lunes, 29 de enero de 2018

La izquierda decente convoca a votar por ideas

Por Nelson Lombana Silva

El debate electoral para elegir Parlamento Nacional y Presidente de la República en Colombia, sube de temperatura. La disputa entre la decencia y la indecencia, es decir, entre la izquierda y la derecha se acentúa a pesar de la infame postura mediática que pretende polarizar el país entre lo mismo y lo mismo, entre el santismo y el uribismo.


Una lectura crítica, desapasionada y centrada, permite apreciar que la decencia representa a kilómetros de distancia lo nuevo, lo promisorio, lo venturoso, mientras que la indecencia representa lo viejo, lo acabado, lo que está en desuso.

¿Cómo se nota esta diferenciación? En la exposición de ideas y propuestas tangibles, reales y concretas. Mientras la indecencia propone odio, pasiones, sectarismo, corrupción, violencia, muerte, etc, la decencia, es decir, la izquierda propone ideas diáfanas encaminadas a transformar esta cruda realidad desde las perspectivas sociales, económicas, políticas, culturales, ideológicas y ambientales.

Si el grueso del pueblo tuviera garantizado la formación para poder discernir lo uno y lo otro, otro gallo cantaría en el gallinero, dice el dicho popular. Ese es el reto que tiene la decencia, romper esos esquemas dogmáticos impuestos a sangre y fuego, por esquemas dialécticos, dinámicos y humanos.

En ese hermoso proceso, dicho sea de paso, la esperanza es que la decencia sea más decente, con el fin de ir ampliando el radio de acción y acumulando fuerzas para enfrentar con decisión a esa oligarquía moribunda, criminal y corrupta que sigue ocupando el solio del libertador Simón Bolívar en Bogotá, porque es evidente y nadie puede desconocer la vigencia de la lucha de clases.

Un ibaguereño desprevenido que estuvo en la gigantesca manifestación en Ibagué con motivo de la presencia de Petro, Clara y Aída Avella Esquivel, al escuchar a Clara López decir que se bajaba de la consulta, dijo desprevenidamente: “Eso le pasa a la izquierda por andar buscando candidatos en la derecha, al primer momento la deja colgada de la brocha”.

De ese comentario desprevenido, sin cálculo político, del pueblo, pueblo, se podría hacer toda una reflexión, pero es mejor dejarla para otra oportunidad, porque de lo que se trata es de comprender la linda oportunidad que tiene la decencia, decencia en Colombia de dar un vuelco total, un salto gigante y contundente en esta dura batalla de ideas, como nos lo enseñó el comandante Fidel Castro Ruz.

Se trata de deponer los egos. Se ha avanzado en este campo, pero es necesario profundizar, porque de no hacerlo así, nos vamos a quedar sin la soga y sin la ternera, para acuñar otro dicho popular. Clara López nos colocó dos ejemplos claros: El presentado recientemente en Chile y en Colombia, 1946, cuando el liberalismo se dividió entre gaitanistas y turbayistas. Eso lo aprovechó bien el neofascismo representado en el conservador Mariano Ospina Pérez. ¿Queremos repetir la historia?

El llamado a la unidad que formula el Partido Comunista no es una simple consigna que algunos consideran venida a menos, tampoco una forma sutil de hacer protagonismo, ni tampoco tomar ínfulas mezquinas e inocuas. Es la experiencia, es la certeza dialéctica que solo a través de la unidad, el pueblo resulta invencible.

Siendo un humilde campesino Juan de la Cruz Varela, en cierta oportunidad le correspondió explicar a un grupo de campesinos el valor de la unidad. El dirigente agrario y comunista, por cierto, sin mucha teoría se paró en frente del auditorio con varios bejucos. Cogió uno lo haló y lo reventó fácil, luego cogió dos, y ya tuvo un poco de resistencia, pero lo reventó. Así fue subiendo hasta coger un grueso número y por más fuerza que hizo no lo pudo reventar. Se inclinó ante el auditorio y con su acento campesino, le dijo: “Ese es el valor de la unidad. El campesinado unido será invencible, nadie lo podrá totear”. 

Cómo así que ya terminando la segunda década del siglo XXI, cuando ha corrido tanta agua bajo los puentes, con una izquierda madura y supuestamente estructurada no entendamos el valor de la unidad y sigamos en la carrera loca y desbocada de los personalismos.

Las ideas de la decencia son concretas

Miremos a manera de ejemplo el caudal de ideas y proyectos que presenta la integrante de la lista nacional de la decencia aspirante a un escaño en el senado de la república, Aída Avella Esquivel y que recoge el semanario VOZ La verdad del pueblo en su edición número 2917. Según el semanario del pueblo, son cinco ideas, cinco propuestas nodales para el presente y futuro de Colombia en su totalidad.

1.     Defensa del agua, del medio ambiente. Eso implica el rechazo total a la megaminería a gran escala, pero eso significa también quitarles el negocio multimillonario a unas pocas familias colombianas aliadas con los Estados Unidos.

2.     Pensión y empleo digno para todos los colombianos. El campesino ni sabe qué es una pensión, tampoco qué es un salario digno. Lo mismo la comunidad indígena, la comunidad LGTBI, la Comunidad negra, la comunidad ROM. Hacer realidad esta iniciativa sería histórico para este país sudamericano. 

3.     Cumplir lo acordado en la Habana (Cuba) y firmado en el teatro Colón de Bogotá, el 24 de noviembre de 2016. ¿Es mucho pedir que el gobierno cumpla lo acordado? ¿Dónde está la palabra del Estado comprometida ampliamente con la comunidad internacional?

4.     No más violencia. ¿Es muy subversivo pedir paz con justicia social para todos y todas? ¿Es cosa de otro mundo pedir verdad, justicia, reparación y compromiso de no repetición? Al parecer sí, porque el genocidio continúa común y silvestre en Colombia. No para. La unidad militar – paramilitar sigue vigente. La oligarquía una vez más se ensaña contra el pueblo.

5.     Lucha frontal contra la corrupción. Familia que roba permanece unida. Hace carrera ahora que el papá por viejo se retira del congreso, pero con la condición que su familiar asuma el poder para que nada cambie. Qué bonito. La corrupción es el peor cáncer que tiene en cuidados intensivos a la agonizante democracia colombiana. Eso de los linajes impuestos a la fuerza es también corrupción.

Y así como hemos estudiado las propuestas de Aida Avella Esquivel, podríamos seguir estudiando las propuestas de los demás integrantes de la lista de la decencia y de otras candidaturas como ese extraordinario binomio presidencial, vicepresidencial: Timoleón Jiménez e Imelda Daza Cotes, a nombre del Partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC).

Seguramente este binomio será un imán oceánico que aglutinará mucho pueblo a lo largo y ancho del país. Un discurso nuevo, actual, atractivo, serio y profundo. Un hombre cabal y una mujer inmensa, carismática, firme y conocedora a profundidad de la problemática que vive el país. Prueba de ello son sus propuestas que viene agitando con elocuencia y vitalidad.

Sin exagerar podríamos casi que decir que si la izquierda pierde es porque quiere. Una chipa con todos los defensores de verdad del proceso de paz es para darle sopa y seco a esta oligarquía salvaje y caduca. Líderes de todos estos movimientos, haciendo uso de las ideas y el correcto raciocinio: Ustedes tienen la palabra. No dejemos escapar ésta feliz oportunidad. 





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