miércoles, 6 de junio de 2018

Muere prestante hijo de Anzoátegui Tolima: Jesús Alberto Barragán Montoya

Por Nelson Lombana Silva

El prestante hijo del municipio de Anzoátegui (Tolima), Jesús Alberto Barragán Montoya, falleció el 5 de junio en la ciudad de Ibagué, al parecer por insuficiencia cardiaca al filo de las ocho de la noche. Sus despojos mortales vienen siendo velados en la funeraria Los Olivos y sus exequias se llevarán a cabo hoy 7 de junio a las diez de la mañana en la catedral de esta ciudad capital.


Colegio Carlos Blanco Nassar
Hacía parte de una prestante y antigua familia anzoateguiense, familia muy relacionada con el desarrollo y progreso del municipio que lo vio nacer. Obras como el colegio Carlos Blanco Nassar, el palacio municipal, el templo parroquial, la pavimentación de calles, construcción de escuelas, tienen que ver con esta familia.

Fue alcalde de este municipio en varias oportunidades, cargo que también desempeño en varios municipios del departamento en su condición de visitador de alcaldías. Según su hermano, Jairo Francisco Barragán Fonseca, ocupó este cargo en municipios como Roncesvalles, Planadas, San Antonio, Villahermosa, etc.

Era una persona amable, culta, decente, con la que se podía dialogar incluso, discutir diversos temas, entre ellos el político, sin ofender, dentro de un ambiente de diálogo ameno y cordial. Sus charlas siempre eran agradables por cuanto hacía alarde de un fino y refinado humor.

Sus más allegados amigos le decían por apodo “Canuto”, lo cual generaba más familiaridad entre sus amigos. Creo que fue un convencido de la paz y la reconciliación. En alguna oportunidad que hablamos sobre diversos temas, se refirió a la paz y dijo que el municipio tenía que superar las incomprensiones para poder avanzar en el progreso y en la convivencia pacífica. Era entusiasta. Líder natural. Siempre abierto al diálogo.

Murió a la edad de 82 años. Deja una familia trabajadora. Unos hijos que se han preocupado por estudiar y trabajar honestamente. A ellos, expresamos nuestra sentida nota de solidaridad; solidaridad que hacemos extensiva a toda su familia y al pueblo de Anzoátegui en su conjunto.

Evidentemente, la muerte de un semejante nos disminuye porque estamos atados a la humanidad, como bien lo dijo John Dalton. ¡Paz en su tumba!

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