sábado, 1 de octubre de 2016

“El pueblo no es tan pendejo, votará sí el plebiscito”

Comunidad campesina del Tolima. Foto Nelosi.
Por Nelson Lombana Silva[i]


Compañeros y compañeras:


Me complace sobremanera encontrarme con el compañero Yesid García, una persona que ha sido un permanente luchador, un buscador permanente de un mundo posible, de un país posible.



La verdad es que estamos viviendo un momento estelar, histórico, que seguramente no hemos podido dimensionar y lógicamente hay razones fundamentales, porque no es lo mismo yo pararme acá a dar una charla sobre el acuerdo y que ustedes hubiesen leído, analizado, estudiado; a llegar a hablar cuando realmente desconocemos de qué se trata este acuerdo, que para algunos dicen es bastante farragoso, bastante extenso, son 297 páginas.


Pero, vamos a acudir al sentido común, al sentido práctico. Hay una propuesta en este momento de parar 52 años de guerra. De esa guerra que yo no vengo a contársela. Por el contrario. Vengo a recoger los testimonios, porque son ustedes los que han sido víctimas de esta cruda violencia.


Y no es una violencia de ahora. Hablábamos con el compañero Yesid García y le preguntaba cómo había sido la violencia de los 50s, 60s en esta región. Fue terrible. Ese testimonio lo saben ustedes. Ese es el testimonio que ustedes lo saben. Yo no puedo venir aquí a inventar. Decirles por ejemplo: “Miren, hay una guerra muy verraca, ojo con eso”. No, porque ustedes la están viviendo, la han vivido.


No hay cosa más complicada que vivir en medio de varios fuegos: Pasa la guerrilla, pasan los militares, pasan los paramilitares, pasa la delincuencia común y el campesino ahí, resista, resista y resista.


Si pasa por aquí la guerrilla y dice quiero agua, pues hay que darle el agua. Ellos tienen la fuerza de las armas y el campesino solo tiene la fuerza del azadón y del machete para arar la tierra.


Si pasa el ejército y pide agua, pues también hay que darle agua, ellos tienen la fuerza de las armas y el campesino tiene escasamente el azadoncito.


Y si pasan los paramilitares sucede la misma historia. Pero, qué pasa. Después se devuelve el guerrillero y posiblemente le dice al campesino: Oiga usted le dio agua o de comer a los militares, usted es cómplice de los militares. Y si pasa el ejército los acusa: Ustedes le dieron de comer a la guerrilla, ustedes son cómplices, auxiliadores de la guerrilla. O no es cierto que ustedes han sufrido esto. Aquí hay compañeros que han estado en la cárcel por estos infames señalamientos. O ustedes no han visto, no han presenciado lo que es una zona militarizada. Se pierden las gallinitas, se pierden los marranitos, no se puede pasar por ciertas partes, etc, etc.


Eso es lo que se pretende parar, ese conflicto armado es lo que se pretende parar. Y quedan los demás conflictos que son los que ustedes han dicho: El conflicto social, el conflicto económico, el conflicto político, el conflicto ambiental, etc, etc, etc.


Eso es. No hay una cosa distinta. Aquí, lo que hay que hacer es un poquito de historia. Y esa historia está en sentarse uno a hablar con los más veteranos de la vereda. Cómo era la vida hace 50 años, 30 años y cómo es hoy.


En 1964, 48 campesinos, como cualquiera de ustedes, en el sur del Tolima, se concentraron en Gaitania, en Marquetalia 48 campesinos, que habían salido de Chaparral y otros municipios huyéndole a los Pájaros, que eran los conservadores de esa época y otros huyéndole a los Chusmeros (liberales), se organizaron allí.


Y un señor en el parlamento (Álvaro Gómez Hurtado) se le ocurrió decir allá están construyendo repúblicas independientes. Era como un Estado dentro de otro Estado. ¿Qué hicieron estos 48 campesinos? Le mandaron una cartica al presidente Guillermo León Valencia. Le dijeron: Venga, hablemos, discutamos. Mire, dese cuenta qué es lo que estamos haciendo. ¿Qué estaban haciendo? Lo que ustedes hacen hoy en día: Sembrando café, sembrando plátano, sembrando yuca, sembrando maíz, sembrando fríjol.


