lunes, 11 de agosto de 2025

¡Tierra para quien la trabaja, ahora sí!

El gobierno colombiano ha entregado  hectáreas de tierras. Foto: Agencia  api 

Por Nelson Lombana Silva

El sueño dorado del campesino colombiano de tener tierra propia para hacerla producir, se hace realidad en el gobierno del cambio que lidera el presidente del Pacto Histórico, Gustavo Petro Urrego. Está a punto de superar el millón de hectáreas entregadas, en distintas regiones del país, un récord histórico, totalmente invisibilizado por los medios masivos de incomunicación.

El 9 de agosto, entregó 1.100 hectáreas en el departamento de Tolima, ceremonia celebrada en el municipio de Suarez, saboteado el magno evento de los campesinos por la alcaldesa barretista y seguramente uribista de esta población de 6000 habitantes, Consuelo Avilés Aldana.  

Cerca de mil personas acompañaron la entrega de títulos de tierra a cargo de la ANT. en Suarez


Los campesinos y las campesinas superaron este grotesco desaire de la mandataria local y caminando varios kilómetros, llegaron hasta la hacienda para participar de la emotiva ceremonia. “Al pueblo no lo ataja nadie”, alguien dijo mientras se desplazaba sudoroso bajo el sol metálico.

En la conciencia de los labriegos y las labriegas, retumbaba la consiga del jefe de estado: “La tierra para quien la trabaja”. El sueño fantástico se hacía realidad en el departamento corazón de Colombia.

El recuerdo nefasto del “Chicoralazo” o “Pacto de Chicoral”, encuentro entre los grandes terratenientes con el congreso de la república y la dirección del triste célebre presidente, Misael Pastrana Borrero, quien anocheció perdiendo y amaneció ganando su elección, moría toda esperanza de que el campesino tuviera tierra para trabajar. El siniestro encuentro ocurrido el 9 de enero de 1972, llevado a cabo en el centro de Chicoral, territorio perteneciente al municipio de Espinal, Tolima, sería testigo mudo de execrable crimen contra el campesinado colombiano.

El campesino no se dio por vencido. Fundó la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), continuando con denuedo y heroísmo la lucha por un pedazo de tierra para labrar. La pelea fue intensa. Incluso, el gobierno logró romper la unidad de la ANUC, formándose la línea Armenia y la línea Sincelejo. Divididos, con propósitos distintos, la lucha continuó.  

Más tarde, surge la Federación Fensuagro y hace más de 50 años, el Sindicato de trabajadores agrícolas del Tolima (SINTRRAGRITOL), todas estas organizaciones del pueblo campesino, desde entonces han desarrollado una lucha sin cuartel por la Reforma Agraria Integral, por la Defensa de los Derechos Humanos del campesino, por la paz y por la justicia social. Muchos líderes han sido asesinados, crímenes aún en la impunidad.

El presidente Gustavo Petro Urrego, con su liderazgo y conciencia de clase, rompió ese océano de falsas promesas y entró de lleno a dar inicio a la Reforma Agraria. Hay que darle continuidad a este proceso y la única forma es manteniendo en la presidencia la representación del Pacto Histórico y ganando mayorías en el parlamento. No hacerlo así, es condenar al campesinado y a Colombia en su conjunto, a otros “cien años de soledad”, como diría nuestro nobel de literatura, Gabriel García Márquez. 


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