martes, 30 de mayo de 2017

Se hace, no se nace Comunista: Raúl Eduardo Mahecha gran paradigma

Raúl Eduardo Mahecha.- Foto Internet
Por Nelson Lombana Silva

El comunismo se materializa ante todo en la praxis, fusionando consciente y creativamente la teoría con la práctica y asumiendo una conducta ética a toda prueba. No se hace comunista por ósmosis. Hay quien dice sin sonrojarse: “Como yo soy comunista mis hijos automáticamente también lo son”.


Así las cosas no se nace Comunista, se hace Comunista y ese hacer no es de un día, es de todos los días, por cuanto el Comunismo se materializa en la ciencia y la ciencia no es estática, todos los días hay nuevos y promisorios conocimientos en el marco de ésta.

Igualmente, tampoco puede decirse que porque algún vástago de la familia es reaccionario, todos sus demás miembros son automáticamente reaccionarios.

Un tercer elemento, es comprender que porque somos así, tenemos que ser eternamente así. “Yo soy así y así moriré”. ¿Esta postura tiene relación con la dialéctica?

Raúl Eduardo Mahecha, el gran paradigma

Leyendo el libro: “Petróleo y Protesta Obrera, la USO y los trabajadores petroleros en Colombia, en tiempos de la Tropical”, Tomo I, investigación liderada por Renán Vega Cantor, Luz Ángela Núñez Espinel y Alexander Pereira Fernández, nos hallamos con un tolimense, nacido en el municipio de Guamo, que se convierte en paradigma de lo que debe ser un Comunista en todo tiempo. Su historia es apasionante, pero sobre todo, aleccionadora.

Su legado robustece la ideología comunista que debe brillar más que nunca en el siglo XXI, por su cientificidad y humanismo para interpretar correctamente la dinámica de la humanidad y su proyecto revolucionario, transformador, en favor de todos y todas, sin exclusión de ninguna naturaleza.

Nació en 1884 y murió en 1940. Es decir, fallece cuando el Partido Comunista estaba en “pañales”. Era el mayor de cinco hermanos de esta familia. Sus padres, se llamaban: Manuel Antonio Mahecha y Manuela Caycedo. Era nieto del general José Ignacio Caicedo, figura conservadora en la segunda mitad del siglo XIX.[i] 

A los 11 años se escapa de la casa y en 1899 hace parte de la artillería del ejército, peleando al lado del gobierno conservador durante la guerra de los Mil Días, hasta 1902, llegando al rango de Capitán. Hizo parte del batallón Colombia en Panamá, durante el robo del istmo por parte de los Estados Unidos en 1903.

Desmoralizado por la actitud del ejército de no pelear en defensa de la unidad territorial del país, la soberanía nacional como era su deber, Raúl Eduardo Mahecha pidió la baja y en Barranquilla se alistó como voluntario para ir a Panamá a evitar su separación, intento fracasado, porque muchos de estos voluntarios murieron de hambre y de enfermedades (pestes), durante el escabroso recorrido.

Regresó a Cartagena en 1904 y se afilió a la Sociedad Obrera de Calamar. Así comenzó su lucha al lado del pueblo, de los trabajadores, de su clase social. Viajó por vastas regiones del país conociendo la problemática de los trabajadores, especialmente las regiones adyacentes al río Magdalena, las zonas cafeteras del occidente y la zona bananera de la costa Atlántica. Incluso, al parecer entre 1915 y 1916, estuvo en las entrañas del monstruo, los Estados Unidos, exactamente en el estado de California.

Ante todo fue autodidacta. Leyó literatura universal con pasión desenfrenada, su principales amigos inseparables eran entre otros: El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, las Mil y una Noche, de igual manera, las obras del famoso escritor Víctor Hugo. En ellos, halló argumento y pedagogía para educar y crear conciencia social y de clase entre los trabajadores. Sobre todo inyectarles la necesidad de la organización y la disposición de lucha por sus derechos y sus reivindicaciones. En eso fue persistente.

Compartía con el pueblo fragmentos de estas obras de literatura, era una excusa para debatir el momento político y la necesidad de la unidad de los trabajadores. Ejerció con decisión el periodismo. Siempre llevaba consigo una pequeña imprenta, a lomo de mula. Pequeños periódicos nacieron gracias a la tenacidad de Raúl Eduardo Mahecha, fue un verdadero tipógrafo rebelde. “El Baluarte” en 1918 y “El Luchador”, 1919 – 1923, periódicos editados en Girardot (Cundinamarca) y Medellín (Antioquia), respectivamente. Generalmente sus artículos iban firmados con seudónimos, algunos: “Modesto Bueno”, “Hans de Islandia” o “Miguel Strogoff”. 

