Un sindicalista dijo por estos días en la ciudad musical de Colombia, Ibagué (Tolima), que una cosa era la lucha sindical y otra muy diferente la lucha política. No se debían mezclar, señaló el energúmeno sindicalista, por cierto.
Ahora que estamos aportas de las elecciones sindicales, bueno resulta analizar detenidamente la importancia de esta y el concepto emitido por el sindicalista de Ibagué.
El sindicalismo es una forma concreta de lucha del pueblo, especialmente de los trabajadores y de obreros, en defensa de sus intereses de clase que la clase dominante le desconoce y le cercena con sus políticas mezquinas a diario en el marco del sistema capitalista.
Esta lucha no se limita exclusivamente a la reivindicación salarial. O sea, no es una lucha meramente reivindicativa. La lucha sindical se plantea unos objetivos más distantes: El cambio de modelo económico. En esa perspectiva se transforma en lucha política.
La burguesía no solo ha creado las armas que habrán de darle muerte, sino los hombres y mujeres que habrán de empuñar esas armas: Los obreros. Dicen Carlos Marx y Federico Engels, en el manifiesto comunista: “Pero la burguesía no solo ha forjado las armas que deben darle muerte; ha producido también los hombres que empuñarán esas armas: Los obreros modernos, los proletarios”.[i]
Así que resulta fuera de contexto pensar que una cosa es la lucha sindical y otra la lucha política. Esta dicotomía favorece la clase dominante. También he oído decir que el sindicalismo en consecuencia debe ser apolítico.
Digamos que el apoliticismo no existe como tal. Más bien es una posición política que favorece a la clase que está en el poder. En este caso la burguesía.
Lo que sucede es que en la lucha sindical hay diversidad de posturas políticas: Liberales, conservadores, comunistas, anarquistas, indiferentes a la política, etc, que se ponen de acuerdo mediante un programa mínimo reivindicativo y político.
Cada quien hace su papel. Se establece una lucha política interna entre esas fuerzas tradicionalistas que reflejan de alguna manera la clase dominante y las fuerzas nuevas y de izquierdas que agitan concatenadamente la lucha reivindicativa y la lucha política.
Así que decir: “No le metamos política al sindicato”, es una postura política reaccionaria y ultraconservadora, la que hay que combatir decididamente, sin vacilaciones de ninguna naturaleza.
Precisamente, esa postura lleva a un sindicalismo conciliador tipo CGT, por ejemplo. Julio Roberto Gómez, dice combatir las políticas de la burguesía, pero habita en el palacio de Nariño.
Hay una crisis en el sindicalismo, precisamente, por esas posturas que no se han sabido enfrentar y derrotar, al lado de la estructural, la fundamental: La criminalización de la protesta por parte del sistema capitalista.
Es desolador revisar las cifras de sindicalistas consecuentes asesinados en Colombia. Sobre todo pensar que no se puede hablar en pasado porque se sigue asesinando en este país a los sindicalistas consecuentes, a diestra y siniestra a lo largo y ancho del territorio nacional.
Entonces, la lucha sindical es una forma concreta que debe desarrollarse en Colombia cada vez con más conciencia de clase. Se debe depurar el sindicalismo y se debe actuar con ética revolucionaria. No se puede desligar de la lucha ideológica y política, sobre todo en momentos en que la izquierda y el pueblo, han comenzado a plantearse el poder.
Qué bueno para el sindicalismo tolimense que un joven de 28 años de edad se proyecte llegar a la CUT seccional Tolima. Es buenísimo no solo porque es joven, sino también porque tiene clara la lucha sindical y la lucha política. Me refiero a Jhonatán Varón Posada, marcado en el tarjetón con el número 108. Es un candidato partidario, no una propuesta individualista. Candidato que tiene propuestas claras, precisas y concretas, para avanzar en la proyección de la toma del poder. Invito a los sindicalistas tolimenses a apoyar decididamente esta aspiración unitaria y partidaria. ¡Que se puede, se puede!
[i] Karl Marx. El manifiesto comunista. Antología de El Capital. Grandes obras, literatura universal. Ediciones Brontes S.L. impreso en España. 2007. Página consultada 100.
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