
Antropólogo Tomás Ariel Castillo López, después de participar de la tertulia en la biblioteca Cañón del Combeima en Villa Restrepo. Foto Nelosi
Por Nelson Lombana Silva
Tomás Ariel Castillo López, el estudiante mejicano presente en la biblioteca Cañón del Combeima, califica la tertulia de valiosa por el contenido y el espacio de diálogo que identifica y caracteriza la humanidad en función de paz.
Junto con el economista, Julio Cesar Cruz Salas y el antropólogo, José Luis Pérez Chacón, Tomás Ariel Castillo López, también antropólogo, participa activamente del intercambio de conocimientos durante la tertulia, permitiendo a través de él, conocer la dinámica de su país Méjico en los actuales momentos, más que todo la dinámica inherente a la juventud, pues él es joven.
Hace una interesante síntesis del momento histórico que vive Méjico y el accionar particular de la juventud, acosada por la violencia y el narcotráfico, período sombrío que vivió Colombia durante la denominada era: “Pablo Escobar Gaviria- Álvaro Uribe Vélez”, pesadilla que aún no termina a pesar de los ingentes esfuerzos del presidente colombiano, Gustavo Petro Urrego.
Tal como lo afirma, hay bastantes coincidencias entre estas dos naciones Latinoamericanas que luchan por un mundo mejor al alcance de todos y todas.
El negocio del narcotráfico que no quiere acabar Estados Unidos, produce muertos, desaparecidos, heridos y dolor, sobre todo en la juventud y así lo plantea Tomás Ariel. Es decir, el mismo drama que vivió Colombia y de alguna manera, sigue viviendo, lo padece este país, limítrofe con el imperialismo de Estados Unidos.
El esfuerzo de la juventud mejicana por salir de la peste horrorosa del narcotráfico, coincide con el esfuerzo de la juventud colombiana por liberarse de tal flagelo propio del salvaje capitalismo.
Es el esfuerzo que libra el pueblo de Totonaco y que Tomás hace referencia. El Totonaco se refiere a un grupo étnico indígena de este país y a la familia de lenguas que hablan. Se encuentran, principalmente, en los estados de Puebla y Veracruz en la región conocida como Totonacapan. Se caracterizan por su rica historia y cultura, que incluye la práctica de rituales emocionantes como la ceremonia de los voladores.
Su vasta cultura se desarrolló entre los años 400 y 1200, con importantes centros ceremoniales y su participación en la construcción de la Gran Pirámide de Teotihuacán. La propuesta está encaminada en construir la paz con el fin de aclimatar el ambiente de participación, unidad, convivencia, diversidad, evitando así la migración de ellos y ellas, especialmente los jóvenes.
La conversación a manera de entrevista es la siguiente:
- Tomás Ariel Castillo López, bienvenido a Colombia, a Ibagué y a la biblioteca Cañón del Combeima…
Una visita exprés, inesperada, pero qué bueno que se haya dado lo inesperado, porque a veces en lo inesperado se dan estos tipos de encuentros que también nos nutren demasiado, sobre todo a nosotros que venimos del medio educativo.
- Usted es antropólogo. Desde esta perspectiva ¿Qué lectura hace del continente latinoamericano?
Muy complejo, porque precisamente mi formación ha sido como antropólogo y pues, inevitablemente cuando estoy en un lugar, trato de hacer una lectura de los territorios que visito. He tenido la fortuna y el privilegio de hablar con algunas personas colombianas.
Creo que algunos de los aspectos que más podemos conversar son las cuestiones un poco similares que encuentro entre Colombia y Méjico, como que hay demasiados aspectos en la que digo que estos paisajes y las personas, tienen demasiados parecidos con la gente mejicana y viceversa. A veces, se piensa que somos colombianos, pero cuando hablamos se dan cuenta que no somos colombianos.
Una primera lectura que hago del conocimiento de la gente, creo que hay demasiada diversidad, diversidad que también existe mucho en Méjico. A mí me hace sentir un poco identificado con esta identidad Latinoamericana, el encontrar estos aspectos en común entre personas colombianas y mejicanas en el diálogo con ellos.
- ¿Qué lectura hace usted de la juventud mejicana en los actuales momentos?
Detrás de mí ya viene una nueva generación de jóvenes, si bien yo podría considerarme todavía joven, la realidad es que mi afiliación a movimientos estudiantiles, movimientos sociales, fue en algún momento, creo que este momento, los jóvenes estudiantes, también siguen siendo muy críticos con su situación, tanto la situación de la educación en general, como de la política pública en educación, en general.
