jueves, 11 de septiembre de 2025

Así comienza un proceso revolucionario serio

Foto: Internet

Por Nelson Lombana Silva

Un proceso revolucionario serio comienza por atender la salud y la educación del pueblo. Hacer que llegue la medicina preventiva y la educación de calidad a los rincones más distantes e inhóspitos del país, son determinantes en un verdadero proceso de cambio. La Revolución Cubana, triunfante el primero de enero de 1959, comenzó enviando enormes contingentes de médicos y docentes a las regiones más distantes del país. El impacto fue muy positivo, porque con hechos concretos el pueblo se dio cuenta que comenzaba nueva y distinta era, donde la vida, la educación y la cultura del pueblo humilde eran el centro, lo más importante. 

 

Ante esta dinámica orientada por la Revolución y el liderazgo del comandante Fidel Castro Ruz, se pudo consolidar con mucho sacrificio y constancia un pueblo sano, educado e instruido. Y el pueblo sano e instruido entendió el proceso revolucionario y, sobre todo, el deber de defenderlo y profundizarlo. Por eso, la Revolución Cubana, resiste con dignidad el brutal bloqueo económico, porque sabe que todo lo obtenido es fruto de la Revolución Socialista que se construyó paso a paso con decisión y coraje; es un proceso irreversible, dinámico y humanista.

Colombia en la era del Cambio

Colombia inmersa en el proceso de cambio, liderado por el Pacto Histórico y desde luego, el liderazgo del presidente Gustavo Petro Urrego, han abordado estos dos aspectos con suma claridad meridiana. La masificación de la educación ha sido extraordinaria en todos los niveles. Poco a poco se abre grandes alamedas de posibilidades para el campesino y citadino formarse, instruirse y así poder entender el proceso revolucionario que vive Colombia. Poco a poco ha ido entendiendo la dinámica política y el papel liberador del pueblo debidamente educado, formado. Politizado y organizado. Ha ido entendiendo lo que entendió Carlos Marx en 1848: La lucha de clases. De igual manera, el pueblo observa con asombro e incluso, incredulidad, como contingentes de médicos, especialistas, enfermeras, etc. se están desplazando, llegando a las casas y regiones más distantes del país. Es un hecho asombroso, profundamente humano y terriblemente invisibilizado por los medios masivos de comunicación.

A lomo de mula, caballo o burro, estos profesionales se están desplazando por diversas regiones del país formando parte de una era de cambio y de conciencia social y de clase. Son profesionales, hombres y mujeres, que están llegando a esa Colombia profunda, terriblemente ignorada por los distintos gobiernos de la gran oligarquía. El ministro de salud, Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez, conocedor ampliamente de la experiencia cubana, lidera la cartera de salud, con honradez, dedicación y alto grado de conciencia social. Se le podría catalogar de “cascarrabias”, pero, jamás de deshonesto y “chanchullero”. Es un trabajador incansable, rebelde y consecuente.

Ante este proceso en marcha, la respuesta del pueblo debe ser fundamental y masiva. Sobre todo, entender que todos estos procesos tienen como conductor central la política, la política como ciencia y como arte de gobernar. Eso nos obliga a ser consecuentes. Entender como el poeta Bertolt Brecht que la carestía, el desempleo, la violencia, etc. son productos de decisiones políticas. Por lo tanto, hay que votar en la consulta popular del 26 de octubre por los candidatos del Pacto Histórico, por un precandidato a la presidencia de ese hermoso ramillete que ofrece el Pacto Histórico y los candidatos al Parlamento. Es democracia que se construye, se hace realidad de abajo hacia arriba. Ni un voto por esos malvados que van al parlamento a defender los intereses de las multinacionales. La lucha continúa.  Hay que formarnos política e ideológicamente para rebatir el viejo y desuso discurso de la derecha y de la extrema derecha. Profundizar la batalla de las ideas, como sugería el comandante Fidel Castro Ruz.  

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