Le enviaron esa carta en esos términos. Hubo unos sacerdotes, entre ellos, el padre Camilo Torres Restrepo, les dijeron al presidente: Permítanos ir a ver qué diablos es lo que está pasando allá.


Y esos 48 campesinos liderados por el campesino Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo, les dijo en la carta: Doctor Guillermo León Valencia, venga que lo que necesitamos aquí son caminos, necesitamos escuelitas, puestos de salud, créditos blandos, posibilidades para que nuestros hijos se eduquen acá. Eso es lo que necesitamos. Venga mire.


¿Cuál fue la respuesta gubernamental? El plan Latín American Security Operation, más conocido como Plan Laso. 16 mil hombres por aire y tierra, arremetieron contra estos campesinos, con el cuento de las repúblicas independientes.


Estos 48 campesinos, que conocían la región, se la jugaron y ahí fue lo que en 1964, 20 de julio, surge lo que ha solido llamar el bloque sur y más tarde lo que se ha llamado Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo: Campesinos.


Presentaron una plataforma de lucha, mejor un programa y el primer punto considerado fue la reforma agraria. La tierra debe ser para quien la trabaja. Por eso, no es gratuito, ni es accidental que en la Habana, el primer punto de discusión fuera la tierra. Porque, como han dicho los compañeros, la tierra ha sido el centro del problema en Colombia.


Entonces, qué pasa: Que esta lucha de esos campesinos se fue transformando y se volvió en una lucha política y militar, con la participación de las comunidades.


Ustedes se podrían preguntar: Por qué el gobierno no fue capaz de acabar con la guerrilla. Primero, porque la guerrilla es pueblo, somos nosotros, primera condición; segundo, porque las causas que originaron este conflicto son causas económicas, sociales, políticas, ideológicas, ambientales.


Quiere decir, y esto lo dijeron ustedes ahora, mientras que haya hambre no podrá haber paz; mientras que hayan injusticias no podrá haber paz, así se firmen los documentos que sean y le pongan alrededor oro en cantidades industriales, no podrá haber paz.


Porque es que la paz es un producto de una serie de situaciones. Por eso, yo creo en el escepticismo de ustedes, porque toda la vida hemos sufrido la desesperanza: Con este gobierno sí vamos a tener oportunidades, llega ese gobierno y no pasa nada. Con este otro sí de pronto…


Compañeros y compañeras:


Por qué se da eso. Porque nosotros (Aquí también lo dijeron ustedes), adolecemos de analfabetismo político y le hemos dado el poder colectivo a una sola persona o a una sola familia. ¿Cuántas son las familias que manejan este país? Son pocas, exageradamente pocas. Alguien diría que son 30 solamente. Miremos: Primero fue presidente Misael Pastrana Borrero, luego fue presidente su hijo, Andrés Pastrana Arango, por ejemplo.


Primero fue presidente Alfonso López Pumarejo, luego fue su hijo, Alfonso López Miquelsen; primero fue presidente Eduardo Santos, ahora está su familiar, Manuel Santos Calderón. El poder en Colombia se lo han venido repartiendo entre muy poquitas familias.


Entonces, yo gano como conservador y les entrego el 50 por ciento a los liberales, pero no al pueblo, a los miembros de la oligarquía. Y si ganan los liberales, hacen lo mismo. Así nos han manejado.


Esa manguala la empezó a denunciar Jorge Eliécer Gaitán Ayala y por eso lo mataron. Eso lo siguió denunciando Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Osa y por eso los mataron. Incluso, el mismo Luis Carlos Galán Sarmiento. Hacía algunas críticas de fondo al modelo y por eso lo mataron.


Entonces, ese es el fondo del problema. Qué paso en resumidas cuentas para no cansarlos: El gobierno no pudo derrotar a la guerrilla, utilizó el plan Laso, que ya les hablé en el 64, utilizó el plan Colombia con una inversión de más de 10 mil millones de dólares, utilizó el plan Espada, utilizó el Plan Consolidación y no pudo derrotar a la insurgencia de las Farc – Ep, precisamente por lo que les dije, porque la guerrilla es pueblo, somos nosotros, en esta gran paradoja: Que es una guerra, que son como todas las guerras son absurdas: ¿Quiénes son los soldaditos? Pues hijos del pueblo; ¿Quiénes son los guerrilleros? Pues hijos del pueblo; ¿Quiénes son los paramilitares? Pues hijos del pueblo, todos enfrentados y la oligarquía sí allá arriba feliz. ¿Será que el señor Uribe Vélez manda a sus hijos a pelear? No los manda. O el presidente Santos o Pastrana Arango. Pero sí salen en los medios de comunicación a azuzar la guerra, con qué fuerza, con qué coraje, qué valentía.


