martes, 8 de abril de 2025

La naturaleza habla, nadie la escucha

La naturaleza habla. Foto: internet

 Por Nelson Lombana Silva

El sistema capitalista es ciego, sordo y mudo ante la palabra viva, nítida y permanente de la madre naturaleza, quien continuamente está hablando con increíble claridad y contundencia. Pero, la ambición del sistema y su prepotencia, impiden escuchar para establecer un diálogo horizontal, sereno y fructífero, en bien de todos y todas.

Constantemente está enviando señales, mensajes, pero como el sistema económico no permite que el pueblo se eduque, se forme, la masa no puede comprender ese fluido y permanente mensaje que transmite con claridad meridiana. Se nos ha enseñado que la tierra es un ser inerte, no siente, no tiene sensibilidad y menos vida. Igual, sucede con la naturaleza en su conjunto. La creencia es que está a la mano para usufructuarla sin piedad alguna, sin contemplación y sin prudencia.

No solo la naturaleza habla de distintas maneras, sino que tiene la capacidad de reaccionar ante tanta brutalidad, no de la especie humana propiamente, sino del sistema capitalista que como todo mundo sabe es un sistema depredador por excelencia.

Los huracanes, las grandes tempestades, las grandes inundaciones, las elevadas temperaturas, el deterioro del ciclo biológico del agua, los terremotos, temblores, etc, no son designios sobrenaturales determinados por Dios, como suele decir de distintas maneras este sistema socioeconómico, es fruto de la irracional política del sistema. En pleno siglo XXI, se sigue atentando contra la naturaleza desde las alturas del poder, pero hábilmente a través de sus medios de comunicación, descarga toda la responsabilidad en el campesino que corta un árbol o deja caer un pedazo de papel al piso.

Todavía se sigue diciendo que la desaparición de la población de Armero (Tolima), fue producto de la furia de la madre naturaleza. Falso. Es una acusación infame y cobarde, porque Armero desapareció por la incapacidad del sistema capitalista y la negligencia del entonces gobierno liderado por Belisario Betancur. Ellos son los directamente responsables, en este caso la madre naturaleza fue tomada como chivo expiatorio para este pusilánime gobierno evadir su responsabilidad y qué mejor que echarle la culpa a la madre naturaleza.

Las grandes catástrofes que han ocurrido y que seguramente habrán de ocurrir, son consecuencia de la infamia como el sistema trata la naturaleza. Si a mí me tratan a las patadas, mi respuesta será igual, es apenas elemental. Pues, lo mismo sucede con el hábitat, el sistema ecológico, la naturaleza en su conjunto.

Y como tenemos mentalidad capitalista sin serlo, pues tratamos mal a la madre naturaleza queriendo que no reaccione violentamente, sea imbécil y se deje explotar sin oponer resistencia. Pues la naturaleza tiene su corazoncito, tiene dignidad, sus sensibilidad y aguanta hasta que por fin reacciona y casi siempre lo hace violentamente.

Leer el mensaje dramático de la naturaleza, a través de la ecología y la conciencia ambiental, implica fortalecer los movimientos ambientalistas que hay alrededor del mundo, la creación de un sistema antítesis del capitalismo y la firme convicción de que hay que erradicar la contaminación, la tala indiscriminada y la permanente violencia contra la naturaleza. Respetar el espacio natural para su desarrollo normal del complejo ecosistema. Si construyo donde no debo construir, tarde o temprano, la naturaleza reaccionará y lo hará violentamente, cansada de tanto soportar y ser tolerante. Lo estamos viviendo: Estas tempestades huracanadas y las grandes inundaciones, los largos inviernos, los largos veranos, no son hechos fortuitos, son la respuesta al trato inhumano que a diario se le brinda a la madre naturaleza. Nada sucede por casualidad, todo sucede por causalidad.

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