jueves, 9 de abril de 2020

El ocaso del imperialismo norteamericano

Desde muy joven Gaitán participó activamente en la política y mostró su convicción de luchar por la igualdad social. Foto: Archivo
Por Nelson Lombana Silva

Hace 72 años, hacia la 1:05 de la tarde, era asesinado en Bogotá, el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán Ayala. Se consumaba el “Plan Pantomima” urdido por la CIA con la complicidad directa de la oligarquía liberal – conservadora. Bogotá fue pasto de las llamas y la anarquía.


El pueblo no había sido organizado para la toma del poder. Rápidamente el criminal presidente Mariano Ospina Pérez doblegó a la dirigencia liberal con cargos burocráticos. Hay fotos en las que Darío Echandía aparece en Palacio levantando la copa y a carcajadas, al lado del presidente. La preciosa sangre del caudillo liberal había sido negociada y traicionada por la gran jerarquía liberal.

Detrás de este magnicidio estaba Estados Unidos. Al parecer intentó sobornarlo y al no poder acudió a su asesinato. Ni era el primero ni el último. Lo había hecho y lo siguió haciendo en los distintos continentes. El listado de crímenes del imperialismo norteamericano es extenso. Se creía el superior, el mandamás. Pero, no hay enfermedad que dure cien años ni cuerpo que lo resista. La crisis de este imperialismo es más grande de la que nosotros podamos imaginar o dimensionar en un momento dado.

Las tesis del maestro Carlos Marx, recobran singular vigencia. La decadencia del gran imperio es inexorable. Su crisis no es circunstancial, es estructural. Quizás, hace rato comenzó su cuenta regresiva. Desde luego, no se puede minimizar todavía su capacidad bélica y criminal, pero su enfermedad que lo carcome es terminal.

Donald Trump es un pobre diablo que hace parte de ese pérfido régimen, no es todo, no es la causa central de la crisis, porque en realidad la causa central y medular es la esencia en sí del sistema capitalista monopolista e imperialista. En otras palabras: El problema no es de personas es de modelo. Su antecesor que posó hasta de “socialista” ¿Cuántas barbaridades no cometió? Por su puesto, que tampoco se puede subvalorar completamente la responsabilidad individual.

El drama que vive por estos días el pueblo estadounidense es realmente deplorable. Pero, tampoco es de ahora, en realidad. Lo que sucede es que la fuerza mediática solo presenta la versión que le conviene a los grandes halcones de la guerra y del gran capital. Ese poder descomunal que dice todavía que Estados Unidos es la “estrella polar” como decía el sumiso presidente colombiano de los gringos, Marco Fidel Suárez.

En este país todavía predominan el racismo, la xenofobia y la misoginia. Un negrito no se puede subir en el mismo autobús donde va el blanco o ario, por ejemplo. Millones de estadounidenses están condenados a la miseria, a la falta de salud y educación. Miles y miles se acuestan diariamente con hambre; miles y miles mueren anualmente de física desnutrición e inanición.

La pandemia del Covid – 19 que hace furor en todo el mundo, ha irrumpido en Estados Unidos con entera libertad. Según cálculos van más de 425 mil infectados y más de 14 mil muertos. Es increíble que en el país supuestamente más desarrollado del mundo y con toda la tecnología de punta, se esté presentando un drama tan aberrante de esta naturaleza.

¿Qué demuestra esto? Que el imperialismo desprecia la vida humana, solo se inclina por el dinero y el ansia desaforada de mandar. No es gratuito entonces que la bestia de Donald Trump esté presionando a los trabajadores para que regresen a la producción sin ninguna protección idónea, ni tampoco que esté pensando seriamente en invadir militarmente a la hermana República Bolivariana de Venezuela. Nada de eso le importa. Mientras las naciones se unen para hacerle frente a esta pandemia, el imperialismo norteamericano se zambulle contra los gobiernos socialistas y democráticos que están consagrados en defender a sus pueblos del Coronavirus. ¡Qué contraste!

Lenin habló del imperialismo como fase superior y última del capitalismo. Fidel Castro dijo que el imperio romano fue quizás más poderoso y criminal, pero finalmente fue derrotado. Seguramente, vendrán momentos muy duros, hay que prepararnos de la mejor manera, el alumbramiento de un nuevo sistema se abre paso y más rápido que lo que nosotros en un momento dado podamos imaginar. Hay que estar preparados, que no nos coja de sorpresa, porque lo ideal es tener clara la película para poder orientar correctamente la lucha.

Tenemos el deber moral de solidarizarnos con el pueblo de Estados Unidos. Es emocionante la carta que por estos días les hizo llegar el presidente venezolano, Nicolás Maduros Moros. Una carta clara, precisa y contundente, que naturalmente llega al alma con qué fuerza  impetuosa. Las fuerzas políticas de izquierda, sindicales y populares de Colombia, también deben expresar su solidaridad con los hermanos y hermanas, estadounidenses. Ellos son pueblo como nosotros y son víctimas del imperialismo como nosotros. La solidaridad es la ternura de los pueblos. Ahora, cuando el ocaso del imperialismo gringo se advierte en el horizonte, se debe profundizar la unidad y la solidaridad entre los pueblos. (Qué bueno por estos días de encierro volver a leer la obra de Lenin: El Estado y la Revolución)

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