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El gran monumento de la cacique Dulima. Obra del maestro Edmundo Faccini. Foto Nelosi |
Por Nelson Lombana Silva
El taller: “Maneras de leer el mundo y la vida”, que se inauguró recientemente en la Biblioteca Cañón del Combeima con la orientación de docentes y estudiantes de la universidad del Tolima y el liderazgo de la Asociación Agroecoturística con sede en Villa Restrepo, realizó la primera jornada con la presencia de niños, niñas, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, el 27 de agosto de 2025, en el horario de 400 p.m. a 6:00 p.m.
La primera jornada consistió en el reconocimiento del territorio, mediante ruta cultural, social y ambiental que bien podría llamarse: “La ruta que lleva al Corazón de Villa Restrepo”. ¿Por qué este nombre? Porque el recorrido nos ha permitido conocer parte de la historia de este hermoso poblado enclaustrado en las entrañas del gran Cañón del Combeima, bañado por una verdadera estrella hidrográfica, liderada por el río Cutucumay, más tarde llamado: Combeima.
Conocer la historia resulta fundamental para comprender el presente y proyectar el futuro. Al desconocerla, difícilmente se llega a amar, valorar, dimensionar y, sobre todo, defender la patria chica de las multinacionales y transnacionales enemigas del manto verde que cobija la vasta región y de la extranjerización de la tierra. No amo lo que no conozco, amo lo que conozco. Además, el sentido de pertenencia, la lucha por preservar la paz y la defensa del medio ambiente, se materializa si tengo pleno conocimiento del entorno, si conozco cabalmente la historia y tengo un proyecto comunitario de vida.
Históricamente, el pueblo ha ido evolucionando, cambiando, cambios que no se dan por inercia, son cambios producto de fuerzas concretas y objetivas, las cuales se deben conocer para influir en el proceso evolutivo. ¿Quiénes fueron los primeros en arribar por estos andurriales? ¿Qué los animó? ¿Qué dificultades, aciertos y desaciertos tuvieron en esta gran proeza? Santillana, dice: “Quien no conoce la historia, está condenado a repetirla”. Y como dijimos atrás: Historia no es solamente pasado, es ante todo presente y futuro. He ahí, por qué hay que estudiarla con detenimiento, pues no hacerlo es asumir que caminamos sin brújula, sin horizonte, mejor dicho, con los ojos vendados.
Desde esta perspectiva, es que resulta importante el taller: “Maneras de leer el mundo y la vida”. Así lo ha entendido la biblioteca Cañón del Combeima, así lo ha entendido la asociación Agroecoturística y, desde luego, así también lo ha entendido la universidad del Tolima. Debemos conocer y apoyar la iniciativa con la utopía que estamos construyendo el “hombre nuevo”, fundamentado en valores, conocimiento y práctica. Hasta hace muy poco se entendía que la tierra no tenía fin, era eterna; hoy sabemos que estamos, prácticamente, en el abismo a punto de llegar al punto de no retorno, presentándose fenómenos como el calentamiento global, la contaminación rápida a cargo de las multinacionales y transnacionales, el uso del carbón y del petróleo, como bien lo dice el presidente Gustavo Petro Urrego.
Es tan grave la problemática ambiental, el alto índice de contaminación de la tierra, que el Papa Francisco escribió una encíclica relacionada con el tema y se llama: “Laudato Sí” (Alabado seas). Una encíclica, dicho sea de paso, es un documento que escribe el Papa para toda la humanidad, especialmente para los católicos, apostólicos y romanos, que se calcula entre 800 y mil millones de creyentes en todo el mundo.
En un aparte de dicha encíclica, el sumo Pontífice, dice: “Esta hermana (Tierra) clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizado a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”.[i]
En marcha primera jornada de la ruta
Agosto 27 de 2025; 4:00 p.m. Muy puntuales chicos y grandes han llegado al punto de encuentro: La biblioteca. En cada rostro hay expectativa. Algunos chicos leen textos, cuentos, mientras otros conversan animadamente o juegan con los juguetes que hay en la biblioteca. Los docentes son puntuales, lo mismo la presidenta de la asociación Agroecoturística.
El guía seleccionado es Jonatán Stivel Ávila Molinares, miembro de dicha Asociación y destacado líder comunitario y ambientalista en todo el Cañón del Combeima. Se dan las recomendaciones de rigor: Disciplina, orden y atento a observar su entorno con atención como si fuera la primera vez. En el fondo, es recuperar la capacidad de asombro.