Generalmente, se exige lo mismo, que es mejorar las condiciones de la educación pública, que haya ciertos elementos que les posibilite un mejor acceso. En ese sentido, creo que los estudiantes en estos momentos han tenido un despertar que creo que cuando yo estaba más joven, creo que sabia como paralizado eso.
Esa es mi percepción. Pero, creo que en este momento ha vuelto a ver un poco de esa crítica y creo que tiene mucho que ver con la situación global actual; creo que sí están siendo receptivos a lo que está sucediendo actualmente, que tiene que ver con el ámbito educativo, injerencista de otros países, las afectaciones sociales y económicas.
- Méjico limita con la cuna del imperialismo norteamericano. ¿Cómo observa usted la relación entre estos dos países?
También es muy difícil pensarlo, visualizarlo. Creo que siempre ha habido una relación entre Estados Unidos y Méjico. Creo que esa relación ha estado también muy potenciada, porque gran parte del territorio estadounidense, hay muchas personas mejicanas, muchas personas latinoamericanas; creo que es lo que ha reforzado lazos entre mejicanos y mejicanos que viven en Estados Unidos y otros Latinoamericanos. Creo que sí ha habido como una crítica y una sensibilidad hacia la situación actual que se vive con respecto a la migración y con respeto a la posición que ha tomado en este caso, los líderes estadounidenses con respecto a cuál es la visión que tienen de los países que como Méjico y Latinoamérica en general viven actualmente. Creo que este es un momento que, si bien ha sido difícil, siento que también ha posibilitado un despertar en la identificación como Latinoamericanos, también ha permitido ese reposicionamiento, esa idea de vernos así mismo como Latinoamericanos, como un frente común. Yo a veces lo visualizo así.
- ¿Muchas dificultades tiene la juventud mejicana en estos momentos de cambio?
Sí hay dificultades en distintos aspectos. La situación en Méjico ahora es muy difícil, especialmente en el aspecto de la violencia, experiencias que a mí también me ha tocado sortear cuando empezó todo esto de la guerra contra el narcotráfico. Al menos desde mi punto de vista fue una tensión después y creo que esa experiencia para muchos jóvenes les trastocó su vida, ya que muchos jóvenes fueron absorbidos por la violencia; hay muchos jóvenes desaparecidos, hay mucha violencia en varias partes de Méjico.
En ese aspecto, hay muchas experiencias que han tratado de recuperar una ética, al menos desde el trabajo que yo estoy haciendo en Veracruz, he tratado de acercarlo en un pueblo que se llama: Totonaco, creo que es un pueblo que nos ha estado aportando muchas pistas de cómo deberíamos enfrentar nosotros este tipo de dificultades, tanto de la violencia, como en el aspecto más amplio. ¿Cuál es una de la principal problemática? Los jóvenes de ese territorio han sido absorbidos por la violencia, por el narcotráfico, por distintos ámbitos.
Las personas de allá, principalmente, los abuelos de totonaca, dicen, no queremos con nuestros jóvenes se vayan, queremos que nuestros jóvenes sigan recuperando lo que es nuestro, lo que es nuestro territorio, nuestros conocimientos. Ellos mismos fundan su propia escuela y su propia visión de general conocimiento para reproducirlo y para seguir fortaleciendo una ética hacia los jóvenes, que también tratan de combatir la violencia desde su punto de vista y construir una educación por la paz.
- ¿Qué lo anima a estar hoy en Colombia, en la biblioteca Cañón del Combeima?
Creo mucho en las coincidencias, pero en las coincidencias fortuitas. Llegué a Bogotá y me encontré con mis profesores: Julio Cesar Cruz Salas y José Luis Pérez Chacón y me plantearon la idea de venir a Ibagué. Solemos hacer eso. Yo sigo mucho la compañía de los profesores, porque ellos entienden muy bien como que en el caminar se conocen y se encuentran experiencias y se aprende mucho de esto.
Lo que tratamos de hacer es la idea de que la educación tiene que salir del aula ¿y qué es eso? Precisamente lo que estamos haciendo ahora, creo que también es una relación educativa. Esa coincidencia fortuita, pues yo cuando voy a un lado que me invitan, voy con esa noción de una coincidencia fortuita.
Cuando veníamos caminando, encontramos este espacio (La biblioteca), todo lo que se ha construido, me hace, precisamente, corroborar esta idea de la coincidencia fortuita y pensando como se puede establecer el diálogo. Esto para mí es muy valioso.
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