y difícilmente salimos de allí, por cuanto nos dedicamos a criticar por criticar y no a salir de este laberinto. La Mesa Municipal de la Unión Patriótica en Ibagué – por ejemplo – hizo su campaña con solo $72 mil pesos, por concepto de una donación del compañero Evelio Villarreal Herrán de $50 mil y $22 mil pesos de una actividad que hicimos, exactamente una “frisolada”.


Sacamos una modesta publicidad (volantes) que entre otras cosas, tuvo más críticas destructivas que constructivas. Sin embargo, los candidatos se prodigaron a fondo y para el concejo municipal hubo 2.257 votos. Son votos cristalinos de carne y hueso, que le dieron la confianza a la Unión Patriótica con lealtad y compromiso revolucionario.


La izquierda no puede sentirse derrotada, derrotado los que votaron por los candidatos de la derecha y de la extrema derecha, los que votaron por sus amos, por las ataduras y la sumisión. Por lo tanto, la tarea de la izquierda es persistir en la unidad, en los puntos de convergencia, fortalecer el frente amplio por la paz, la lucha contra la megaminería, contra la privatización y contra la corrupción.


Armar talleres ideológicos, políticos, culturales y orgánicos en los barrios y en las veredas. Insistir en la defensa de los diálogos de la Habana y participar activamente de la II asamblea nacional por la paz a desarrollarse en Bogotá los días 19 y 20 de noviembre. Seguir desarrollando la tesis de la Unión Patriótica, creando los comités patrióticos en todas partes. Aumentar la circulación del semanario VOZ La verdad del pueblo y publicitar las páginas web: www.pacocol.org y www.semanariovoz.com.  La lucha continúa.



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