Camarada Epolidoro Laverde Hasta la victoria siempre. Foto internet
Por Nelson Lombana Silva
La noticia de la muerte del camarada Epolidoro Laverde en el municipio de Cajamarca (Tolima), antier y sepultado ayer, a las tres de la tarde en el cementerio de esta población, “Cristo Resucitado”, causó pesar en las filas veteranas del Partido Comunista y en sectores progresistas y democráticos con asiento en el departamento de Tolima. La figura egregia del líder campesino y popular dejó honda huella, por su perseverancia en la lucha y la claridad política. Muy temprano se vinculó a las filas del Partido Comunista apoyando los diversos procesos unitarios en los cuales ha participado activamente los comunistas. No actuaba a medias tintas, su liderazgo cristalino y puro, era de frente, sin rodeos. Bien podría decirse que era un cuadro integral y clásico, ordenado, disciplinado y honesto.
Como buen campesino luchaba por la organización y unidad del campesinado tolimense. Murió luchando por un centro de acopio de carácter departamental o quizás, regional. Durante algún tiempo vivió en el caserío de Pastales, Cañón del Combeima, donde cultivaba hortalizas y yerbas medicinales. Dura lucha libró contra el cáncer estomacal, sobre todo, con las pésimas atenciones de las EPS, criminal invento del forajido expresidente, Álvaro Uribe Vélez.
La última vez…
Precisamente, la última vez que tuve la oportunidad de conversar con el camarada Laverde, fue la visita que hizo a la biblioteca Cañón del Combeima en Villa Restrepo, con el fin de hacerme entrega de una copia del macroproyecto del centro de acopio. Era una tarde soleada. Recorrió el trayecto Pastales – Villa Restrepo a pie, aproximadamente tres kilómetros. Llegó sudoroso, sofocado, pero sonriente. Al referirse a su enfermedad, dijo: “Todos estamos expuestos a una enfermedad, no debemos lamentarnos de ello, debemos lamentarnos es de la forma despiadada como los gobiernos vienen manejando este tema a la sombra de la ley 100 de 1993 y las criminales EPS. Esperamos que el nuevo presidente, Gustavo Petro, acabe con este modelo vergonzoso y la salud vuelva a ser un derecho en Colombia”.
Observó con detenimiento la biblioteca, afirmando después: “La biblioteca es lo más importante en una comunidad, pues allí está concentrado el conocimiento en los libros. Tener la biblioteca abierta es ya un apoyo, porque con su actividad silenciosa, pero efectiva, está contribuyendo en la formación de la nueva sociedad que son los niños. La biblioteca es un espacio abierto, amplio y democrático para que los campesinos se reúnan a plantear alternativas a sus agudas problemáticas, un espacio para plantear iniciativas, soñar y contribuir al cambio que todos añoramos. Siempre la biblioteca estará abierta para estas iniciativas de cultura, progreso y desarrollo. Todo este mar de conocimientos que hay en cada libro, no puede seguir durmiendo el sueño de los inocentes, debe llegar a la comunidad, leyendo mucho y practicando lo leído”.
Al preguntarle su opinión sobre las primeras de cambio del presidente Gustavo Perro Urrego, el camarada Epolidoro Laverde, fue claro y contundente, directo y sin ambages: “Siento que el país está cambiando con este presidente. Desde su posesión se ha venido notando el cambio. Mandó al carajo la alfombra, ordenó ya como presidente la presencia de la espada del Libertador; tumbó mucho protocolo y anunció medidas radicales a favor del pueblo. Trabajar de verdad en el tema de la paz, la recuperación de las relaciones diplomáticas con Venezuela e incluso, les dio espacio a dos mujeres comunistas: Patricia Ariza en el ministerio de Cultura y Gloria Inés Ramírez en el ministerio del trabajo”.
Subrayó: “Qué oportunidad de demostrar que los Comunistas no somos ogros. Hay que hacer fuerza para que a estas compañeras les vaya bien en estos ministerios.
Al sustentar la necesidad del centro de acopio, el camarada señaló: “Es para ayudar al campesino y erradicar el intermediario. Este es un parásito que no deja progresar al campesino y de paso encarece los productos que produce la tierra para el consumidor. Siempre la idea de los mercados campesinos es que el producto llegue directamente al consumidor”.
Después de departir un tinto, el eximio líder de verdad, Epolidoro Laverde, se marchó con paso lento, pero firme, después de un fuerte y fraternal abrazo. De vez en cuando, solía llevarle la VOZ, pues vivía a la vera de la carretera. Allí, organizó varias reuniones durante la campaña de Petro presidente y Aída Avella Esquivel al senado. Siempre estaba atento a las orientaciones del Partido.
Así, pues, la huella del camarada que ha dejado de vivir es inmensa, ejemplo para las presentes y futuras generaciones de verdaderos militantes de la causa comunista. Amenazado de muerte estuvo a punto de sucumbir ante el binomio militar-paramilitar, engendro del uribismo. Sin embargo, no dio el brazo a torcer. Fue gran amigo del emblemático comunista tolimense, Raúl Rojas González. Camarada Epolidoro Laverde: ¡Hasta la victoria siempre!
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