lunes, 7 de noviembre de 2016

Paso fugaz por la Colombia profunda y olvidada por el Estado

Panorámica de la vereda La Mesa Río Loro. Foto Nelosi.
Por Nelson Lombana Silva


Primera parte.-  La vereda La Mesa Río Loro del corregimiento del Placer Nogal del municipio de Guadalajara de Buga (Valle del Cauca), no está ubicada ni en la frontera, ni en un departamento pobre y distante. Hace parte de un departamento próspero. Sin embargo, resulta una vereda distante, profunda y olvidada por el Estado.



Es una vereda de contrastes. Por un lado su belleza natural, su clima fresco, el cañón impresionante, la abundancia de agua. Mientras una multinacional se viene robando la energía del río Tuluá, todo su entorno carece de fluido eléctrico. No tiene acueducto comunitario su pequeño caserío, menos alcantarillado, tampoco su única calle pavimentada. La carretera es una angosta cintilla envolvente por la profundidad del cañón. Una escuela deteriorada, un puesto de salud sin la dotación elemental. Tampoco tiene cancha deportiva, solo una explanada terrosa a iniciativa de la comunidad y de la insurgencia de las Farc – Ep, donde la comunidad se suele reunir con alguna frecuencia o la juventud a jugar fútbol. Las porterías son palos toscos con un terreno sin demarcación técnica.


El templo católico está abandonado. Tiene deteriorada sus ventanales. Hay dos estatuas de la virgen, al parecer de la virgen del Carmen. No tienen manos, lo mismo el niño que sostiene en su regazo. Hay rastro de espermas de creyentes anónimos que oran en silencio. Al otro lado la otra estatua. Le hace falta tres dedos: Índice, anular y corazón. Solo tiene el pulgar y el meñique, en no muy buenas condiciones. También hay rastro de espermas. Esta tiene la corona puesta a medias, provisionalmente.


El altar mayor es un cajón rectangular deteriorado color caoba, la foto de la imagen de la virgen. El piso está deteriorado, lo mismo el techo. Las paredes son de cemento, las vigas de madera y el techo de eternit. Por fuera está pintado el templete de blanco.


Blanca Toquica señala que la comunidad poco asiste a misa cuando de vez en cuando sube el sacerdote. Asiste entre tres y cuatro personas y eso porque nosotros asistimos. La comunidad prefiere tomar o bailar que rezar, señala. “Hay un rumor de que la Mesa fue maldecida hace muchos años”, anota. “Lo dice la comunidad. Incluso, un comandante guerrillero que ya murió”, agrega.


En ese paisaje pintoresco encontramos al líder comunitario José Vicente Méndez, militante de izquierda que ha sido puesto preso en dos oportunidades durante la dictadura disfrazada de democracia del hoy senador del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez. Salió desplazado del departamento de Tolima y fue acogido por la comunidad del municipio de Tuluá (Valle del Cauca).


Es un campesino honesto y trabajador. Venciendo las hostilidades de la represión militar – paramilitar hoy hace parte de la Asociación de Trabajadores Agricultores del Valle del Cauca (ASTRACAVA). Hace seis años hace parte de esta organización campesina, siendo además secretario de parceleros de la hacienda El Danubio. Son 23 parcelas – señala – en proceso de legalización.


Esta parcelación data de 2011. Era una finca abandonada. Mediante acuerdo con el propietario, don Omar Vásquez, las 23 familias entraron a derribar monte y sembrar comida, la cual es comercializada en su mayoría en este mismo municipio.


Se produce mucha comida, especialmente: Café, plátano, yuca, frijol, maíz, mora habichuela, tomate de árbol, ganadería doble propósito, es decir, carne y leche. Destaca la producción de café orgánico, lo mismo la tostadora que hay en la región.


Destaca la pacificación de la zona a partir de los diálogos de la Habana. “La zona ha permanecido en paz, el campesinado se puede mover para cualquier lado, sin el miedo de los bombardeos y el horror de la guerra”, expresa con seguridad.


“Los campesinos que hemos padecido la guerra en carne propia estamos porque los acuerdos de paz firmados se cumplan en su totalidad, el gobierno no le puede hacer “conejo” al pueblo nuevamente”, señala.


Odilia Bustos, presidenta de la junta de acción comunal de la Mesa Río Loro, se lamenta de su actividad, dice que es muy desagradecida. No hay apoyo del gobierno municipal y departamental y del nacional sí que menos. “Es un trabajo poco apreciado. Llevo ocho años en la presidencia. La vereda cuenta con 54 familias”. 


Señala que todo ha cambiado especialmente las festividades decembrinas que se avecinan. “La navidad no es como antes, hoy cada quien la celebra a su modo. Todo ha cambiado. Sin embargo, siempre se hacen los tamales, la natilla y los buñuelos, pero cada quien en su casa. Ya no hay esa tradición de compartir como era antiguamente”.


Al referirse al tema de la paz, subraya: “Sería muy triste que no lo lográramos. La paz es lo fundamental y la tenemos de una alita”.


En la pared de su modesta casa hay una lectura que nos llama la atención. Leyéndola pensamos de inmediato en los grandes movimientos feministas que hoy se rasgan sus vestiduras en las grandes urbes. “¿Qué pensarán de ella?”, pensamos para nuestros adentros mientras la copiamos. Dice:


La mujer nació de la

Costilla del hombre.

No de los pies para

Ser superior.

Si no de la costilla

Para

Ser igual.

Debajo del brazo para

Ser protegida  y al

Lado del corazón

Para ser amada.


De la federación comunal del Valle.

Para: Todas nuestras compañeras.


Marzo 30/03. 


La vereda hace parte del parque natural nacional las Hermosas, según dice una publicidad esculpida en madera. Los datos consignados son los siguientes: “Danta de montaña (Tapirus Pinchaque) extensión 125 mil hectáreas, entre el Valle del Cauca y Tolima. Altura entre 1600 y 4500 metros sobre el nivel del mar. Conserva: 60 mil hectáreas de páramo y subpáramo; 48300 hectáreas de bosque andino; 387 lagunas. Especies amenazadas: Dantas, oso de anteojos, puma y venados”.


La vigilia nacional por la paz, organizada por las Farc – Ep durante los días 30 y 31 de octubre, fue el pretexto para conocer esta parte oculta de nuestra querida Colombia, “la Colombia profunda” como diría en su discurso de apertura el comandante guerrillero, Wilson Saavedra.




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