sábado, 17 de junio de 2017

Estados Unidos ratifica su discurso imperialista contra Cuba

Por Nelson Lombana Silva

Estados Unidos, por intermedio de su presidente Donald Trump, ratifica su viejo discurso imperialista contra la república socialista de Cuba. Nada nuevo ha dicho el “pato Donald” al hablar ayer desde Miami rodeado de una verdadera “gusanera”.


Quizás lo único nuevo sería la iniciativa de endurecer aún más el brutal e inhumano bloqueo económico. “Vamos a fortalecer el embargo”, dijo. Quienes ingenuamente pensaban que el imperialismo norteamericano se había “humanizado”, seguramente quedarán convencidos de lo que significa el imperialismo norteamericano, su esencia criminal y salvaje.

Haciendo alarde hipócritamente de entender verdaderamente el significado de los derechos humanos, confundiendo adrede delincuentes vulgares con presos políticos, señaló: “No vamos a levantar las sanciones contra Cuba hasta que todos los presos políticos sean liberados”.

¿Tiene autoridad Estados Unidos para hablar de Derechos Humanos? ¿Tiene autoridad Estados Unidos para hablar de democracia? Por supuesto que no. Sin embargo, habla con qué fluidez pero también con qué mentira. Realmente no tiene un solo argumento válido y veraz, todo constituye un verdadero sainete de mentiras para engañar desinformados e incautos.

Responderá esta infame agresión el pueblo cubano con dignidad y patriotismo, ya lo dijo el presidente Raúl Castro Ruz. Nuestros cambios serán fruto de nuestras propias decisiones que tomemos en conjunto y autónomamente. El pueblo cubano tiene pulmones propios, no le sucede lo que le sucede a Colombia, por ejemplo, que la más elemental decisión es primero consultada con el tío sam.

Semejante imperio se ensaña contra una isla porque ésta ha decidido soberana y autónomamente ser libre. No la derrota con ideas, argumentos, pretende rendirla a punta de hambre, pero tacará una vez más burro porque todos los cubanos consecuentes saldrán a defender la revolución al precio de sus propias vidas.

Atilio Borón, ha dicho algo muy cierto. Los verdaderos damnificados son los mismos empresarios gringos, los que venían sacando partida de los negocios permitidos en la isla, especialmente relacionados con el turismo.

Hay que duplicar o triplicar la solidaridad con la isla de la libertad, Cuba. Desde el barrio más humilde o la vereda más distante del país, del continente o del mundo, hay que rechazar categóricamente esta demencial medida de Donald Trump. Cuba vencerá.

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