A pesar del criminal mutismo mediático sobre el proceso revolucionario que se viene dando en la hermana república bolivariana de Venezuela, se puede calificar la postura vergonzosa de la Asamblea Nacional como un intento de golpe de Estado blando al estilo Brasil, aprovechando la importantísima gira internacional del presidente Nicolás Maduro Moros. Usando el mismo libreto de la CIA, los “perros” falderos del imperialismo norteamericano intentaron aprovechar la coyuntura para sacar partida a favor de la oligarquía venezolana y por su intermedio los Estados Unidos.
Pero, tacaron burro, como se dice en el argot popular en Colombia. Porque miles de venezolanos estuvieron prestos a defender la revolución con decisión y coraje. No solo salieron a la calle, sino que tuvieron la osadía de irrumpir pacíficamente en el escenario donde se cuajaba semejante traición a la patria y al mismo proceso revolucionario.
Vale destacar el pundonor de la mujer venezolana. Siempre estuvo en primera fila, mostrando grandeza, pero sobre todo conciencia de clase. De igual manera, es digno de relievar el reconocimiento a la obra del comandante Hugo Chávez Frías. Su autoridad que ejerce.
En esa histórica movilización revolucionaria se escucharon expresiones maravillosas, imposibles de ignorar o subvalorar. “Aquí el presidente lo dejó Chávez”. Es decir, la autoridad del comandante sigue intacta. No hay vuelta de hoja. Qué hermoso que el pueblo obedezca conscientemente la orden de un presidente. ¿Por qué será? Porque fue un presidente que no fue para el pueblo sino del pueblo, pueblo mismo. Eso explica en grado sumo el afecto del pueblo al comandante Chávez.
Otra expresión que se pudo captar claramente fue cuando una humilde mujer enfrentó cara a cara a esos vende patrias: “Ustedes son unos capitalistas, ustedes no quieren a los pobres”. Con qué sentimiento, con qué indignación y con qué decisión de esa humilde mujer. Qué grandeza para romper las cadenas de la sumisión y hablarles de tú a tú a los voceros de la rancia oligarquía y del imperialismo norteamericano.
En esta demostración fluye un verdadero cúmulo de enseñanzas que hay que dimensionar y emular en la denodada lucha contra el capitalismo y por el socialismo. No hay términos medios. La lucha de clases es vigente. Carlos Marx no se equivocó, ni Federico Engels, ni los que anónimamente pelean por romper las cadenas de la opresión. ¡Honor y gloria al pueblo Venezolano!
La otra lección es que hay que dormir pero con los ojos abiertos, como diría Gabriel García Márquez. Desde la vendedora de rosas hasta el más encumbrado personaje consecuente, deben estar preparadas y preparados a defender la patria, los ideales de Bolívar, del Che, de Chávez, del proceso revolucionario. A esa oligarquía mantuana hay que derrotarla, pulverizarla en su totalidad. No hay otro camino. Le ha llegado la hora al pueblo venezolano de ser poder. Debe prepararse con alma, vida y sombrero, erradicando de su seno todo indicio de corrupción, oportunismo y dogmatismo. Nada de individualismo. Hay que entender cabalmente la ideología comunista.
También es digno de admirar la postura cristalina y férrea del presidente Nicolás Maduro. Su lealtad al comandante Chávez, a la patria y a las transformaciones que se están implementando. Son pocos los que tienen esa gallardía y esa formidable formación política para no ceder ni ante el poder, ni ante la seducción capitalista, ni ante las amenazas imperialistas. Nicolás Maduro Moros, es ejemplo de lealtad y compromiso revolucionario.
Que no se atreva Estados Unidos a dar golpe sangriento como lo hizo en 1973 en Chile, la patria de Pablo Neruda, contra el presidente de la Unidad Popular, Salvador Allende. El planeta no será indiferente. Deberá recordar lo sucedido en Vietnam, pero también en Playa Girón, en Cuba. Ellos tendrán la fuerza bruta de las armas de destrucción masiva, pero los pueblos la razón y el formidable interés de ser libres y soberanos.
Parodiando al cantante podríamos decir hoy: “Venezuela sí, yanquis no”. La revolución venezolana vencerá. No se detendrá. Eso lo demostró el pueblo con esa acción audaz de tomarse el parlamento y el multitudinario evento de respaldo al gobierno. También hay que relievar la postura de las fuerzas armadas. Se han mantenido leales al proceso. Son realmente soldados bolivarianos.
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