¿Cuántos hombres carga el señor Uribe en estos momentos? Al decir de los expertos, más de 300 guardaespaldas. Por eso es que es tan guapo al hablar de la guerra, pues.


Entonces, este proceso de paz, este acuerdo de paz, no habría necesidad de acudir en la implementación o la refrendación mejor, porque quién no va a estar a favor de la paz, tenía que estar uno muy caído del zarzo para decir: Yo quiero es la guerra.


Pero, vea, pues: Claro que hay unos poquitos que se benefician de la guerra. ¿Saben cuánto ha costado este conflicto en estos últimos 52 años? Al decir de expertos: 411 billones de dólares. No son millones, sino billones de dólares y un dólar esta si no estoy mal cerca a los 3000 pesos. ¿Cuánto vale diariamente la guerra en este país? 72 mil millones de pesos y por supuesto, los muertos, las viudas, los viudos, los lisiados, etc, etc.


Eso es lo que vamos a definir el domingo 2 de octubre (mañana). Si el pueblo dice por ejemplo: Vamos a votar por el No, ¿Qué tiene que hacer la guerrilla? Volver a coger los fierros y a seguir en esta lucha. Esa decisión está en nuestras manos.


Es decir, yo les digo esto a ustedes compañeros y compañeras como por simple intuición, malicia indígena: Hagamos el esfuerzo y démosle la posibilidad al Sí en este plebiscito. ¿Por qué? Ya lo dijo acá el compañero muy acertadamente: Le va a quedar muy verraco a Santos y a esta oligarquía no cumplir el acuerdo firmado el 26 de septiembre en Cartagena de Indias, Colombia. Además, porque el acuerdo lo tienen las Naciones Unidas, que es la organización más grande, más de 195 naciones, la Unión Europea, los Estados Unidos, la CELAC, todos ellos van a estar pendiente de que cumplan las partes comprometidas.


Ahora, no nos hagamos ilusiones de que si ganó el Sí, porque va a ganar, el Sí gana, porque el pueblo no es tan pendejo. Si yo viniera a contarles a ustedes algo extraordinario, pero no es así, es algo que ustedes saben, que han vivido en carne propia, que son víctimas, de los rigores de la guerra, pues sería distinto. El pueblo no es pendejo, el pueblo va a salir votar sí el plebiscito. Lo que se necesita es una amplia diferencia entre el Sí y el No, para darle validez y contundencia a este proceso de paz.


Segundo aspecto, compañeros y compañeras:


Hay que leer ese acuerdo en su totalidad. Despacio, así semanalmente se lean una paginita o dos paginitas o un parrafito. Pero hay que leerlo, porque ustedes tienen capacidad de análisis y de decisión.


Decía Gaitán: Hay del pueblo cuando la oligarquía se una y se unió abiertamente a través del Frente Nacional. Ahora, hay que invertir este concepto: Hay de la oligarquía cuando el pueblo se una. Ese es el gran desafío.


Entonces, ustedes están definiendo cosas supremamente importantes. Desafortunadamente no hay el suficiente tiempo y ya ustedes están cansados de tanto escuchar, pero abría muchas cosas por decir.


Ahora, cuáles son las mentiras más notables que han salido a flote, especialmente del Centro Democrático y del uribismo. “Que el gobierno le va a entregar el país a la guerrilla”. Falso. Porque precisamente lo que se hace con el acuerdo es quitarle las armas en su totalidad. Quien va a hacer seguimiento a este proceso de desarme son expertos de las Naciones Unidas, saben qué armamento, cuántos uniformes, cuántas botas, cuántas cachuchas, cuántas granadas, cuántos fusiles, etc, etc.