El clima es opaco. El firmamento nublado. Un ligero amago de lluvia. Pero, el interés de los ruteros es más fuerte, chicos y adultos se confunden. Primer alto en la ruta: El monumento de Dulima o Ibanasca. Este monumento es el reconocimiento a nuestros ancestros, hombres y mujeres que, con talento, esfuerzo, poblaron el territorio y tuvieron el valor de defenderlo con sus propias vidas ante la arremetida violenta y desnaturalizada del invasor español. La tribu Pijao, la familia Combayma, son los primeros en poblar esta región. Más tarde, nuestros tatarabuelos, abuelos y nuestros padres. Son los héroes del trabajo que nos legaron un corregimiento espléndido, venturoso en marcha. La estatua de Dulima o Ibanasca, mirando hacia el moribundo nevado del Tolima, es identidad, historia y libertad. Obra insigne del maestro Edmundo Faccini, que habitó durante un buen tiempo en Pico de Oro.
El gran desafío es la conservación del hábitat: El río Cutucumay que sale de la entraña del nevado y en una extensión de 57 kilómetros tributa al río Coello, deslizándose armonioso y sonoro sobre el lecho de piedras de vistosos colores y tamaños. Cañón bañado por 54 cascadas, señala el guía, un verdadero laboratorio de agua pura y cristalina. No hay que contaminarla con basuras, el agua es vital, no se puede vivir sin este preciado líquido incoloro e insaboro, compuesto de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H20).
Campaña fundamental es convencer al nativo que no debe vender su pedazo de tierra a extranjeros, se debe conservar y mejorar la relación con ella, la tierra, dice el Papa Francisco, es la Casa Común. ¿Quién vende su tierra para vivir a la intemperie?
Dulima o Ibanasca es también símbolo de coraje y valentía. El avaro invasor español la atrapó violentamente y la quemó viva con la bendición de la iglesia católica. Consideraba que era propietaria de mucho oro. Fue catalogada de hechicera, simplemente porque era médica ancestral, guerrera y cacica. Esta región era territorio de pumas, reptiles, venados, dantas y diversos pájaros multicolores. Muchas especies se han ido extinguiendo por la acción irracional del modelo económico predominante en Colombia.
Los mitos y las leyendas adornan la historia de la región. Se considera – por ejemplo – que el espíritu de Dulima o Ibanasca deambula por la nieve del nevado del Tolima y sus alrededores, vigila la región con estoicismo. Por eso, es considerada la diosa de la nieve. Hay seis quebradas que bañan el corregimiento ocho de Villa Restrepo.
Iglesia Pío X
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La tradición religiosa se expresa en el templo para los Católicos. Foto Nelosi |
El segundo alto, es la visita del grupo al templo de la iglesia Pío X. Dice el guía que el templo por primera vez se construyó en 1905 de madera y piso terroso. Por el año de 1955, la comunidad creyente se juntó y a través de diversas actividades como bazares, rifas, dotaciones y recolectas, la comunidad pudo levantar el templo que actualmente existe. El adoquinamiento de las calles de acceso tienen más de cuarenta años de vida. Hay en estas obras mucha fuerza de trabajo sobre todo de personas con sentido de pertenencia y deseos de promover el desarrollo comunitario, quizás muchos familiares nuestros que aportaron con donaire en su momento para hacer de nosotros una vida más digna y humana.
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La antigua arquitectura presente en el corregimiento ocho de Villa Restrepo. Foto Nelosi |
El templo se convirtió en punto de encuentro de la comunidad. En la acera, se solían sentar una vez terminada la jornada a conversar, echar chistes, contar historietas de espantos, pero también a pensar en el progreso del incipiente caserío de casitas de madera. La emblemática pila bautismal, roca tallada a mano, en su momento se utilizó como en fuente de agua, donde los habitantes acudían a tomar el preciado líquido. El acueducto venía de la quebrada La Sierra. La donación de la famosa Pila bautismal al parecer corrió por cuenta del general Casabianca, 1898, aproximadamente. El acueducto comienza a hacerse realidad a comienzos de 1900, antes se tenía como expresión directa la Pila Bautismal. El templo lleva el nombre en honor al Papa Pío X.
El Papa Pío X, de nacionalidad italiana, nació el 2 de junio de 1835 en el poblado de Riese y murió el 20 de agosto de 1914. Se llamaba: Giuseppe Melchiorre Sarto. Pasó a la historia como el Papa número 257. Se caracterizó por ser fuerte opositor al modernismo teológico y por dirigir la primera codificación del Derecho Canónico de la historia de la iglesia católica, publicada en 1917.
Según el guía, hay una balanza gigante en Villa Restrepo, donde muchos de los nativos fueron pesados en su momento, objeto muy atractivo para mostrar a los visitantes nacionales y extranjeros. El turista quiere saberlo todo y nosotros debemos prepararnos para satisfacer ese interés, señala Jonatán Stivel Ávila Molinares.
