jueves, 17 de abril de 2025

Defender el pensamiento de Jesús

Foto: Internet

Por Nelson Lombana Silva

Ante el vendaval descomunal del capitalismo en su fase imperialista, que todo lo destruye y lo corrompe, se hace necesario hacer causa común para salvar el pensamiento genuino de Jesús, el mártir del calvario, quien fue cobardemente blasfemado, torturado y sacrificado en la cruz, por la criminal casta oligárquica de su época, quien al ver peligrar su sucio imperio no tuvo escrúpulo en asesinarlo de la manera más cruel, como escarnio para que nadie más volviera a cuestionar su régimen inhumano y excluyente.

En pleno siglo XXI se sigue matando sin piedad alguna esas ideas que el Maestro defendió con interés y pureza. Jesús enarboló dos consignas claras, cuya vigencia no admite discusión: El amor y la justicia social. Su peregrinar estuvo enfocado en estos dos temas centrales, que fueron la causa de su sangrienta muerte, muerte tan sangrienta e infame como los 6402 jóvenes inocentes, asesinados por el Centro Democrático, movimiento fascista liderado por Álvaro Uribe Vélez o los miles de personas de la escombrera en Medellín, para solo colocar un par de ejemplos.

Durante la era de Jesús la ley dominante, era la ley del Talión, ojo por ojo y diente por diente. A una atrocidad la respuesta era una doble, más espeluznante. Jesús construye una nueva narrativa, la que defiende a capa y espada, llegando a entregar su propia vida. Reconoce la condición humana, sus contradicciones y sus errores, enseñando con maestría ejemplar el respeto de los derechos humanos, el respeto de la vida, lo más sagrado. Dimensiona el perdón, la justicia social, la convivencia y la paz.

Salvar su pensamiento

Es tan humano Jesús que se indigna con los mercaderes profanadores del templo, llora la muerte de su ser querido y siente encarne propio el abandono de su padre. “Dios mío, Dios mío: ¿Por qué me has desamparado?”, dice.

Los verdaderos seguidores de Jesús, la masa popular, deben hacer un alto en el camino y luchar por rescatar el auténtico mensaje de paz y justicia social que caracterizó su liderazgo. Rechazar categóricamente, las distintas religiones que, sin escrúpulo alguno, han hecho de su mensaje un instrumento para robar, engañar, explotar y colocarse al lado de los ricos, la clase dominante.

No en vano dijo Carlos Marx, que la religión es el opio del pueblo. Es un instrumento para enriquecerse unos pocos en detrimento del pueblo sumiso y analfabeto. La religión embrutece, aliena y destruye la felicidad de los pueblos. Es un negocio de unos cuantos privilegiados y ambiciosos. Religión y política han ido de la mano a través de los siglos.

Bien afirma el filósofo Carlo Frabretti: “La religión y la política siempre han estado juntas, y a menudo revueltas. Un matrimonio milenario (y, además, de conveniencia, que son los más estables), y el divorcio nunca llegó a consumarse”.[i]

Subraya: “Históricamente, la iglesia ha sido una poderosísima fuerza conservadora, la mejor aliada del poder político en el mantenimiento del orden establecido”. “Yo os atonto”, diría el escritor mejicano Rius.

Como se puede intuir, la religión es como la antítesis del pensamiento revolucionario de Jesús, por el cual dio su vida. La religión no deja dimensionar la obra revolucionaria del Maestro, la opaca, la tergiversa, la diluye, quitándole todo el aporte de Jesús a factores claves como el humanismo, la paz y el perdón. Quien más que Jesús para entender la realidad antropológica del ser humano, con sus potencialidades y limitaciones.

Como bien dice Frabretti, Jesús predicó la igualdad y la fraternidad entre los seres humanos. Identificó a los ricos con los malos, predicó la construcción de un mundo posible al alcance de todos y todas, sin privilegio. Por eso, lo asesinaron cobardemente.

De la mano de la burguesía, la Iglesia no se preocupa por enseñar el verdadero pensamiento de Jesús, su tarea es tergiversarlo y acomodarlo al interés de la clase gobernante: La burguesía.

[i] FRABRETTI, Carlo. Socialismo científico. Editorial El Zancudo. FICA, Bogotá 2006. Página consultada 130.


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