Esto va en serio, compañeros y compañeras. Cuál es la otra mentira: “Castrochavismo”. No sé si ustedes han escuchado esta expresión con aspaviento: Castrochavismo. Son presentados dos personajes que están en países distintos. El comandante Hugo Chávez ya muerto, asesinado al parecer por los Estados Unidos y el comandante Fidel Castro, que todavía vive en Cuba, país donde construyen el Socialismo, son presentados como monstruos. Paja. Mentira. Infamia. Simple aprovechamiento del analfabetismo político del cual venimos hablando.


El Cuento de los salarios: Cuando Uribe Vélez hizo esa recocha de “yo con yo” en Santa Fe de Ralito con los Paramilitares, cada paramilitar que supuestamente se desmovilizaba entraba ganando dos salarios mínimos, dos salarios mínimos. Ahora, el acuerdo dice que ganaría por 24 meses cada guerrillero el 90 por ciento de un salario mínimo. Más o menos $620 mil pesos. Un soldado prácticamente no gana nada porque es hijo del pueblo.


Por eso es que hay que parar esta guerra. No es justo. El destino de la humanidad no puede ser la violencia eterna. Esa no puede ser la lógica.


Para terminar, quisiéramos insistir en una breve reflexión: Cómo la comunidad internacional se ha metido de lleno a esto, empezando por el papa Francisco, empezando por los países que ya les nombré y empezando por toda esta sociedad que debe inclinarse hacia un mundo mucho más justo y humano.


Yo les digo esto, compañeros y compañeras:


No pensemos tanto en nosotros, pensemos en estos niños, qué país les vamos a dejar, qué país les vamos a dejar y termino también con las mismas palabras del compañero Gilberto Salinas Novoa: La única salida es la unidad, la unidad, que nos organicemos. Mientras que el pueblo no se organice, seguirá gobernando esas pocas familias. Miren: Ya están preparando a Germán Vargas Lleras. También de los Lleras. Su familiar ya fue presidente, ahora le toca a él. Mientras que nosotros no nos organicemos todo seguirá así e incluso, empeorando para el pueblo cada día más.


Entonces, salir a votar sí este domingo 2 de octubre tiene esta connotación, esa esperanza, esa esperanza, esa esperanza. Ya los compañeros hablaron de los seis puntos. Una cosa importante de estos acuerdos es el tema de las víctimas. Cómo definir este punto de las víctimas: En verdad, justicia, reparación y compromiso de no repetición, de las dos partes.


Esta es otra cosa que salen a decir en los medios de comunicación: Va  haber impunidad. No señor, no va haber impunidad. El gobierno intentó acorralar a la insurgencia en la mesa de diálogo de la Habana. Dijo la insurgencia: Listo, nosotros enfrentamos nuestra responsabilidad, pero ustedes también.


En una toma guerrillera – por ejemplo – en promedio el 70 por ciento lo destruye los aviones militares y el 30 por ciento la guerrilla. ¿Cómo se va a medir esto? A través de la ley transicional. ¿En qué consiste? Por ejemplo, que aquí hubiese habido una toma guerrillera y hayan dañado la escuela. Vendrían las partes, medirán los daños y la responsabilidad de cada uno para así resarcir a la comunidad. Además, de pedir perdón.


¿Qué es lo que especula Uribe? Que esa gente debe ir a la cárcel para que se vuelvan más malos. La propuesta es más lógica y coherente. ¿Qué es mejor? Les pregunto. Un guerrillero metido en la cárcel porque tumbó esta escuela o el guerrillero pidiendo perdón y ayudando a levantar la escuela de nuevo. Esa es la dinámica para mirar con detenimiento.


Para terminar, les digo que nosotros hemos traído el periódico llamado: VOZ La verdad del pueblo, viene en esta edición un resumen muy completo de lo que fue la última conferencia guerrillera, el evento histórico de Cartagena, la firma del acuerdo y puntos centrales de este proceso. Tiene el valor de $2.200 pesos. Si algún compañero o compañera lo puede comprar, pues sería bueno para que lo estudiaran y tomaran conciencia.


Muchísimas gracias, compañeros y compañeras.


Vereda El Porvenir, municipio de Ibagué, Tolima, septiembre 29 de 2016.


[i] Conferencia dictada en la vereda El Porvenir, en el municipio de Ibagué, Tolima, el 29 de septiembre de 2016, por Nelson Lombana Silva 


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