Cruzamos el monumento de las banderas y las ruinas de la escuelita que tanto aportó al progreso de la comarca. Muchos y muchas salieron de las tinieblas del analfabetismo aprendiendo a leer y escribir en este modesto plantel de madera.
Casa de tabla parada
La casa tradicional de Villa Restrepo era levantada con base en la técnica de tabla parada. Era amplia, con corredores, chambranas y numerosas piezas, generalmente adornada con hermosos jardines, colores fuertes y vistosos. La casa que visitamos tiene acceso a la hermosa cascada de aguas frescas, cristalinas y puras, perteneciendo a la quebrada La Sierra. Es considerada un lugar histórico, que se ha utilizado como hospedaje, restaurante, etc.
También se visitó la casa Luna Roja y el Embeleco. La Luna Roja tiene tejas de barro, ventanales, mientras que la otra posee una arquitectura similar a la del eje cafetero, teniendo en cuenta que el departamento de Tolima era o es, el tercer productor de café en Colombia. La influencia de Mariano Melendro, que aportó el terreno para construir el colegio que lleva su nombre en Chapetón, es destacado por la comunidad y los integrantes de la caravana cultural.
La región, por su topografía y abundancia de agua, es proclive a las avalanchas. El guía señala que es casi “normal” que se presente estas tragedias debido a la abundancia de agua. Dice que, en 1959, se presentó una de gran magnitud que borró literalmente el corregimiento siete de Juntas. Más tarde, 1968, ocurrió otra también de vastas proporciones. En esta oportunidad al parecer fue borrado literalmente el poblado de Pastales.
La naturaleza cobra tarde o temprano el mal trato de sus habitantes hacia ella. La deforestación, la contaminación y la construcción de viviendas a la orilla, genera un impacto y la naturaleza reacciona, en muchos casos, violentamente. Urge reconciliarnos con la naturaleza, preservando la fauna, la flora, todo cuando existe, haciendo de todo lo que nos ofrece la Pachamama (tierra), un uso responsable y consciente que somos seres de paso y todo cuanto existe les corresponde a las generaciones venideras. Esto se logra si tomamos de verdad y desde chicos y chicas: Conciencia Ambiental.
Casa de la Cultura, puesto de salud
Casa de la cultura, encuentro de la comunidad. Foto Nelosi.
Punto clave e histórico para Villa Restrepo son las construcciones del puesto de salud y la Casa de la Cultura. En cada obra hay un largo trabajo de lucha y persistencia de la comunidad por hacer del entorno un lugar más agradable, sano y culto. Las luchas taciturnas de sus líderes naturales se ven reflejadas en estas dos obras que los niños y las niñas, lo mismo que los adultos observan con admiración y cierta gratitud. |
La cultura nos lleva a cultivar los más sagrados valores que nos permiten vivir en grupo, en comunidad, respetando la diversidad y pluralidad, las distintas formas de pensar en el terreno político, religioso y demás fenómenos que nos dividen. Debatir, argumentar y llegar a consensos, erradicando la fuerza bruta de la violencia, el engaño y la desunión. La biblioteca y la casa de la cultura son puntos importantes de encuentro.
El Cementerio, destino final
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El cementerio del corregimiento ocho de Villa Restrepo. Único en el Cañón del Combeima. Foto Nelosi |
La caravana llegó al cementerio, destino final de los seres humanos. Allí, se descompone el cuerpo en proceso biológico normal, quedando en la conciencia y en el recuerdo de la comunidad sus buenas acciones o quizás, los malos recuerdos del difunto. Todo es posible en la viña del Señor.
Este necrópolis, único en el Cañón del Combeima, también ha sido afectado por las avalanchas, sobre todo, las provenientes de la quebrada La Palma. Conservado por personas sencillas y anónimas, se mantiene a tono con el requerimiento de la comunidad, porque hace parte íntima de ella, toda vez que la sentencia inexorable dice que, “los más seguro que tiene el ser humano es la muerte”.
Se termina el fantástico recorrido con la noticia de que Villa Restrepo es el único poblado del cañón que cuenta con tres carreras y nueve calles. El anuncio de lluvia es inminente. El retorno a la biblioteca es forzado, pero, allí, les espera a todos y a todas, un refrigerio a cargo de la asociación Agroecoturística. Risas, alegría y sin novedad, los asistentes se despiden con la promesa de volver a la segunda jornada.
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[i] S.S. Francisco. Laudato Sí “Alabado seas”. Sobre el cuidado de la casa común. Editorial Paulinas. Primera reimpresión 2015. Página consultada 5.
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