La evolución ideológica y política realmente fue asombrosa en Mahecha, de conservador en su juventud, más tarde asumió una postura social-cristiana y finalmente una concepción Comunista. Tenía especial capacidad de análisis para ir asumiendo con criterio la dinámica política. Era consciente de la evolución, seguramente se convenció tempranamente que los únicos que no cambian son los tontos y analfabetas que no logran entender que todo está cambiando constantemente, de lo inferior a lo superior, de lo sencillo a lo complejo, naturalmente con avances y retrocesos.

Durante la década de 1920, Mahecha maduraba su concepción ideológica y política, siguiendo con atención los acontecimientos internacionales, sobre todo la gran Revolución Bolchevique en Rusia. Además, seguía con atención la lucha de los artesanos, los campesinos y los obreros, en los puertos del río Magdalena, especialmente en la Dorada (Caldas), Honda (Tolima), Girardot (Cundinamarca) y Barrancabermeja (Santander).

Por los años de 1910, se instaló en Girardot, era un puerto combativo. Con frecuencia recorría regiones adyacentes del Tolima, Cundinamarca y Caldas, sectores campesinos y obreros, usando métodos realmente ingeniosos para ser escuchado y dejar el mensaje político entre las masas. Comenzaba contando cuentos de duendes, hadas, historieta, mitos y leyendas propias de la zona rivereña del primer río nacional, una vez atrapada la audiencia, hábilmente explicaba la situación política del país, la problemática del pueblo y la necesidad de la unidad, la organización y la movilización.

Él mismo comentaba sus propias experiencias: “Para introducirme en la región cafetera tuve que ingeniarme y conquistarme la confianza de los obreros, contándoles primero cuentos de hadas – los cuales les gustaba mucho – pero a través de esos cuentos les explicaba la situación en que vivían y los incitaba a la huelga. Hacia ese trabajo porque el pueblo es muy supersticioso y cree más en los cuentos de hadas que en otra cosa”.[ii]

En la Dorada, asesoró magistralmente en 1922, la exitosa huelga de los trabajadores del ferrocarril. En septiembre de ese año, se trasladó a Barrancabermeja con el fin de ayudar a la formación del sindicato petrolero. Esta experiencia la relató, así: “Comenzamos a preparar espiritualmente a los trabajadores, valiéndonos del periódico “Vanguardia Obrera” que editábamos por medio de una imprenta volante de mi propiedad, que antes me proporcionaba los medios de vida, y luego de la huelga fue destruida y destrozada, lo mismo que mis muebles”.[iii]

Trabajó intensamente en la organización de los habitantes de la región, empezando por los colonos y los campesinos, los asesoró en algunos conflictos con la transnacional petrolera norteamericana. Después a los trabajadores petroleros para lo cual fundó el medio de comunicación: “Vanguardia Obrera” y colaboraba con otro medio impreso: “Germinal”.

Fueron medios de comunicación de permanente denuncia. Las inequidades de la compañía imperialista y las desastrosas condiciones de vida de los obreros, señalaba el contubernio que existía entre esta transnacional, el gobierno nacional y las clases dominantes. Era incisivo. Fue blanco de ataques arteros, sobre todo por parte de la Troco, que lo tildaba despectivamente de ex presidiario. Pero Raúl Eduardo Mahecha no daba el brazo a torcer y poco a poco fue cosechando éxitos, quizás el más importante la fundación de la Unión Obrera, que más adelante daría origen  a la Unión Sindical Obrera (USO). 

La petrolera gringa presionó al gobierno nacional para que hostigara a Mahecha y obediente a esta, presionó por todos los medios al líder popular y sindical, soportando amenazas, multas, destierros y la prisión durante las huelgas de 1924 y 1927.

Un obrero petrolero lo recordaba, así: “Por allá por 1922empezamos a reunirnos en las casas con Raúl Eduardo Mahecha para ver cómo nos defendíamos; publicamos la Vanguardia Obrera, con la cual ganamos gente para fundar nuestro sindicato clandestino, que desde entonces se llama Unión Sindical Obrera. A los dos años ya estábamos peleando para que lo legalizaran y por un mejor pago del trabajo”.

También impulsó la lucha política en este puerto fluvial. Trabajó arduamente la candidatura del obrero petrolero Florentino García Ortiz con la suplencia de Escolástico Álvarez, para las elecciones al concejo municipal de octubre de 1923.

