martes, 29 de octubre de 2024

El puente roto a punto de colapsar

La comunidad hace malabarismos para cruzar la quebrada La Casada en corregimiento de Cay. Foto Nelosi

Por Nelson Lombana Silva

Conocer el territorio y la comunidad que lo habita es una prioridad de la biblioteca Cañón del Combeima. Resulta prioritario ese contacto permanente y dialéctico que permite mantener viva la comunicación entre la biblioteca pública y la comunidad. Diría el dicho popular: “Si Mahoma no viene a mí, yo voy hacia Él”.

El domingo 27 de octubre, hicimos un recorrido (caminata) nuevamente por el hermoso territorio del corregimiento Cay, una de las regiones más ubérrimas del Cañón del Combeima, Ibagué (Tolima) La fragancia fresca de la naturaleza, el resplandor verdoso de la espesa vegetación y el carisma de la comunidad, crean un ambiente fantástico, difícil de describir con exactitud.

Puente sobre la quebrada La Cascada en el corregimiento de Cay, Cañón del Combeima a Punto de caerse

La cascada es una de las quebradas más caudalosas de todo el Cañón del Combeima, baja cantora y rauda sobre un lecho de piedras de diversos tamaños y colores, dejando escapar una melodía subyugante. Baquianos y turistas caminan por una carretera en buen estado, con un servicio de transporte inmejorable. Es un centro turístico en las goteras de la ciudad. Se respira oxígeno puro y fresco.

A la vera del carreteable, los campesinos y las campesinas, ofrecen comidas agradables al paladar. Los Jeep suben abarrotados de visitantes, muchos de ellos, colgados como un “florero”. Es un espectáculo de acrobacia que los residentes practican a las mil maravillas.

La comunidad se une para mitigar la ausencia del puente en el corregimiento Cay. Foto Nelosi

En el corazón de la exuberante vereda, está la imponente cascada de agua cristalina y fresca que el turista disfruta con frenesí. Quien vaya por allí y no se deje acariciar de la cascada, pierde la ida, es el decir, de visitantes y baquianos del lugar. Saboreamos un sancocho de gallina espléndido, caminamos y conversamos con los residentes.

Pero, como dijera Gabriel García Márquez: “No hay felicidad completa”. El puente peatonal está a punto de colapsar. En un acto por demás “suicida” el caminante se arriesga a cruzarlo, lo hace con acrobacia admirable. Otros campesinos, se unen para facilitar que el carro atraviese las quebradas. En mingas quitan las piedras más grandes, allanando el paso. Se destaca por supuesto en toda su dimensión, el valor del trabajo en equipo.

Es una región productiva. Hay inmensos cafetales, cultivos de plátano, especialmente banano, cultivos de guadua e incluso, cables que unen regiones y fincas entre sí. Es un verdadero pulmón que necesita con urgencia la construcción del puente peatonal. Es una necesidad imperiosa para esta numerosa comunidad. Ese mismo día, paradójicamente, un grupo de funcionarios del municipio concurrió a constatar el estado deplorable del puente y el inminente riesgo al que está expuesta la comunidad, especialmente los niños y los ancianos. Al parecer en esta administración se tomarían acciones concretas para conjurar esta sentida problemática de comunicación de la vasta región.

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