La retención de medicamentos por audifarma es una vieja práctica de la criminal oligarquía para crear en el pueblo animadversión hacia el gobernante y responsabilizarlo de la escasez del medicamento. Una práctica que contempla la CIA en sus manuales cuando se trata de desestabilizar un gobierno que no le es totalmente obsecuente a los dictados de Estados Unidos, en este caso del Gobierno del Cambio, Gustavo Petro Urrego.
La misma práctica hicieron en su momento en la hermana república bolivariana de Venezuela, la oligarquía en contubernio con los Estados Unidos. No es nada nuevo. Son artimañas que el pueblo debe develar para junto con el gobierno del cambio hacer frente y rechazar categóricamente infelices prácticas de esta naturaleza que colocan en inminentes peligros a millones de ciudadanos que necesitan con urgencia el medicamento.
No es raro que en los próximos días se inventen la película que hay escasez de alimentos y vaya usted al supermercado y no encuentre una libra de arroz o un kilo de sal. También ocurrió en la república bolivariana de Venezuela. La oligarquía con dineros sucios del narcotráfico compra las remesas y las esconde en los sótanos, de tal manera que cuando llegue la inocente ama de casa a comprar, no lo permitan con el cuento que hay escasez por culpa del gobierno Petro.
La criminalidad de la oligarquía colombiana no tiene límites, simple y llanamente porque no maneja relaciones humanas, sino intereses económicos. Si hay que matar medio país con tal de recuperar el gobierno, lo hacen porque para ella el ser humano no cuenta, cuenta el dinero, el poder al precio que sea.
No es una exageración, es una cruda realidad. Al mirar el espejo retrovisor de la historia nos damos perfectamente cuenta. La guerra de los mil días, cerca de un millón de muertos; la violencia en Colombia de los 50s, 300 mil muertos; el conflicto más reciente, cerca de siete millones de víctimas. La violencia para esta criminal oligarquía, es fundamental para sostenerse en el poder. Álvaro Uribe Vélez asesinó a 6402 seres humanos en los denominados “falsos positivos” únicamente para hacer creer que estaba ganando la guerra, frente a los grupos insurgentes.
Ante esta cruda realidad, el pueblo debe estudiar minuciosamente y sin apasionamientos la situación concreta, asumiendo una postura digna, consecuente con su clase social. Eso implica apoyar la gestión del gobierno del cambio en cabeza de Gustavo Petro y Francia Márquez, trabajar por la unidad y apoyar decididamente el Pacto Histórico y la Consulta Popular. Estar organizados y en movimiento, en la calle combatiendo la mentira y el engaño, rechazando la violencia y proponiendo la paz con justicia social. Decir y hacer.
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