miércoles, 5 de octubre de 2016

La trama de la derecha, la patria sigue siendo boba

Por Nelson Lombana Silva

Todo lo que viene sucediendo hasta ahora alrededor del sacro anhelo de paz, parece una trama bien urdida por la derecha y la extrema derecha. Es, al parecer, un libreto bien montado y desarrollado a la perfección. Colombia parece un establo donde las vacas sagradas determinan a las anchas abusivamente el destino de 47 millones de colombianos.



El Centro Democrático y su patota empujaron el país al océano de la incertidumbre con la complicidad del gobierno Santos y los medios de comunicación. Una trama oscura, huele a feo, huele a encerrona. Se trata de revivir un cadáver político y colocarlo en el camino de volver a la presidencia de la república o ¿quizás un “nuevo frente nacional?” ¿Era lo pactado? Averígüelo Vargas. 


Esta fauna salvaje actuó con absoluta irresponsabilidad. Aprovechó el papayazo que le brindó Santos de convocar a un plebiscito innecesario sin el tiempo mínimo para que la mayoría del pueblo colombiano lo hubiera leído, analizado y discutido ampliamente. ¿A propósito? También hay que averiguarlo. Recordemos que esta es una oligarquía tramposa, mañosa y sin corazón. Santos – por su parte – un jugador de póker consumado.


El circo de ayer en Palacio de Nariño resulta denigrante. Realmente da dolor de patria. Dos cadáveres políticos definiendo por 47 millones de colombianos y colombianas. Dos personajes de dudosa ortografía, elevados a la categoría de “héroes” e “imprescindibles”. ¡Qué vergüenza!


Casi hay paroxismo periodístico al ingreso a Palacio de Pastrana y después Uribe. Todo un show mediática para imponer en el analfabeta receptor  la idea de que son imprescindibles, estas vacas sagradas del establecimiento como las denominaba el escritor costumbrista Álvaro Salom Becerra.


Este es un país único en el mundo. Conociendo los horrores de la guerra, sus efectos deplorables en el pueblo, se le pregunta a este: ¿Quiere la paz o seguir en la guerra? El 62.5 por ciento dice con el abstencionismo que le importa un comino el devenir del país. Es decir, le da mismo que siga la guerra o se aclimate la paz. Se sintió con fuerza esa insolidaridad sobre todo en los centros urbanos.


Y, adicionalmente, como para completar el sainete, cerca de 6 millones 500 mil dicen con su voto, palabras más, palabras menos: Que siga la violencia, que se sigan matando pobres con pobres, pueblo con pueblo, mientras la oligarquía obtiene jugosos réditos. Con razón alguien publicó en las redes sociales: “Mi coronel, la patria sigue siendo boba”.


No hay que ser demasiado imaginativo para entender que busca Uribe y su patota: Impunidad. Un articulito o parrafito que diga que los ex presidentes y sus hombres claves no sean llamados a declarar. Sean infalibles. A eso un poco de burocracia y todo estará bien. El tradicional “CVY” (Cómo Voy Yo).


Por lo tanto, hay que rodear el proceso de paz. Insistir en la pedagogía del acuerdo final, conocerlo en su totalidad y conscientemente. Salir a la calle a hacer oír la voz del pueblo. Maravillosa la movilización realizada anoche en varias ciudades del país, especialmente en Bogotá. No es tarde. Examinar con lupa las propuestas de la extrema derecha y profundizar la unidad del pueblo colombiano. No podemos seguir dando espectáculos tan insólitos como el presentado el 2 de octubre.


Demandar una vez más la solidaridad de la comunidad internacional y rodear el esfuerzo estoico y heroico que viene desarrollando los compañeros de las Farc – Ep. A pesar de la infame campaña mediática que le exige todos los días más y más muestras de querer la paz como si fuera solo problema del movimiento insurgente, el movimiento ha mostrado madurez política, decisión y coraje.


Le corresponde a la oligarquía colombiana ponerse de acuerdo, pues el ejército del pueblo está cohesionado, unido y fortalecido, dispuesto a dar semejante salto para llegar a la arena política  a seguir la lucha revolucionaria. Que no se le ocurra a la burguesía que la guerrilla debe hablar por un lado con Santos y por el otro con Uribe. Sería catastrófico.


El proceso de paz debe avanzar con los mismos criterios: Verdad, Justicia, Reparación y Compromiso de no Repetición, sin impunidad y con seriedad. La oligarquía debe entender que no está negociando con una guerrilla derrotada. Además, los diálogos con el ELN deben desarrollarse en el menor tiempo posible.


Y nosotros como pueblo, debemos hacer el máximo esfuerzo por romper con el analfabetismo político y la terrible incomunicación mediática. Debemos superar la realidad virtual. Si el pueblo hubiera tenido conocimiento y conciencia, estaríamos en un escenario totalmente diferente. De todas maneras, contra viento y manera, hay que persistir en la paz con justicia social. No hay otra alternativa loable, digna y humana.












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