Era polifacético con el único propósito de educar políticamente a la gente humilde, al pueblo en general. Se desempeñó como periodista, tinterillo, curandero y hasta homeópata. En Barranca ofreció sus servicios como “abogado” anunciado que solo cobraba “honorarios para favorecer a los obreros”. Su modesto aposento fue habilitado como oficina.

Fue antiimperialista. Luchó para darle dignidad al pueblo, soberanía nacional. Rechazaba con todas sus energías la explotación del imperialismo norteamericano a través de la Troco  que hacía al país y a los trabajadores. Le parecía indignante y miserable la postura genuflexa de la clase dominante. Esa lucha denodada la hacía a nombre del Socialismo.

Se convirtió en uno de los principales líderes del Partido Socialista Revolucionario (PSR), fundado en 1926. Durante la década de 1920 fue el principal líder en este puerto ubicado sobre el río Magdalena, cuyos mayores logros fueron las huelgas petroleras de 1924 y 1927. En ambas fue encarcelado. En 1924 fue desplazado del puerto por el ejército nacional cumpliéndole órdenes a la Troco. Estuvo encarcelado 13 meses.

En 1927, fue nuevamente puesto preso, al lado de los principales organizadores de la huelga, confinado en la cárcel de Tunja (Boyacá), siendo sometido al suplicio del cepo. Incluso, durante el traslado intentaron aplicarle la ley de fuga. Anunció que regresaría a Barrancabermeja, lo cual puso en máxima alerta a la compañía gringa y al mismo gobierno nacional, quienes anunciaron que harían todo lo posible para que no volviera a editar el periódico.

Los esbirros del régimen lo seguían a todas partes. Llevando consigo la imprenta portátil Mahecha se refugió clandestinamente en diversos lugares del río Magdalena hasta llegar a la zona bananera a comienzos de 1928. Se trataba de luchar ahora contra la Unid Fruit Company también estadounidense, la misma que le ordenó al gobierno nacional la masacre el 5 de diciembre y días subsiguientes en Ciénaga y otros sitios claves de la costa norte. Fue perseguido con fiereza por las tropas del general Carlos Cortés Vargas, carnicero de las bananeras, y que llevó a decir a Gaitán: “El gobierno tiene la metralla homicida para los nacionales y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano”.

La prensa llegó a anunciar que Raúl Eduardo Mahecha había muerto en combate. Pero aprovechando su experiencia clandestina, logró escapar escondido en bultos de yuca gracias a unos pescadores llegando a Barranquilla. De allí, pasó a Cartagena y después fuera del país. Estuvo refugiado en Panamá, Uruguay, Argentina, Francia y la Unión Soviética.

Participó como delegado por el Partido Socialista Revolucionario en la primera conferencia comunista latinoamericana de Buenos Aires en 1929. Allí, se denunció la masacre de las bananeras. También participó en el congreso mundial antiimperialista de París (Francia).

En 1930 volvió a Colombia y cuatro años después contrajo matrimonio por lo civil con la profesora Filomena Sarmiento Rangel. Tuvo tres hijos. A la edad de 56 años de edad, murió en su humilde vivienda ubicada en el barrio Olaya de Bogotá.

La vida y obra de este campesino tolimense merece enmarcarse en lo más alto con letras inmensas por su abnegada lucha a favor del pueblo colombiano, secularmente engañado y explotado. Un paradigma para las presentes y futuras generaciones. Habría que buscar más datos biográficos.

También vale la pena destacar el esfuerzo de los trabajadores de la USO al presentar estos dos tomos de obligatorio estudio para comprender la verdadera historia de este país. El equipo investigador es de quilates, indudablemente.

Esta semblanza sintetizada de Raúl Eduardo Mahecha que se presenta en esta nota, es como la sustentación a las hipótesis planteadas inicialmente. El revolucionario está en todas partes y se preocupa enseñar más con el ejemplo que con la palabra. Dice y hace. No es apariencia y retórica metafísica. Debe crearse muchos organismos celulares que lleven este nombre en este departamento corazón de Colombia.   

[i] Vega Cantor, Renán, Núñez Espinel, Luz Ángela y Pereira Fernández, Alexander. Petróleo y protesta Obrera, la USO y los trabajadores petroleros en Colombia, en tiempos de la Tropical 1. Página consultada 160.

[ii] Ibíd. Página consultada 162.

[iii] Ibíd. Página consultada 162.

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