sábado, 29 de septiembre de 2018

El pueblo colombiano no sabe qué está pasando en Venezuela

Villa Restrepo, Cañón del Combeima, en Ibagué (Tolima). Foto: Internet
Por Nelson Lombana Silva

Un pequeño y modesto comerciante de Villa Restrepo, Cañón del Combeima, en Ibagué (Tolima), me comentaba por estos días que el gobierno venezolano estaba amenazando a Colombia, lo cual era sumamente peligroso, pero que nosotros (colombianos), teníamos el respaldo de los Estados Unidos.




Millones de colombianos seguramente piensan como piensa este humilde comerciante, lo cual es bastante preocupante. Es la labor infame de los medios masivos de comunicación y el analfabetismo político que le asiste al pueblo colombiano en el marco del modelo capitalista.

Mientras tomábamos tinto, le contesté: “Es exactamente lo contrario. Lo que sucede es que usted toma la versión de RCN, Caracol o El Tiempo y resulta que por allí fluyen las ideas de la clase dominante”.

El pequeño comerciante me miró asombrado. Sorprendido. Y sin poder ocultar su desconcierto me dijo por entre los dientes: “¿No me estará tomando del pelo?”.

“Por supuesto que no – le contesté – usted es una persona muy decente y trabajadora como para ponerme a tomarla de los cabellos”.

“Colombia y Venezuela – agregué – están viviendo dos procesos totalmente contrarios. Eso hace que las posiciones sean totalmente antagónicas y a usted le llegue solamente una versión”.

“¿Cuáles son esas posiciones contrarias?”, me dijo saboreando el café.

“No es fácil explicar – le dije – sin embargo, hay que intentarlo. Colombia está bajo un régimen que se llama capitalista y se llama así porque el centro, lo más importante es el capital, el dinero. ¿No es cierto?”

“Eso sí es cierto. Aquí, el que tiene plata se salva, el que no tiene se muere hasta de hambre. Hay unos hijueputas que tienen mucha plata, se le pudre y habemos otros que no tenemos ni a donde caer muertos”.

“Exactamente. En la hermana república bolivariana de Venezuela (Así se llama ahora), se desarrolla un sistema contrario al nuestro y se llama exactamente: Socialismo siglo XXI. Es decir, sistema socialista. Se llama socialista porque lo principal es el ser humano, el centro del desarrollo de este proceso”.

“Mierda. ¿Cómo así? Y, entonces ¿Por qué el país se llenó de venezolanos, si eso es tan bueno allá?

“Bien sabe usted – le dije – que en todo proceso hay algunos que no sirven ni para tacos de escopeta. Escoria. Flojos. Miedosos. Egoístas, que no quieren hacer un solo esfuerzo pero siempre quieren la mejor parte. ¿No es cierto?”

“Ah, eso sí es cierto. En toda comunidad tiene que existir los atravesados que no ayudan pero piden lo mejor. Dígame a mí que he jodido tanto con juntas de acción comunal. Siempre jode y se atraviesa el que no colabora. Cierto. Positivo”.

“Eso sucede con estos “venecos” que han llegado al país. Algunos temerosos, otros ilusionados y otros agentes secretos de la reacción. ¿Cuál es el objetivo del gobierno colombiano? Uno, obedecer ciegamente a los Estados Unidos; dos, impedir que el pueblo sepa en qué consiste el proceso revolucionario que se viene desarrollando en la hermana república. Teme la clase dominante que ese ejemplo cunda en Colombia. Por eso esa campaña tan demencial contra Venezuela y su presidente, el compañero Nicolás Maduro Moros”.

“Flojos los malparidos”, afirma el pequeño comerciante tomando más tinto.

“Es más. Hagamos un cuadro comparativo: Creo que en Colombia no hay más de 500 mil venezolanos, en cambio, en Venezuela hay más de 5 millones de colombianos y colombianas, trabajando y viviendo sabroso. ¿Por qué no se han venido? Porque allá tienen sus bienes, sus fuentes de trabajo, la educación es gratuita, la salud, etc. ¿Sí entiende ahora por qué esa campaña tan sucia contra Venezuela? Sencillo: Para que no se sepa que allá se construye un sistema distinto al capitalista, el sistema socialista. Entonces hablan mal de este país y del sistema”.

“O sea, que el agresor realmente es Colombia. ¿Es así?”

“Exactamente. Sin embargo, hay que explicar que quien está al frente de esta agresión contra la patria de Simón Bolívar son los Estados Unidos. No porque les asista un espíritu filantrópico o humanista, sino por los intereses económico. Venezuela es una potencia en recursos naturales. Tras de esos recursos es que va este país imperialista. Y Colombia por limitar y ser sumisa, es usada por Estados Unidos para agredirla como la viene agrediendo”.

“Dicen – me dice – que ese tal Maduro es un bruto, un burro. ¿Eso es cierto?”

“De Hugo Chávez dijeron que era loco, aventurero, ambicioso, sin escrúpulo, etc. De Maduro han dicho eso y mucho más. Pero, le digo honradamente: Somos más burros nosotros que creemos en esas versiones. Yo quiero recalcar, precisamente, tres características del presidente constitucional Nicolás Maduro Moros: Lealtad, Firmeza e Inteligencia”.

El pequeño comerciante, suelta una carcajada estridente. Se acomoda el sombrero blanco deteriorado, se sienta mejor en la silla y me mira incrédulo.

“¿Todo lo contrario de lo que dice la prensa?”, dice sin dejar de reír.

“Mira: Reemplazar de la noche a la mañana, prácticamente, a semejante estadista como era el presidente Hugo Rafael Chávez Frías, en un momento histórico de dura confrontación de clases no es tarea fácil, no es mamey. Seguir los ideales de Simón Bolívar y Chávez, contra viento y marea, tampoco es fácil. Solo lo hace una persona valiente, corajuda, con pelotas, como se suele decir popularmente. Continuar desarrollando el proceso, aún con atentado personal con drones en su contra. Eso no lo hace cualquiera. Lo hace una persona leal, consecuente, firme e inteligente”.

“Vea pues, dice el pequeño comerciante al ponerse en pie. Cada día se aprende mucho más. Me ha sembrado la duda, pero el deber me espera. Muchas gracias”.

Se marcha con el pequeño poncho doblado en el hombro derecho. Se aleja por la pequeña calle del corregimiento de Villa Restrepo, bajo un sol espléndido. Mientras lo veo alejarse pienso: “Y pensar que intelectuales de raca mandaca y dizque comunistoides atacan a Maduro calificándolo de neoliberal. Qué bellacos. Cómo se colocan tan fáciles al servicio del imperialismo”.   






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