Utilizando toda clase de artimañas y mentiras, como ha sido su costumbre, Estados Unidos, al parecer ultima detalles para agredir militarmente a la hermana república bolivariana de Venezuela. Es la vieja práctica del imperialismo que pretende rendir a los pueblos a punta de hambre, aislamiento e invasión directa.
A esta tragedia abominable hay que sumarle otra: La postura genuflexa del presidente colombiano Iván Duque Márquez. Cobardemente ha puesto nuestro territorio al servicio del imperialismo sin chistar una palabra. Venezuela sería agredida directamente desde Colombia.
Además, del servicio de inteligencia gringo que hay en este país por montones, existe como mínimo 21 bases norteamericanas y al parecer tres bases militares de la Gran Bretaña. De esas 21, hay como mínimo 9, en la frontera colombo – venezolana.
El semanario VOZ La verdad del pueblo, edición número 2948, que está en circulación, denuncia que en Cartagena de Indias, se encuentra en estos momentos el ejército naval militar, unitas 2018 con este infame propósito. Igualmente, indica que los Estados Unidos ha ubicado en este puerto el barco hospital USNS Comfort, el cual cuenta con helipuerto con capacidad de recibir helicópteros de guerra. Adicionalmente, han desfilado por Colombia altos mandos militares norteamericanos. Incluso, se anuncia la visita del mismo presidente Donald Trump.
Recordemos la reciente venida a Colombia de James Mattis, secretario de defensa de los Estados Unidos y el permanente monitoreo que hace Kurt Tidd, jefe del comando sur. Al parecer la supervisión de las operaciones encubiertas y no encubiertas, son permanentes.
Mientras esto sucede la campaña mediática tampoco da tregua. Montañas de mentiras, desinformación y calumnias a floran las 24 horas del día. El mismo libreto usado contra Cuba, Nicaragua y Chile, se repite ahora contra Venezuela, la patria del libertador Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Hugo Chávez, entre otros.
No dicen una línea del brutal bloqueo económico que contra este país sudamericano lo somete inhumanamente los Estados Unidos, con la complicidad directa, tanto de la oligarquía venezolana como colombiana. Ni una sílaba del demencial cerco económico que cada vez se hace insoportable.
Tampoco del plan siniestro de publicitar promesas a los venezolanos débiles ideológica y políticamente, para que salgan del país y denigren del proceso revolucionario que se viene desarrollando contra viento y marea en esta república bolivariana. Ni una sola letra…
Los pueblos hermanos no se pueden cruzar de brazos y esperar que una aventura de esta naturaleza cuaje, hay que fortalecer brazos de solidaridad, de unidad y de combatividad. Nada de hacerle el juego al imperialismo. Hay que denunciar y condenar la postura imperialista de los Estados Unidos y la pusilánime postura del gobierno colombiano.
El proceso bolivariano de Venezuela debe profundizarse, radicalizarse al calor de la movilización y la resistencia contra esta postura imperialista de Estados Unidos. Hay que rodear al ejército venezolano. Hay que apoyar las decisiones que tome el gobierno del compañero Nicolás Maduro Moros y el pueblo en su conjunto. Esos apátridas mercenarios que se venden para denigrar de la revolución socialista de Venezuela, serán señalados por la historia, como vulgares cobardes y antipatrióticos. Una patria no se vende por una sucia moneda.
Recordemos que el general Bolívar, el general Anzoátegui y muchos patriotas venezolanos, pelearon por la libertad de Colombia, sin escatimar esfuerzos y riesgos. ¿Cómo se debe corresponder a este gesto heroico? Con la reciprocidad. Unamos las banderas de Colombia y Venezuela y destruyamos la bandera de los Estados Unidos. Es hora de la segunda y definitiva independencia. Estados Unidos tendrá que respirar el polvo ensangrentado de su derrota. Será otro Vietnam. El pueblo venezolano no está solo míster Donald Trump, entiéndalo así.
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