El signo trágico de la violencia política en Colombia contra los candidatos presidenciales. Foto: El Imperio de la Memoria
Por Agamenón
Un grupo de comunistas de Ibagué, se reunió ayer en la sede para analizar el execrable y repudiable crimen del precandidato presidencial por el Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, aprovechando el espacio: “Sábados con Paco”.
Fue un diálogo amplio, democrático y participativo, en el cual se lamentó su crimen, crimen atroz que bien pareciera trofeo de intereses oscuros y mezquinos, que rayan con la dignidad humana. La izquierda, especialmente el Partido Comunista, desde su fundación en 1930, ha optado por la vida y la discusión dialéctica fundamentada en la dignidad humana y en la fuerza poderosa del argumento. No es gratuito que esta organización política, se defina como “el Partido de la vida y de la esperanza”.
No se sabe exactamente quien o quienes dieron la orden, será tarea del poder judicial determinar quiénes fueron, la investigación debe rendir sus frutos en el menor tiempo posible, para tranquilidad del pueblo colombianos y los responsables recibir el merecido castigo. No puede quedar en la impunidad como la serie de magnicidios que han sucedido en Colombia.
Cesar Gaviria Trujillo, llegó a la presidencia gracias al magnicidio del candidato presidencial, Luis Carlos Galán Sarmiento, quien había demostrado interés en luchar contra la mafia. Es claro que esta nueva víctima no tiene capacidad para poner presidente, pues las condiciones son muy diferentes, hay un nuevo momento donde el pueblo se ha ido empoderando de su propio destino.
Es absurdo lo que dice el presidiario, Álvaro Uribe Vélez, de que el precandidato era la esperanza del pueblo colombiano. Lejos de la verdad del mitómano ex presidente, por cuanto Uribe Turbay era un líder de extrema derecha, que sentía asco por la muchedumbre popular. Vasta ver el vídeo donde sale festejando el hundimiento de las reformas a favor del pueblo. No se cambia por nadie.
Según se afirma, quince minutos antes del horrendo atentado, el precandidato estaba hablando de violencia, de arrasar y de recuperar el gobierno al precio que fuera. Así pues, lo mejor es el esclarecimiento, saber con exactitud quien o quienes están detrás de este asesinato.
“Estamos tan amaestrados, dijo uno de los asistentes, que la oligarquía nos ordena odiar lo que nos beneficia y amar lo que no le sirve al pueblo”.
Desafortunadamente, el caso de Miguel Uribe Turbay no es nada nuevo en Colombia. La cantidad de magnicidios es inmensa: Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Pizarro León Gómez, Luis Carlos Galán Sarmiento, el mismo ultraderechista, Álvaro Gómez Hurtado, más de cinco mil militantes del Partido Comunista y la Unión Patriótica, etc. etc. etc.
Todo indica que el magnicidio fue premeditado con fines politiqueros. Al no pelechar el proyecto de golpe de estado o golpe blando, indicaría que se tomaron medidas distintas con el mismo fin. Se buscaba al parecer llenar de odio al pueblo para desestabilizar el Gobierno del Cambio. Pero, el pueblo sabiamente les hizo “mamola” a esos conspiretas de mala muerte. Se mantuvo sereno comprendiendo que la salida era rodear al presidente de la república Gustavo Petro, las instituciones existentes y el sueño de paz con justicia social.
“El hecho es grave. Me temo que las consecuencias de esta insensatez las va a pagar la izquierda, los que menos tenemos velas en este entierro”, dijo otro camarada. Se dedujo que el crimen fue calculado con la idea de perjudicar al presidente Petro, al Pacto Histórico, lo cual se da al no haber fructificado el Golpe Blando, como ya se dijo.
Pero, el tiro les salió por la culata. Se trata de enrarecer la campaña política en marcha, crear odio, miedo e incertidumbre. La situación es compleja, pero no para salir corriendo. Hay que enfrentar la violencia con las armas de la paz y la justicia social, la unidad y la movilización popular. Al discurso de la derecha de violencia, la respuesta del pueblo debe ser el discurso de la paz y de la unidad. Profundizar el proyecto del Pacto Histórico es la salida, por cuanto éste implica humanizar la política en Colombia.
![]() |
Foto: Internet |
El otro aspecto considerado, es que esto no viene sucediendo solamente en Colombia, es al parecer un plan de los Estados Unidos para retomar su liderazgo perdido en el continente americano. En Ecuador fue asesinado Fernando Villavicencio, también de extrema derecha, el plan siniestro de sacar como sea del gobierno al compañero Nicolás Maduro, pasando de ofrecer 25 millones de dólares a 50 millones de dólares a quien logre detener o neutralizar a este mandatario progresista y revolucionario.
La situación llama a fortalecer la organización y la vigilancia revolucionaria, a cuidar al máximo a los cuadros del Pacto Histórico, porque el odio visceral que la caterva de derecha le viene inyectando a sus prosélitos puede generar en revanchismos horrorosos. Hay que dormir con un ojo abierto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario